Usaba sus conocimientos para envolver a las inocentes mujeres y atacarlas sexualmente
Hoy hablaremos de un criminal sexual oriundo de Bolivia, que durante 1937 y 1939, mataba a mujeres que tenían en común un gran parecido con su ex novia.
Ramiro Artieda nació el 4 de septiembre de 1889, y su locura llegó a extenderse tanto que mató a su hermano solo para obtener una herencia.
Pero, sus actos y crímenes tenían un fin justificado por el desamor que lo llevaron a cometer brutales asesinatos, que lo hacen resaltar en las listas de delincuentes desalmados del mundo.
Antecedentes para el delito
La novia de Ramiro le puso un ultimátum que le daría rienda suelta a la maldad de aquel hombre enamorado, pues le dijo que si deseaba casarse con ella debía proporcionarle una vida sin apuros económicos.
La mujer no dudo en fijar sus deseos para acceder a subir al altar, y Ramiro solo pensaba en complacerla.
Es por ello que, el joven amante planeó acabar con la vida de su hermano para heredar la herencia familiar y así cumplir los deseos de su prometida. Tal como tenía pensado, asesinó a su hermano.
La policía sospechó de Ramiro desde el primer momento pero por falta de pruebas que pudieran incriminarlo lo tuvieron que dejar en libertad. Irónicamente, su novia tampoco creyó en su inocencia, así que lo abandonó desatando una maldad increíble.
Mataba a mujeres por despecho
Ahora con dinero pero sin novia, el abatido hombre decidió emprender un viaje rumbo a Estados Unidos para convertirse en actor, hecho que logro y al cabo de unos años volvió a Bolivia para explotar sus dotes actorales matando sin escrúpulos.
Asimismo, usaba sus conocimientos para envolver a las inocentes mujeres y atacarlas sexualmente, valiéndose de diversos personajes como profesor, sacerdote, productor de cine y vendedor.
En sus redes llegaron a caer ocho féminas, todas muy parecidas a la mujer que le rompió el corazón, con su misma edad y contextura.
Descubriendo al asesino serial
La policía investigaba pero no conseguían averiguar nada, aunque el 9 de mayo de 1939, el caso dio un giro de 180 grados.
La novena víctima del asesino, pudo escapar y denunciarlo, así Ramiro fue detenido y confesó todos los asesinatos cometidos sobre las muchachas, incluso el de su hermano.
Finalmente, luego del juicio lo sentenciaron a la pena de muerte y posteriormente fue fusilado en la cárcel de Cochabamba el 3 de julio de 1939.