La activista mexicana y fundadora del Colectivo de Desaparecidos de San Fernando fue asesinada por un grupo de hombres armados. La embajadora de Estados Unidos Roberta Jacobson pidió justicia
La activista mexicana Miriam Rodríguez, símbolo de la búsqueda de personas desaparecidas desde el secuestro y muerte de su hija en 2012, fue asesinada el miércoles por la noche en el violento estado de Tamaulipas, lo que ha causado una profunda indignación en todo el país.
«Me van a matar un día. De eso no tengo dudas», había asegurado, como una premonición, semanas antes de su muerte. Según El Universal de México, Miriam, de 50 años, era muy valiente y tenía un carácter fuerte. Decía que no tenía miedo y siempre andaba armada, aunque eso no bastó para evitar su asesinato.
El crimen ocurrió a unos 150 km de la frontera con Estados Unidos, cuando un grupo de hombres armados la atacó a tiros, informó en un comunicado la Comunidad Ciudadana de Búsqueda de Desaparecidos de Tamaulipas, a la cual pertenecía.
La activista recibió varios disparos y murió en el trayecto al hospital de la localidad, precisó la organización.
El homicidio fue confirmado por el procurador estatal de Tamaulipas, Irving Barrios, quien agregó, en una rueda de prensa, que aún se investigan las circunstancias y los autores del crimen.
«El asesinato de una activista que lideraba la búsqueda de su hija y de miles más en Tamaulipas expone el peligro al que se enfrentan a diario quienes buscan a las más de 30.000 personas desaparecidas en el país», denunció, por su lado, Amnistía Internacional (AI) en un comunicado.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Secretaría de Gobernación también condenaron el asesinato.
La autónoma Comisión Nacional de Derechos Humanos de México (CNDH) expresó, por su parte, su «indignación» por el homicidio y denunció que las autoridades incumplen su deber de proveer seguridad pública para prevenir «las posibles violaciones a los derechos fundamentales de quienes se desempeñan como defensoras y defensores» y que están en situación de riesgo.
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También la embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, lamentó la muerte de Rodríguez en dos mensajes en su cuenta de la red social Twitter. «Nada más triste que los asesinatos contra los defensores de derechos humanos. Son ellos quienes dan voz a los más vulnerables», escribió la funcionaria en uno de los mensajes.
Tras dos años de una búsqueda ardua y solitaria, Rodríguez encontró a su hija en una fosa clandestina de San Fernando y meses después indicó a las autoridades quiénes eran los culpables del asesinato, destacó la Comunidad Ciudadana en Búsqueda de Desaparecidos. Más tarde, fundó el Colectivo de Desaparecidos de San Fernando y hoy, gracias a ella, decenas de personas encontraron a sus familiares.
El fiscal Barrios precisó que Rodríguez había solicitado protección de la CNDH pero no de la procuraduría estatal. Detalló que la activista contaba con vigilancia de tres rondas diarias.
Tamaulipas, estado fronterizo con Estados Unidos, concentra el mayor número de casos de personas desparecidas en México, con 5.563 reportes hasta octubre de 2016, según cifras de la CNDH.
El estado es además escenario de sangrientas pugnas entre dos bandas de narcotraficantes, los Zetas y sus ex aliados del Cártel del Golfo.
Infobae
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