El Grupo de los Siete acordó este viernes imponer un tope al precio del petróleo ruso. Sus líderes fijaron ese límite en 60 dólares por barril.
«Juntos, el G7, la Unión Europea y Australia, han establecido un límite al precio del petróleo ruso transportado por mar, lo que nos ayudará a alcanzar nuestro objetivo de restringir la principal fuente de ingresos de [el presidente ruso] Putin para su guerra ilegal en Ucrania, preservando al mismo tiempo la estabilidad del suministro energético mundial», indicó este viernes la secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen.
La medida pretende «fomentar el flujo de petróleo ruso con descuento hacia los mercados mundiales». Asimismo, está diseñada para «ayudar a proteger a los consumidores y a las empresas frente a las interrupciones del suministro mundial», aseguró Yellen.
El tope de precios entrará en vigor en todas las jurisdicciones del G7, la UE y Australia el 5 de diciembre de 2022. Se espera que las regulaciones respectivas incluyan una excepción, de tiempo limitado, para transacciones que involucren petróleo despachado en puertos y cargado en un buque antes de esa fecha.
Además, el tope para los productos petrolíferos de origen ruso entrará en vigor el 5 de febrero de 2023. «Anunciaremos los precios máximos de los productos petrolíferos de origen ruso (uno para los productos refinados de alto valor y otro para los de bajo valor) por separado», indicó la Cancillería alemana en un comunicado.
¿En qué consiste la medida?
El límite de precios prohibiría a las empresas proporcionar servicios y envíos, como seguros, intermediación y asistencia financiera, necesarios para transportar petróleo ruso a cualquier parte del mundo, a menos que el crudo se venda por debajo del umbral acordado.
La medida persigue dos objetivos: mantener el flujo de crudo ruso para evitar picos de precios globales y limitar los ingresos de Rusia. Paralelamente, un grupo de países de la UE, incluidos Polonia y las naciones bálticas, están presionando para que Bruselas establezca un nuevo paquete de sanciones contra Moscú.
El Gobierno ruso ha calificado en reiteradas ocasiones la iniciativa occidental como una «medida antimercado» que «puede complicar considerablemente la situación en los mercados energéticos mundiales», y advirtió que «no planea suministrar» petróleo a los países y compañías que se unan a la limitación de su precio.
Impacto limitado
El barril de petróleo de los Urales, principal referencia del crudo ruso, se cotiza actualmente en torno a los 65 dólares, apenas por encima del tope impuesto por la UE, por lo cual la medida tendrá un impacto limitado a corto plazo.
Polonia, un estrecho aliado e Ucrania, proponía fijar un tope a 30 dólares, según varias fuentes.
Pero las potencias occidentales deben tener en cuenta los intereses de las aseguradoras británicas y de los armadores griegos de buques mercantes.
También debieron tener en cuenta la necesidad de que el tope fijado sea superior al de los costes de producción, para evitar que Rusia corte sus exportaciones.
«Imponer un tope a los precios del petróleo, es algo nunca visto. Entramos en terreno desconocido», apuntó el experto Phuc-Vinh Nguyen.
Putin advirtió la semana pasada de las «graves consecuencias» que acarrearía cualquier intento de imponer un tope al precio del petróleo de su país.
Algunos expertos temen una desestabilización del mercado petrolero mundial y se preguntan cuál será la reacción de los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que se reunirán el domingo en Viena.
Rusia ya ha advertido que no entregará petróleo a los países que pretendan imponer un precio tope a sus exportaciones del hidrocarburo.