El canciller colombiano Álvaro Leyva dirigió la comitiva hacia La Habana con el objetivo de retomar el contacto con la guerrilla del ELN, que quedó interrumpido en 2019 bajo el gobierno de Iván Duque. Avanzar hacia la paz con este grupo y otras bandas armadas es uno de los principales compromisos del nuevo mandatario Gustavo Petro.
Son los primeros pasos hacia la «paz total» que busca el nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro. Una delegación de su Gobierno viajó este jueves 11 de agosto a La Habana, Cuba, apenas cuatro días después de que se posesionara la nueva Administración.
La delegación, encabezada por el Canciller colombiano Álvaro Leyva, se encontrará con representantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con el objetivo de evaluar las condiciones para retomar los diálogos de paz con esta guerrilla, interrumpidos en 2019 bajo el mandato de Iván Duque.
«La paz total no es solo nacional sino va más allá de las fronteras», expresó Leyva en Twitter. Lo acompañan el Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, y el senador Iván Cepeda, entre otros.
La paz total no es solo nacional sino va más allá de las fronteras. Comparto foto tomada en la mañana de hoy minutos antes de partir hacia la República de Cuba. pic.twitter.com/81HY8qioZR
— Álvaro Leyva Durán (@AlvaroLeyva) August 11, 2022
Desde la región colombiana del Chocó, Petro también se pronunció: «Vamos a cotejar, hay muchos rumores, comunicados, expresiones a favor de treguas, de posibilidades de paz, pero ahora se trata de ver si es cierto», expresó el presidente.
El propósito de Petro es retomar los diálogos en el punto donde se interrumpieron en 2019, cuando Duque se retiró después del atentado del ELN en la Escuela de Cadetes de Bogotá, que dejó 22 militares muertos.
Las negociaciones habían empezado en Quito, Ecuador, en 2014 bajo el Gobierno de Juan Manuel Santos, el presidente que logró firmar el acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC en 2016. Luego prosiguió en La Habana.
El ELN pide que sus negociadores puedan volver a Colombia
Por parte del ELN, alias Antonio García, máximo dirigente guerrillero, dijo en una entrevista al medio colombiano CM& que quien rompió los acuerdos de negociaciones fue Duque, «ahora el nuevo Gobierno y el Estado colombiano deben ponerse a salvo de dicho incumplimiento.»
«Es lo básico; por tanto, punto de partida para reiniciar las conversaciones», afirmó García. El líder del ELN se refiere a que la Administración anterior a Petro, conservadora, no siguió los protocolos establecidos en caso de que los diálogos de paz fracasaran cuando decidió retirarse de la mesa de negociaciones.
Los acuerdos establecían que el Gobierno debía dejar volver libremente a los negociadores del ELN a Colombia; en cambio, Duque los pidió en extradición a Cuba y prometió perseguirlos si llegaban al país. Desde entonces, la delegación guerrillera sigue atrapada, de alguna forma, en Cuba.
Este incumplimiento todavía es una de las asperezas que el Gobierno de Petro tendrá que limar con La Habana, especialmente si la capital cubana vuelve a ser sede de los diálogos, algo que falta por confirmar.
Chile también se ofreció a acoger las negociaciones y volvió a comprometerse con ser uno de los países garantes de la negociación, según confirmo el presidente Gabriel Boric durante su visita a Colombia por la posesión de Petro.
Ahora, esta nueva Administración deberá volver a contactar a los demás países que eran garantes del proceso para saber si están dispuestos a volver a ejercer ese rol: Brasil, Noruega, Cuba y también Venezuela, con quien hará falta retomar las relaciones diplomáticas que también interrumpió Duque.
El camino hacia la «paz total»
Trabajar para una paz «verdadera y definitiva» fue el primer compromiso de Petro en su discurso de investidura. «Tenemos que acabar con seis décadas de conflicto armado. Yo diría con dos siglos de guerra permanente, la guerra eterna y la guerra perpetua de Colombia», dijo desde la Plaza de Bolívar el pasado 7 de agosto.
Según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), el país vive seis conflictos armados. Uno es con el ELN, otro es con el Clan del Golfo, también conocido como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y los demás son con las múltiples disidencias que surgieron de las FARC durante y después del proceso de paz.
Por ahora, todos estos grupos han mostrado su disposición de hablar y negociar con el Gobierno de Petro. Las AGC publicaron una carta en la que prometieron un cese al fuego a partir del 7 de agosto, el día de la investidura de la nueva Administración.
«Estamos dispuestos a dialogar y reconciliarnos, con el objetivo de parar la violencia cíclica», decía la misiva. El Gobierno de Duque extraditó a uno de los máximos jefes de la banda armada, alias «Otoniel», y el grupo respondió con dureza con un crudo paro armado y una serie de ataques recientes a infraestructuras y personal militar.
Pero además de lograr la paz con estas bandas armadas, Petro también tiene el reto de hacer cumplir el Acuerdo de Paz firmado entre las FARC y el Gobierno de Santos en 2016, que quedó prácticamente en vilo bajo la gestión de Duque. Según la organización Indepaz, 335 excombatientes de esta guerrilla han sido asesinados desde esa fecha. AFP
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