El gobierno de Nicaragua dio por canceladas, de manera oficial, las negociaciones con la oposición para superar la crisis sociopolítica, que ha causado cientos de muertos. La información la dio este jueves el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag.
El nuncio, quien participó como testigo en las negociaciones, confirmó a la prensa que el 30 de julio el canciller nicaragüense Denis Moncada comunicó al Vaticano la cancelación de estas.
Según Sommertag, Moncada culpó a su contraparte, la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, del fracaso de las negociaciones, pues se ausentó de la mesa en mayo pasado. El hecho ocurrió por la muerte de un preso político que el gobierno había prometido liberar.
La Alianza Cívica afirma que el gobierno del presidente Daniel Ortega no le ha comunicado su decisión de abandonar las negociaciones.
La negativa de Ortega a negociar se da a pesar de que el 28 de junio la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos instó a las partes a reanudar una «negociación efectiva y de buena fe».
La oposición hizo el miércoles un último esfuerzo por convencer al gobierno de volver a las negociaciones, tal como lo mandó la OEA, pero sin éxito.
El 19 de julio, Ortega advirtió ante sus simpatizantes que no quería negociar con la oposición y dio a entender que solamente estaba dispuesto a discutir la crisis con sus aliados internos.
Según la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco, desde que la OEA optó por llamar a negociaciones, el gobierno de Nicaragua emprendió una nueva fase de la represión en la que han muerto cerca de 20 opositores y al menos han detenido a 9 diarios en la penúltima semana de julio.
En marzo la Alianza y el gobierno firmaron acuerdos en los que la parte gubernamental se comprometió a liberar definitivamente a todos los presos políticos y a respetar la Constitución en lo referente a las libertades de expresión y de prensa, pero, según la oposición, no cumplió con dichos compromisos.
De acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, alrededor de 326 personas han muerto por la crisis. Organismos del país hablan de 594. Sin embargo, el gobierno reconoce 200.
La oposición reporta al menos 120 presos políticos, más de un centenar de desaparecidos, 2.000 heridos y 70.000 personas en el exilio a causa de la crisis.