Las Fuerzas de Defensa de Israel han llevado a cabo un «ataque selectivo» este viernes en Beirut, capital del Líbano.
De acuerdo con los informes, el ataque se produjo contra el área de Al Jamous, al sur de la ciudad, durante la hora punta, causando «muchas pérdidas humanas».
El Ejército israelí ha realizado «un ataque selectivo» en Beirut, la capital libanesa, en su misión por atacar a la cúpula de Hizbulá y destruir sus capacidades militares, en el que asegura que ha matado a su máximo comandante, Ibrahim Aqil, así como a otros diez más. Por su parte, el Ministerio de Salud libanés ha confirmado 12 muertos (sin especificar si pertenecen al grupo chií) y 66 heridos en este bombardeo sobre los suburbios del sur de la ciudad.
Durante la noche, Israel asegura haber destruido un centenar de lanzaderas de misiles del grupo chií en el sur del Líbano.
Este jueves, el líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, alertó de que Israel ha traspasado todos los «límites» y «líneas rojas» con la explosión de «miles» de aparatos de comunicación que en los últimos dos días han matado a 37 personas y han herido a casi 3.000 en Líbano. Líbano y Hizbulá atribuyen las explosiones al servicio de espionaje israelí, el Mossad.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa Israelí, Herzi Alevi, ha dado luz verde a un nuevo plan de combate para la frontera norte. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha asegurado que su objetivo «es garantizar el regreso seguro de las comunidades del norte de Israel a sus hogares» y que a medida que pase el tiempo, «Hizbulá pagará un precio cada vez mayor».
Los últimos acontecimientos aumentan el temor a una escalada regional derivada de la guerra de Gaza, que ha costado ya la vida a 41.000 palestinos en la Franja.