El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, han confirmado el bloqueo de las negociaciones de la investidura en una cuarta reunión —la segunda sin cámaras— que ha terminado este martes por la tarde en La Moncloa sin avances. Según la información aportada por los socialistas, la cita ha durado solo una hora y ambos líderes se han reafirmado en sus posiciones, pero con mayor dureza.
Tanto que Iglesias ha avisado a Sánchez de que no descarta votar en contra en su investidura, han informado fuentes del PSOE. El presidente le ha advertido a su vez de que irá al debate en julio con o sin apoyo de Unidas Podemos. El partido de Iglesias matiza que el debate no está en qué votarán en la investidura, algo que decidirán los inscritos en una consulta, sino en la indecisión de Sánchez entre apostar por una alianza de izquierdas, como reclama Iglesias, o mirar a la derecha para buscar la abstención de Ciudadanos o PP.
Un voto negativo de Podemos conduciría a una investidura fallida, salvo que se abstuvieran los partidos de Pablo Casado y Albert Rivera, porque los 42 votos de Unidas Podemos son fundamentales. Fuentes de Podemos constatan el bloqueo y señalan que «el PSOE no ha decidido si quiere un acuerdo con la izquierda o con la derecha para sacar adelante la investidura».
En julio, posiblemente la segunda o tercera semana, empezaría así a correr el reloj y en dos meses alguien tendría que ceder o habría una nueva convocatoria electoral. La tensión es máxima entre ambos líderes y ninguno de los dos parece dispuesto a rebajar sus límites. Sánchez, según fuentes socialistas, ha reiterado su oferta de un Gobierno de colaboración con cargos intermedios que Iglesias ha vuelto a rechazar. Esta vez le ha añadido la posibilidad de crear una comisión de seguimiento del acuerdo. Pero la discusión fundamental está en la entrada o no de ministros de la formación de Iglesias, que el socialista no quiere.
«No vamos a entrar en disputas sobre sillones grandes o sillones pequeños. Si el PSOE mira a la izquierda, estamos disponibles para iniciar, cuanto antes, una negociación seria para lograr un programa social que ponga en el centro los derechos sociales y medioambientales y un Gobierno de coalición estable», han asegurado fuentes de Podemos tras la reunión.
«Hemos transmitido al candidato del PSOE que debe decidirse y que España necesita un Gobierno estable y de izquierdas, y que la ciudadanía merece claridad y certidumbres respecto al proyecto de gobierno que se tiene para el país. Por nuestra parte encontrarán siempre esa claridad», han explicado las mismas fuentes. El modelo sigue siendo el mismo, el que han alcanzado los dos partidos en varias comunidades autónomas. «Queremos acuerdos claros, como los que hemos conseguido con el PSOE y otras fuerzas en varias comunidades autónomas».
La cita, a petición del líder del PSOE, era para tratar de avanzar en la negociación para la investidura, pero todo indica que el bloqueo va a seguir porque las posiciones parecen difíciles de conciliar. Iglesias quería que Sánchez aclarara su postura sobre la reclamación de Podemos de que miembros de su partido entren en el Gobierno. Fuentes de la formación morada consideran que en los últimos días han escuchado «mensajes muy diversos» y «posiciones contradictorias» en el PSOE. Pero todo indica que ambos líderes fueron muy claros en la reunión. Para el presidente lo único que está encima de la mesa es su propuesta de cargos intermedios pero no ministros.
Iglesias también quería trasladar al presidente en funciones la conveniencia de devolver las conversaciones a la mesa de negociación. Se trata, según Unidas Podemos, de evitar la exposición pública en los medios de comunicación de los avances, a lo que la formación se refiere como «partida de ping pong». Fuentes socialistas ven a Iglesias muy enrocado en la idea de que haya ministros de Podemos, pero aún confían en que ambos dirigentes encuentren una solución intermedia para no retrasar más la investidura. En cualquier caso, será en el mes de julio, según le confirmó el presidente a Iglesias, todo un órdago en un momento en que la negociación está lejos de avanzar.
Esta era la cuarta vez que ambos líderes se reunían. La última, también discreta, se celebró en La Moncloa. En aquel encuentro, Sánchez propuso a Iglesias que Unidas Podemos fuera el socio prioritario del Ejecutivo, lo que implicaría que el presidente descansaría en ellos las decisiones y las negociaciones clave y no buscaría la geometría variable con otros grupos de la que se hablaba tras el 28-A. Además le propuso firmar un acuerdo de investidura pactado entre ambas formaciones que marcaría toda la agenda política.
Preparación previa
En Podemos llevan más de un mes analizando todas las competencias del Ejecutivo, pensando nuevos ministerios posibles, viendo antecedentes —señalan que el más innovador fue José Luis Rodríguez Zapatero, que inventó ministerios y llegó a tener tres vicepresidencias—, pero ese trabajo no ha podido aún ser discutido con el PSOE. Los documentos están en proceso de elaboración. Hay una gran parte del trabajo adelantado porque la mayoría de las propuestas que la formación de Iglesias quiere llevar a la mesa de negociación está en el acuerdo de Presupuestos que ambos líderes pactaron en septiembre. Pero solo se discutirán cuando la estructura de Gobierno esté definida.
El equipo negociador de Unidas Podemos no pondrá en marcha la maquinaria para que el acuerdo se quede “en papel mojado”. La expresión que usa Iglesias para referirse al fallido acuerdo de los Presupuestos.
Iglesias no ha planteado en las reuniones la exigencia de una vicepresidencia social, aunque ese es el esquema que se trabaja en Podemos. En público solo repite un mantra: “Primero hay que negociar el programa, después los equipos que lleven a cabo ese programa para que España tenga un Gobierno a la altura de la cuarta economía de la zona euro”. La realidad es que la negociación no ha llegado a las cuestiones de contenido porque está frenada en el punto más delicado, la entrada de Podemos en el Ejecutivo. Ambos sectores asumen que ponerse de acuerdo en lo programático sería más fácil después de pactar el diseño del Gobierno.
Este lunes Pedro Sánchez ya se reunió con Pablo Casado. Sánchez había convocado a los líderes del PP y de Ciudadanos a La Moncloa para tratar de arrancarles un voto que facilite su investidura, pero solo el presidente de los populares accedió a la cita. Casado lo hizo, dijo, “por lealtad institucional” y para reiterarle a Sánchez la negativa del PP a abstenerse. Albert Rivera rechazó la invitación argumentando que ya le había comunicado «dos veces» al líder socialista que no le apoyará.
El País