La expresidenta de facto de Bolivia Jeanine Áñez se declaró inocente este viernes en el juicio por un golpe de Estado en 2019 contra su predecesor, Evo Morales, a poco de que se emita el fallo. No obstante, el Tribunal Primero de Sentencia de La Paz falló 10 años de prisión para Áñez y otros dos exjefes militares en el juicio por el caso denominado “Golpe de Estado II”.
«Hice lo que tenía hacer, asumí la presidencia por compromiso… Lo volvería a hacer si tuviera la oportunidad», aseguró la exmandataria derechista de 54 años a los jueces del tribunal, que la visitaron en el penal de La Paz donde se encuentra recluida desde marzo de 2021.
«Todos saben que soy inocente», agregó la ex gobernante de facto, que gobernó entre 2019 y 2020, mientras decenas de manifestantes afuera de la cárcel reclamaban su condena.
Sin embargo, las razones de la expresidenta no convencieron al Tribunal Primero de Sentencia de La Paz. Áñez fue condenada este viernes a 10 años de cárcel por incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución cuando se posesionó, de manera controversial, como presidenta en 2019.
Después de una deliberación de más de ocho horas, el Tribunal determinó que la exsenadora cumpla su pena en la prisión de Miraflores, donde lleva más de un año en detención preventiva.
Áñez fue juzgada junto a exjefes militares desde febrero. Dos de ellos también han sido condenados a la misma pena que la derechista, cuya imputación pasó por haber asumido la presidencia de forma inconstitucional en noviembre de 2019 tras derrocamiento de Morales en medio de protestas multitudinarias por un supuesto fraude electoral denunciado por la Organización de Estados Americanos (OEA). Ella, en cambio, se define como «presa política».
Tras varias interrupciones, el juicio se retomó el lunes y este viernes llegó a su fin con la sentencia condenatoria.
Antes, la Fiscalía había pedido que Áñez fuera condenada a 15 años de cárcel. Uno de sus abogados, Luis Guillén, denunció esta semana que «están tratando de forzar» un fallo de culpabilidad. Áñez, su defensa y la oposición denuncian presiones del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) para una condena rápida.
«Es poco considerado someterme a cansadoras horas, porque mi salud no lo permite», dijo Áñez el jueves.
La expresidenta se descompensó durante algunas audiencias, estuvo dos semanas en huelga de hambre al comienzo de su juicio y se hizo cortes en un brazo en agosto de 2021.
Este viernes, un grupo de 23 expresidentes de países iberoamericanos pidió a la ONU y la Unión Europea «repudiar la intención de sentenciarla de forma arbitraria».
Otro proceso
Otra causa contra la expresidenta, por sedición, terrorismo y conspiración, se encuentra en etapa de investigación, por lo que aún no hay cargos formales.
Según Guillén, «se están siguiendo dos procesos por un mismo hecho», algo que viola un principio general del derecho.
Además, destacó que «no puede ser un tribunal ordinario quien decida qué es constitucional», pero un recurso presentado ante el Tribunal Constitucional Plurinacional por ese motivo no tuvo éxito.
El abogado enfatizó que no corresponde juzgar a un exgobernante por la vía ordinaria, sino que debería realizarse un juicio de responsabilidades en el Congreso.
Los denunciantes -el Gobierno izquierdista, la Fiscalía y el Congreso- argumentan que se están juzgando acciones de Áñez previas a su gobierno, por lo que corresponde un juicio ordinario.
La exmandataria fue asimismo señalada por «genocidio» –que conlleva penas de cárcel de entre 10 y 20 años– a raíz de la denuncia de familiares de víctimas de la represión de noviembre de 2019.
Un grupo de expertos contratado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en acuerdo con Bolivia contabilizó 22 fallecidos en esos incidentes, que calificó de «masacres», y constató «graves violaciones de los derechos humanos».
Pero a diferencia de las otras acusaciones, este caso será tratado por el Congreso, que decidirá si se realiza o no un juicio de responsabilidades contra ella.
El informe de la CIDH también cuestiona la independencia del sistema judicial boliviano.
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