Una adolescente de 14 años, víctima de violación, fue sometida a un proceso de interrupción de embarazo en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, al oriente de Bolivia.
El caso llamó la atención porque la adolescente tenía un avanzado período de gestación, de 26 semanas, y porque, además, la bebé sobrevivió.
Según reseña el diario local El Deber, los parientes de la adolescente solicitaron la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), luego de presentar la denuncia ante la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (FELCV), la división especializada de la Policía Boliviana encargada de la prevención, auxilio e investigación, identificación y aprehensión de los presuntos responsables de hechos de violencia hacia las mujeres.
De acuerdo al director médico de la maternidad del hospital de la mujer Percy Boland, Federico Urquizo, donde se realizó la operación, hubo mucha confusión para realizar el procedimiento, debido al avance del embarazo.
Varios ginecólogos presentaron cartas de «objeción de conciencia» para evitar realizar la interrupción del embarazo.
«Tuvimos que seguir leyendo las leyes, se nos dijo que no puede haber objeción de conciencia del director del establecimiento de salud», dijo Urquizo, por lo que con esa normativa, decidió firmar para autorizar el procedimiento.
Previo a la interrupción del embarazo los galenos realizaron varias juntas para analizar el caso. Según Urquizo, en uno de los encuentros, uno de los pediatras advirtió que «pese a que se realice la interrupción del embarazo, el bebé va a nacer vivo, va a vivir. Ya es un embarazo avanzado».
Para provocar el aborto, a la adolescente le suministraron tabletas por vía oral y vaginal. Sin embargo, al hacer la interrupción del embarazo, la bebé sobrevivió.
Ahora, la pequeña tiene una semana de vida, pesa 1 kilo y 100 gramos y está en terapia intensiva, en una incubadora, con oxígeno artificial, donde está siendo monitoreada.