Irregularidades financieras: Dos cartas del Papa Francisco podrían sacar del Cónclave al Cardenal Angelo Becciu

La figura del cardenal Angelo Becciu sigue siendo controvertida, especialmente por su intento de participar en el cónclave. Ahora dos cartas póstumas de Francisco en las que dejaba claro que Becciu «no debía formar parte del proceso», podría apartarlo definitivamente de la elección papal

El proceso de elección del nuevo pontífice enfrenta su primer escollo incluso antes de que comience el cónclave: la polémica participación del cardenal Angelo Becciu, el controvertido prelado sardo condenado por malversación de fondos.

Becciu enfrenta una condena de cinco años y medio por malversación de fondos en el controvertido caso del edificio de Londres, aunque actualmente se encuentra a la espera de un proceso de apelación.

A pesar de su situación jurídica, el prelado sardo había sido invitado por el difunto papa a participar en liturgias y ceremonias junto a los demás cardenales, incluida la última celebración pascual donde Francisco pronunció sus palabras públicas finales.

Sin embargo, según revelaciones del diario italiano Domani, el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, habría presentado a Becciu dos cartas firmadas por Francisco –una de 2023 y otra de marzo de 2025– en las que el pontífice dejaba clara su voluntad de «excluirlo» del cónclave. Esta disposición, inicialmente comunicada solo de forma verbal, habría sido confirmada en los últimos días por el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, según el medio italiano.

El conflicto presuntamente estalló cuando el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, de 91 años, informó inicialmente a Becciu que podía participar en la elección al no existir una prohibición por escrito. Horas después, Farrell habría rectificado, transmitiendo el deseo expreso de Francisco. Ante esto, Becciu se habría negado a dar un paso al costado, argumentando su derecho a entrar en la Capilla Sixtina al tener menos de 80 años –límite de edad para ser elector–.

La situación ha generado divisiones entre los purpurados. Mientras algunos insisten en respetar la voluntad del difunto papa, otros cuestionan la validez de documentos presentados post mortem sin un protocolo claro. La Santa Sede, por su parte, incluyó a Becciu en la lista de cardenales no electores, contradiciendo su elegibilidad técnica.

El caso reaviva las tensiones en torno al legado de Francisco, quien en 2020 destituyó a Becciu como sostituto de la Secretaría de Estado y lo privó de los derechos cardenalicios –medida sin precedentes que el historiador Alberto Melloni calificó de «cruzificación preventiva»–. Ahora, con el cónclave a la vista, la sombra de este escándalo financiero y sus ramificaciones políticas podrían influir en las deliberaciones.

A Roma ya han llegado 140 de los 252 cardenales convocados. En las congregaciones generales, celebradas desde la muerte del pontífice, se perfila una batalla entre quienes buscan continuar las reformas y quienes piden un retorno a la ortodoxia.

Giovanni Angelo Becciu: ascenso y caída de un cardenal en el Vaticano

Giovanni Angelo Becciu, nacido el 2 de junio de 1948 en Pattada, Italia, es un cardenal católico cuya trayectoria eclesiástica estuvo marcada por un rápido ascenso y una dramática caída.

Ordenado sacerdote el 27 de agosto de 1972 por el obispo Francesco Cogoni, Becciu desarrolló una carrera diplomática en varias nunciaturas apostólicas, incluyendo destinos en la República Centroafricana, Nueva Zelanda, Reino Unido, Francia y Estados Unidos.

Su carrera dio un salto significativo cuando el papa Juan Pablo II lo nombró nuncio apostólico en Angola y arzobispo titular de Roselle en 2001. Más tarde, bajo el pontificado de Benedicto XVI, fue transferido a la nunciatura de Cuba en 2009. En 2011, asumió un cargo clave como secretario para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, posición desde la cual se convirtió en una figura influyente en el Vaticano.

El papa Francisco lo nombró cardenal en 2018, otorgándole el título de cardenal diácono de San Lino. Sin embargo, su estrella comenzó a apagarse en septiembre de 2020, cuando Francisco lo obligó a renunciar como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y lo despojó de sus derechos cardenalicios. Esta decisión se tomó tras revelarse acusaciones de corrupción relacionadas con una operación inmobiliaria en Londres, en la que se habrían malversado 232 millones de dólares de fondos vaticanos, incluyendo dinero del Óbolo de San Pedro. Becciu siempre negó las acusaciones, afirmando ser «víctima de una conspiración».

En julio de 2021, un juez del Vaticano ordenó que Becciu y otras nueve personas fueran juzgadas por malversación de fondos, abuso de poder, blanqueo de dinero y fraude. El juicio, que comenzó el 27 de julio de 2021, marcó un hito histórico, ya que Becciu se convirtió en el primer cardenal en ser llevado ante un tribunal penal del Vaticano.

Durante el proceso, el papa Francisco presentó pruebas escritas desmintiendo haber autorizado algunas de las operaciones financieras en cuestión.

El 16 de diciembre de 2023, Becciu fue condenado a cinco años y seis meses de prisión, además de recibir la prohibición de ejercer cargos públicos. A pesar de la sentencia, anunció que apelaría el veredicto.