Geoff Ramsey, director para Venezuela de WOLA y encargado de la investigación e incidencia del programa en Washington DC, expresó que después de octubre será difícil que Biden siga esperando por Maduro.
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El tiempo corre y las oportunidades para una negociación que dé verdaderos resultados para superar la crisis en Venezuela se agotan. Nicolás Maduro lo tiene claro, pero hasta el momento no hay signos de que esté dando pasos certeros para aprovechar los incentivos que ha dado la administración de Joe Biden. La vieja regla del garrote y la zanahoria, no ha funcionado hasta ahora. Para el analista político Geoff Ramsey a Maduro le quedan alrededor de dos meses para ceder y, de una vez por todas, sellar un acuerdo para el levantamiento de sanciones, a cambio de verdaderas condiciones para elecciones justas en Venezuela.
De acuerdo a lo establecido en la constitución, el año próximo deberían llevarse a cabo elecciones en Venezuela, ya que finaliza el período presidencial que inició Nicolás Maduro en 2018, cuando la oposición democrática apostó a la abstención y le «regaló» seis años más en el Palacio de Miraflores. Fue este el inicio de una dura contienda de amenazas, sanciones internacionales y callejones sin salida que no han llevado a nada y que solo han procurado que el chavismo se mantenga en el poder.
Pero parece que hay una luz al final del túnel. En entrevista telefónica concedida este viernes a El Cooperante , Ramsey afirmó que hay oportunidad para que se logre un acuerdo -público- entre la oposición de la Plataforma Unitaria, el Gobierno de Nicolás Maduro y la Administración Biden.
«Estamos en un momento en el cual la ventana de negociación todavía está abierta, pero no puede y no va a permanecer abierta por mucho tiempo más. Si llegamos a finales de septiembre o de octubre, y todavía no hay avances en la mesa de negociación, creo que será muy difícil para el Gobierno de Biden justificar algún tipo de cambio respecto a su política para Venezuela», advirtió.
Geoff Ramsey es investigador principal del Centro Adrienne Arsht para América Latina del Atlantic Council; además de un destacado experto en la política estadounidense hacia Venezuela y ha viajado regularmente al país durante la última década. El origen de la crisis en Venezuela es político y no económico.
Atlantic Council hace cinco recomendaciones para avanzar en el Acuerdo Social, que incluye retirada de algunas sanciones. Y el informe señala que las conversaciones en México continúan. La oposición cede. ¿En qué cede el Gobierno de Maduro, políticamente?
Hasta ahora no hemos visto un gesto significativo de Maduro que nos podría llevar a decir que las elecciones del año que viene van a ser libres y creíbles, la verdad es que la represión sigue, la inhabilitación inconstitucional de candidatos opositores sigue en marcha y todavía no tenemos un cronograma electoral público.
Así que, honestamente, creo que estamos en un momento en el cual la ventana de negociación todavía está abierta, pero no puede y no va a permanecer abierta por mucho tiempo más. Si llegamos a finales de septiembre, octubre y todavía no hay avances en la mesa de negociación, será muy difícil para el gobierno de Joe Biden justificar algún tipo de cambio respecto a su política exterior para Venezuela.
Estamos en un año electoral en EE. UU. también, y la campaña presidencial se está calentando así que el momento para ver algún tipo de levantamiento de sanciones o algún tipo de acuerdo es ahora; y la verdad es que no veo al Gobierno de Maduro muy convencido de que hay que actuar y aprovechar el momento, pero si no lo aprovechan la ventana se va a cerrar.
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos están pautadas para el 5 de noviembre de 2024, Maduro estaría «botando la bola», si Biden no resulta electo y vuelve Donald Trump a la presidencia…
Sí, es parte del cálculo que tiene que hacer el gobierno también porque honestamente la administración Biden tiene una postura de flexibilidad de sanciones, de normalizar relaciones diplomáticas, pero eso podría cambiar y especialmente si el gobierno de Biden pierde las elecciones y honestamente es el momento para actuar. Maduro debe entender que este momento no va a durar mucho tiempo más.
Son claras las advertencias de voceros del gobierno -como Diosdado Cabello- con respecto a las elecciones. Ellos piden «todo o nada» o no habrá «elecciones libres». Por eso insisto en esta pregunta: ¿en qué tipo de negociación una de las partes cede todo y la otra nada? Los partidos políticos siguen judicializados y dirigentes inhabilitados para participar en elecciones…
Creo que ningún gobierno es monolítico. Hay actores dentro del chavismo que estarían interesados en regresar a un país conectado con la economía global, eso pesa dentro de la condición chavista; Maduro quiere legitimidad y acceso a recursos, y sabe que no lo va a recibir con algún tipo de levantamiento de sanciones producto de un acuerdo con la oposición.
Eso está claro, es decir, hay incentivos dentro del chavismo para negociar, pero la pregunta es si esos incentivos son suficientemente determinantes para impulsar algún tipo de acuerdo.
Parece evidente que hay conversaciones entre Washington y Caracas, y entre la oposición y el Gobierno, pero hasta no ver un acuerdo público cuesta mucho creer que el gobierno va a ceder mucho.
Maduro, pese a que insiste en la retirada de las sanciones, ha aprendido de ellas. De hecho, por las sanciones, usó el dólar como válvula de escape y la economía mostró tímidos avances que hoy se desaceleran. ¿Entonces: cuál es el incentivo del gobierno real para negociar? Estadísticamente todos los intentos con el gobierno fracasan, y en cuanto al pacto social, no pareciera haber avances en lo político, que es el origen del problema.
Las sanciones son el objetivo claro y han tenido impacto, estamos viendo cómo ha aumentado la inflación, el crecimiento económico que vimos hace unos meses, fue minúsculo en comparación al último año, pero ese pequeño crecimiento se detuvo y todo parece indicar que están en una recesión de nuevo.
En este escenario, pareciera que Maduro tiene incentivos para buscar salirse de las sanciones y les corresponde a Estados Unidos en coordinación con la oposición incentivar algún tipo de avance en el espacio democrático.
Hace unos días, Reuters y Bloomberg reportaron de forma simultánea que el Gobierno y la oposición mantienen negociaciones en privado, encaminadas al levantamiento de sanciones a cambio de elecciones justas, esto ya se ha dicho. ¿Esta vez es creíble?
Sí, creo que parece que hay conversaciones tras bastidores entre Washington y Caracas; hay un esfuerzo muy activo de impulsar un proceso de negociación de Venezuela, pero aún no hay un acuerdo integral, todo está en el aire, pero el hecho de que Estados Unidos haya reconocido en público, por primera vez, que está en conversación con el gobierno de Maduro, sugiere para mí que EE .UU. apuesta fuertemente en estas negociaciones.
En la recomendación 5 de AtlanticCouncil señala que se debe: Garantizar el apoyo internacional coordinado al proceso de negociaciones, reforzando la necesidad de que el gobierno de Maduro alcance acuerdos políticos significativos con la oposición. ¿Usted observa un interés genuino de Maduro de negociar y cumplir? Apenas hace pocas semanas el TSJ intervino otro partido: el comunista.
Es muy difícil creer que va a negociar de buena fe, hay que enfocarse en los incentivos que tiene y allí el gobierno con las sanciones tiene varios incentivos importantes para buscar algún tipo de levantamiento parcial de las sanciones. Lo que no sabemos es si eso será suficiente, pero sin duda, es la mejor herramienta de la comunidad internacional y de la oposición, por ahora de intentar impulsar algún tipo de acuerdo.
En el pasado hubo un acuerdo para coordinar junto a la Organización Panamericana de la Salud, en pandemia por COVID-19. Además, hay que reconocer que el proceso de México ha sido el proceso de negociación más robusto que hemos visto en los últimos años; en ningún otro proceso hemos visto una agenda tan detallada como el que firmaron las partes en agosto de 2021.
La comunidad internacional sigue mirando hacia ese acuerdo, hacia esa agenda en el Memorando de Entendimiento como la única solución a la crisis de Venezuela. Creo que hay que darle chance a este proceso, sin ser ingenuo y sin dejar de reconocer que hasta ahora el gobierno de Maduro no ha dado señales claras de que quiera negociar o llegar a un acuerdo.
¿Cuáles son los elementos clave desde lo político en los que a su juicio debería ceder el gobierno en un acuerdo? Siempre hay puntos «no negociables». Puntos de honor, le llaman.
Creo que es muy difícil pensar en una solución a la crisis sin hablar de violaciones de DD. HH. y de la situación de presos políticos. Algún acuerdo tendría que implicar una liberación de presos políticos en Venezuela, y también condiciones electorales mucho más sólidas, la presencia de observadores internacionales, un cronograma claro y respeto a leyes electorales.
También es muy importante que un acuerdo no se limite al espacio electoral. Un proceso de este tipo tendría que buscar la reinstitucionalización del sistema de justicia, y eso implicaría reformas significativas, para entenderlo todo hay que mirar hacia el Memorando de Entendimiento que contiene siete puntos, entre ellos la recuperación del estado de derecho, liberación de presos políticos y atender la crisis humanitaria
¿Qué rol jugaría la justicia transicional? ¿Cree que podría darse una amnistía general en Venezuela?
Sí, ha habido intentos de impulsar la justicia transicional incluso en la Asamblea Nacional electa en 2015, se intentó hablar de justicia transicional en enero de 2019, pero la conversación se quedó allí. Es fundamental incluir la comunidad de DD. HH. en Venezuela, al movimiento de DD.HH. en estas conversaciones porque si algo está claro es que los crímenes de lesa humanidad no pueden quedar en la impunidad. Así que un proceso de transición en Venezuela va a implicar algún tipo de justicia transicional, pero no puede ser una amnistía general.
¿Más allá del tema de las negociaciones: cómo evalúa la conducta del venezolano hacia el estamento político en general? Algunos analistas señalan que mucha gente ha preferido dejar de «luchar» y «adaptarse» en un estilo de cohabitación, luego de los fracasos de las vías violentas. La gente no quiere repetir episodios como La Salida.
Parece indicar que hay un rechazo fuerte a toda la clase política en general, pero creo que el proceso de primaria ha generado un nivel de interés bastante alto. Hay muchos venezolanos que quieren participar que están apoyando candidatos y parece haber un nivel de entusiasmo, pero creo que hay que rescatar el hecho de que ese entusiasmo es electoral.
Parece que en Venezuela ya no estamos en un momento en el cual hay un apetito para propuestas mágicas, no creo que vaya a haber alguna ola significativa de marchas o de protestas como hemos visto en años anteriores y hay un rechazo para cualquier otra cosa que no sea una salida electoral
¿Cuál es el perfil del candidato que podrá vencer a Maduro en la presidencial?
Yo creo que más allá del candidato lo que importa mucho más es la unidad, independientemente del candidato es esencial que la oposición de manera únanime apoye la candidatura. Sin un consenso alto alrededor del candidato opositor en combinación con la participación masiva la oposición no tiene chance en 2024.
Una reciente encuesta de Latinobarometro citada por Ricardo Sucre en un informe hecho para El Cooperante, señala que en Suramérica crece la indiferencia de la ciudadanía por la democracia como sistema de gobierno, y apunta que en Venezuela, pese a que la indiferencia crece, es uno de los países donde siguen existiendo «reservas» a favor de la democracia. ¿Cómo valora estos resultados?
A mí no me sorprende porque a pesar de que Venezuela está en una crisis política y en un contexto de autoritarismo creciente los venezolanos tiene gran interés en votar y profundizar la democracia, es consistente con la gran preferencia a favor de la participación electoral en Venezuela. Creo que es una oportunidad que debería aprovechar la oposición de buscar maneras de conectarse con la gente y defender su agenda de una manera que pueda ser atractiva a la población en general.
Hasta ahora, no hemos visto alguna concesión significativa de parte del gobierno de Maduro, pero la apuesta de la comunidad internacional sigue siendo en un proceso de negociación que podía conducir a elecciones competitivas el año que viene, no vamos a ver levantamiento de sanciones sin algún tipo de acuerdo entre gobierno y oposición, yo creo que el hecho de que no hemos visto una reacción ciertamente negativa al nuevo CNE, es un índice de que podría haber negociaciones tras bastidores.
La Plataforma Unitaria ha dicho que no negoció para la designación de esos rectores del CNE, ¿qué opinión le merece?
Para mí es revelador que incluso partidos de oposición que rechazan a un nuevo CNE están todos de acuerdo con la opción de participar en elecciones, es decir, no estamos viendo un regreso a la retórica de la abstención como vimos en años anteriores.