Micrófono en mano, con sombrero y chaqueta multicolor, un líder indígena llama a los manifestantes, frente a la Fiscalía de Guatemala, a «resistir» hasta el final frente al «golpe de Estado». A pocos metros, con su moderno celular, una joven transmite en vivo por TikTok.
Indígenas y jóvenes son los pilares de Bernardo Arévalo, quien asumirá la presidencia de Guatemala el domingo, tras meses de una ofensiva judicial en su contra que denunció como una intentona «golpista».
Los jóvenes fueron clave en el triunfo electoral de Arévalo en agosto por su campaña en redes sociales. Además, según el centro de análisis Diálogo, en su pase al balotaje el «28% del voto que recibió provino de mesas donde la edad promedio está entre 18 y 29 años».
Por su parte, los indígenas han mantenido firme, desde entonces, su protesta contra esa arremetida de la Fiscalía.
Arévalo, que promete combatir la corrupción para lograr desarrollo social, hace soñar con un cambio en este país en el que los indígenas sufren una exclusión histórica y del que miles de jóvenes emigran a Estados Unidos para huir de la pobreza y la violencia.
100 días de «resistencia» indígena
Hace 100 días, manifestantes indígenas se apostaron a las afueras del ministerio público para exigir la renuncia de la fiscal general, Consuelo Porras, y de otros funcionarios a quienes acusan, como Estados Unidos y el propio Arévalo, de intentar anular el resultado de los comicios.
«Malditos golpistas», se puede leer en una de las decenas de pancartas en la concentración. Poco antes de tomar el micrófono para animar la protesta, Misrahí Xoquic dice a la AFP que están allí «en defensa de la democracia».
«Nosotros lo que buscamos era frenar ese golpe de Estado que estaban planificando. Seguramente, de no haber sido por el levantamiento masivo de la población, de los pueblos originarios, se hubiera consumado», dijo el dirigente indígena de 44 años.
Xoquic cree que Arévalo debe ser «consciente de todo el sacrificio que hizo la población, sobre todo los pueblos originarios», para evitar el «golpe».
Los manifestantes llegan al lugar por turnos desde varias provincias. Se resguardan del sol y la lluvia bajo toldos, muchos duermen en colchonetas y usan una cisterna de plástico para guardar agua.
En la «cocina comunitaria» que instalaron, donde se apilan bolsas con víveres, Rosario Jolón, de 50 años, afirma que la Fiscalía comete «abuso de poder» con un «interés profundo» de «impunidad y corrupción».
«El pueblo ha votado por un partido y eso se debe de respetar», dice Jolón, vestida con un colorido traje de su región indígena de Santiago Sacatepéquez.
La movilización, explica Xoquic, se levantará el lunes tras el juramento de Arévalo para entrar en una «fase 2»: fiscalizar al gobierno y vigilar las acciones de la Fiscalía.
Pese al apoyo que expresa Arévalo a los pueblos autóctonos, varias organizaciones le criticaron que solo nombró a una indígena en su gabinete.
Los jóvenes y el «boom de Tiktok»
A las protestas convocadas por grupos indígenas, que incluyeron 21 días de bloqueos de carreteras, se sumaron los jóvenes, quienes llaman a Arévalo, de 65 años, el «tío Bernie».
«La gente está consciente de que si no se defiende el voto va a ser un retroceso para Guatemala de unos 20 o 40 años. No podemos saber cuándo podríamos salir de una dictadura», dice a la AFP Isa Paiz, antes de iniciar la transmisión en TikTok.
Paiz, comunicadora social de 32 años, es una asidua tiktoker con 36.000 seguidores. «Los jóvenes se han dedicado a informar, a hacer crítica, a hacer esa presión mediática para poder apoyar la democracia», agrega.
Muy activo en la red social X (antes Twitter), el estudiante universitario Sergio Morataya, de 27 años, afirma que a la juventud se debe «no solo la victoria de Arévalo como presidente», sino también el aumento del apoyo electoral, pues animaron a participar a sus familias y círculo cercano.
«Y sobre todo (ayudaron a) visibilizar lo que pasa acá en la resistencia», declara.
Con la música de marimba de fondo reproducida desde un altoparlante, Morataya dice que la situación política generó en Guatemala «un boom de TikTok».
«La juventud tomó la valentía de agarrar un teléfono, crearse una cuenta e informar de lo que sucede en nuestro país», manifiesta.
Andrés Figueredo, de 35 años, organiza debates en X. «Es a los jóvenes y a los pueblos indígenas a quien más se le debe agradecer» que Arévalo logre llegar al domingo, resume.