Impactante relato: Salieron en busca de un mejor futuro y terminaron esclavizados en Trinidad y Tobago

La época de la esclavitud sigue vigente para muchos trinitarios que se aprovechan de la necesidad de los venezolanos para explotarlos laboral, e incluso, sexualmente a cambio de un plato de comida

por Impacto Venezuela

Gerardo salió en agosto del 2021 de Venezuela junto a su esposa y sus tres hijos hacia Trinidad y Trabajo, con la convicción de encontrar un trabajo estable que le permitiera tener una mejor calidad de vida y brindarles un mejor futuro a su núcleo familiar.

Desde Güiria tomaron una lancha, que si todo salía bien, y no los agarraba la guardia costera, llegarían a la isla para emprender su nueva vida. Pero esto último no sucedió exactamente así. La embarcación fue interceptada por autoridades trinitenses.

De allí, enviaron a Gerardo junto a su esposa Marlene, su hija Natalia (1 año), Daniela (9 años) y Leo (12 años) a un refugio. Extrañamente, perdieron sus pertenencias y quedaron incomunicados. A los tres días, cuenta este padre de familia que llegaron unos trinitarios a ofrecerles empleo.

“Nosotros, en vista de que no teníamos comunicación y estábamos necesitados, aceptamos el trabajo. De allí nos llevaron a una finca. Nos ofrecieron trabajar la tierra de 6 de la mañana a 4 de la tarde de lunes a domingo”, relató el migrante a Impacto Venezuela.

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Ansían un futuro mejor, pero se encuentran con un depredador. Foto: cortesía

Primer y único pago

Tanto Gerardo como su esposa y su hijo de 12 años debían trabajar la tierra. Lo hicieron incansablemente por 15 días y recibieron 1.400 dólares trinitenses. Lo que no sabía esta familia es que sería el primer y único pago que el patrón de esa finca les iba a dar.

Los malos tratos, la explotación laboral, las malas condiciones para vivir y la negación para dejar ese trabajo volvieron la vida de esta familia venezolana un total infierno.

Granos enlatados, unas sábanas y una choza para «protegerse» de la plaga y la lluvia, era todo lo que tenían para estar en el campo. Sin cocina, sin baño, sin suficiente agua potable, y sin comunicación con el mundo exterior. Así pasaron un año de sus vidas.

“Nos daban solo dos comidas diarias, no teníamos nevera y nos dejaban la comida contada, nos tenía que durar tantos días. No nos dejaban salir, nos decían que si salíamos de la finca podíamos ir presos”, relató.

La esposa de Gerardo vivió los meses más angustiantes de su existencia al ver como la calidad de vida de sus hijos se había deteriorado mucho más de lo que estaba en Venezuela.

La niña de 1 año sufrió una fuerte bacteria en el estómago, ya que por el hambre se comían los tomates y pepinos de la finca.

“MI BEBÉ AGARRÓ UNA BACTERIA LLAMADA AMEBIASIS POR EL MAL LAVADO DE LOS VEGETALES. ESTABA HACIENDO SUS NECESIDADES CON SANGRE Y FUE CUANDO DESESPERADAMENTE LE PEDIMOS AYUDA A UN SEÑOR QUE TRABAJABA EN ESE CAMPO”.

Marlene

La luz al final del túnel

Con lágrimas en los ojos le comentó al trabajador trinitario, que afortunadamente resultó ser de buen corazón y los ayudó a salir del infierno en el que duraron exactamente 11 meses.

“Él se molestó porque no nos pagaban y no nos daban comida, fue cuando decidió sacarnos de allí en el momento que el patrón no estaba en la finca y nos dejó en Arima. Exactamente, el 3 de julio del 2022”, puntualizó Gerardo.

El trinitario que resultó ser una luz al final del túnel para estos venezolanos los ayudó a cambiar su vida. A pesar de ello, esta familia vive con miedo, ante incesantes amenazas del hombre que dirigía la finca, el cual posteriormente logró localizarlos.

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Venezolanos emprenden un arriesgado viaje hacia Trinidad y Tobago con la ilusión de tener una vida mejor. Foto: cortesía

Un venezolano les tendió la mano cuando el trinitario los dejó en Arima, porque era una zona completamente desconocida para ellos. Allí no tenían allegados.

Tanto la familia de Gerardo, como otras cinco familias venezolanas que lograron escapar de esas fincas, viven con terror en otras entidades de la isla, con miedo a ser encontrados por sus captores.

Ante esta situación, la asesora jurídica de derechos humanos con DR Corp para Trinidad y Tobago, Karla Henríquez, destacó para Impacto Venezuela, que la explotación de los venezolanos en Trinidad y Tobago, lejos de haberse apaciguado, está más viva que nunca.

Incluso, confirmó que cinco familias la han contactado desesperados para solicitar ayuda por haber sido víctimas de la esclavitud en Trinidad y Tobago. Claman ayuda al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) para atender sus casos, pero no han recibido respuestas muy alentadoras al respecto.

Trinidad y Tobago es uno de los desesperados destinos que venezolanos oriundos del oriente del país escogen como destino, para tratar de subsanar sus necesidades.

Henríquez reveló que el futuro de aquellos que caen en mano de las autoridades trinitarias cuando llegan irregularmente desde Venezuela es muy negro.

De hecho, afirmó que la mayoría de esas mujeres son manejadas por red de trata de personas y son esclavizadas sexualmente.

Asimismo, la activista de derechos humanos detalló que la mayoría que son prostituidas tienen entre 14 y 17 años.

La falta de recursos los llevó a esta isla, la cual los obliga a trabajar duro, pero no les garantiza seguridad social, ni jurídica.

La violación al derecho internacional es uno de los principales delitos que comete el gobierno de Trinidad y Tobago en contra de los migrantes.

Incumplen los tratados

Trinidad y Tobago, está suscrito y adherido a los tratados para refugiados y para los derechos humanos de 1951 y 1954.

Desempleo, desespero, incertidumbre y hambre son algunas de las características de los venezolanos que llegan a la isla, la mayoría de forma ilegal, por vía marítima.

En 2019, el comisionado de la policía de ese país caribeño, Gary Griffith, alertó que el número de ciudadanos venezolanos reclutados por bandas criminales de Trinidad y Tobago para participar en actividades delictivas es creciente.

Aseguró que esto iba a afectar el servicio que presta esta autoridad en Trinidad y Tobago, en el marco por mantener “la ley y el orden en ese país”.

Tres años después, lejos de disminuirse, los maltratos y vejaciones contra los venezolanos van es ascenso. Muchos de ellos quedan incomunicados, para impedirles que denuncien ante el mundo de lo que son víctimas en la isla.

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