La aurora boreal puede ser de nuevo visible este fin de semana en lugares inusuales en América y Europa en los que no es habitual que este fenómeno se produzca tan al sur, después de que anoche sorprendiera a quienes la observaron en países como México y España, donde no suele aparecer.
El Centro de Predicción del Clima Espacial de Estados Unidos pronostica que se pueda ver con intensidad en las noches del sábado, especialmente, y el domingo en zonas de países como Canadá, Estados Unidos y Rusia.
La predicción de este centro de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos es que el fenómeno alcance su máxima intensidad, de nueve sobre nueve, en algunas horas de la noche del sábado en esas zonas.
Las condiciones geomagnéticas en la atmósfera del hemisferio norte son las más extremas que se registran desde octubre de 2003, dando lugar a que la aurora se vea en lugares donde es muy poco frecuente.
Esta agencia científica emitió una alerta en la escala G5, la máxima en su baremo, tras varios días de intensa actividad solar que se acrecentaron el viernes, pues una tormenta geomagnética de ese nivel puede causar problemas en la red eléctrica, incluso apagones, la navegación, la radio y las operaciones por satélite.
Desde las islas Canarias en España, frente a la costa africana, y el monumento megalítico de Stonehenge en Reino Unido a Sonora en México y Los Ángeles y Chicago en Estados Unidos, numerosos usuarios de redes sociales compartieron anoche imágenes de cielos iluminados con tonos rosáceos y verdosos.
La Agencia Estatal de Meteorología en España confirmó que “se están observando auroras polares a latitudes muy bajas del hemisferio norte”, lo que puede repetirse en los cielos del país este fin de semana a causa de esta fuerte tormenta geomagnética en la Tierra.
Según la Organización Meteorológica Mundial, consiste en un fenómeno luminoso en capas superiores de la atmósfera con formas como arcos, bandas o cortinas, a una altitud de entre 90 y 150 kilómetros, por la interacción entre el viento solar y el campo magnético de la Tierra. EFE