Decenas de miles de empleados de General Motors (GM) iniciaron este lunes su primera huelga en Estados Unidos en 12 años por un nuevo contrato colectivo, medida que impactó en Wall Street con una caída de las acciones del fabricante de automóviles.
Más de 46.000 trabajadores de 31 fábricas optaron por la protesta luego de que se estancaron las negociaciones entre GM y el poderoso sindicato UAW y el sábado expiró el convenio laboral vigente en los últimos cuatro años.
Wall Street reaccionó con una caída de 4,3% de las acciones de la compañía. Según la cadena CNBC, la huelga podría costar al fabricante de autos unos 90 millones de dólares por día. Su duración todavía es incierta.
«La huelga puede ser un poco larga», dijo a la AFP Brian Rothenberg, portavoz de UAW. En las negociaciones apenas se acordó el 2% del nuevo convenio.
La producción de GM, empresa salvada de la bancarrota con miles de millones de dólares del gobierno de Barack Obama tras la crisis de 2008, estaba totalmente detenida este lunes, aseguró Rothenberg.
«Es nuestro último recurso», señaló Terry Dites, el principal negociador del sindicato. «Nos levantamos en defensa de derechos fundamentales para los trabajadores del país», dijo el domingo a la prensa.
El sindicato dice que las diferencias son sobre salarios, beneficios médicos, seguridad laboral y estatuto de los trabajadores temporarios.
Durante una conversación con periodistas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que se oponía a los planes de GM de cerrar fábricas en Estados Unidos e invertir fuera del país.
«Me entristece ver esta huelga. Esperemos que sea rápida», dijo Trump.
Aspirantes a la candidatura presidencial demócrata en las elecciones del año que viene recurrieron a Twitter para apoyar la huelga.
«Un trabajo es mucho más que el cheque del salario. Es dignidad y respeto», dijo Joe Biden.
Su adversario Bernie Sanders exigió a GM «terminar con la codicia».
La mayor huelga en GM, según el diario The Wall Street Journal, fue en 2007 cuando 73.000 trabajadores de más de 89 instalaciones paralizaron tareas durante dos días.
En una nota, GM se declaró «decepcionada» por la huelga y dijo haber hecho una «fuerte oferta» para el nuevo convenio.
«Hemos negociado de buena fe y con sentido de urgencia. Nuestra meta sigue siendo construir un futuro sólido para nuestros empleados y nuestros negocios», agregó.
– Buenas ventas e inciertas perspectivas-
Trabajadores de Ford y Fiat Chrysler aceptaron extender sus contratos pero la dirección de GM fue informada el sábado que el sindicato no lo haría lo mismo.
El domingo funcionarios de mantenimiento dejaron las plantas en Michigan y Ohio en un conflicto paralelo que tienen con el contratista Aramark.
GM ha tenido sólidas ventas en los últimos años y en 2018 obtuvo ganancias de 11.800 millones de dólares. Los gremios consideran que es tiempo de compartir esa riqueza con los trabajadores que cargaron sobre sus hombros los ajustes aplicados en tiempos de dificultades.
Pero el panorama para GM es actualmente menos claro con la perspectiva de una recesión derivada de la guerra en el comercio mundial.
En noviembre, GM anunció el cierre de cinco plantas en América del Norte, incluyendo instalaciones en Michigan y Ohio que no tenían asignados planes de producción.
Proteger empleos y salvar esas fábricas han sido temas clave en las negociaciones.
En respuesta a la huelga, GM reveló que su oferta incluye una inversión de 7.000 millones de dólares para salvar o proteger 5.400 empleos y resolver el problema de las plantas de Ohio y Michigan.
La empresa también prometió que todos los camiones eléctricos nuevos serían construidos en Estados Unidos.
Como agregado a las fricciones, surgió una investigación de corrupción en la conducción sindical fruto de una requisa del FBI en la casa del presidente del sindicato, Gary Jones.
Uno de los integrantes de la directiva del sindicato fue arrestado el jueves bajo cargos de conspiración para dilapidar fondos del gremio en beneficio personal.