Fin de nacionalidad española por origen sefardí genera nerviosismo en el mundo

La última jornada de vigor de la ley que permite a los sefardíes en cualquier parte del mundo pedir la nacionalidad española, que se cumple este martes, ha desatado nerviosismo entre muchos aspirantes en Turquía y otros países.

“Hay cientos de personas que están intentando registrar sus solicitudes a última hora y se encuentran con que la plataforma digital no va bien”, se queja Karen Sarhon, coordinadora del “Sentro de Investigasiones” sefardí en Estambul, en conversación telefónica con Efe.

Sarhon, también directora de la revista mensual “Amaneser”, escrita enteramente en ladino, es decir, el castellano del siglo XV que se conserva entre los sefardíes de Turquía y los Balcanes, se refiere a la web del Ministerio de Justicia español en la que deben registrarse los aspirantes, añadiendo documentos acreditativos de su filiación sefardí.

“Hay algunos que se levantan a medianoche para ver si pueden cargar los documentos. Cuando acabe todo, dormirán dos o tres días seguidos… Incluso se ha saturado la web de la Federación de Comunidades Judías de España. Este mes ha sido una desgracia”, lamenta la investigadora.

Decenas de miles de personas en el mundo, sobre todo en Latinoamérica, se han acogido a la ley 12/2015, que hace cuatro años abrió un trámite electrónico para conceder la nacionalidad española a sefardíes que así lo quisiesen, aunque aún queda por ver cuántas de estas solicitudes se aceptarán como fundadas.

Sarhon reconoce que es cierto que “la gente deja todo hasta el último momento”, pero considera que “es un escándalo” que la saturación de la web pueda dar al traste con los esfuerzos que muchos ya han invertido en el intento de pedir la nacionalidad.

Aparte de demostrar una filiación sefardí, a menudo a través de los certificados de matrimonio de los padres, expedidos por el rabino local, los solicitantes deben demostrar, en un examen en el Instituto Cervantes, que dominan cierto nivel del castellano, lo que motivó que numerosos judíos de Estambul se apuntaran a los cursos de esa institución.

“Mucha gente ya se ha tomado su tiempo para aprender español moderno, porque solo saben algo de ladino. Habíamos pedido (a España) que también se aceptara el ladino en el examen, pero no quisieron”, lamenta Sarhon.

Aunque hay variedades en la pronunciación (sh por j) y cierto volumen de términos turcos, el ladino es esencialmente el castellano que se hablaba en España en 1492, año no solo de la expulsión de los judíos sino también de la primera Gramática castellana de Antonio de Nebrija.

Una parte significativa de los aproximadamente 12.000 sefardíes residentes en Turquía – principalmente en Estambul, con una población menor en Esmirna – ya obtuvieron su pasaporte por una vía distinta, la del Real Decreto 893, que concede la nacionalidad a quienes habían iniciado el proceso antes de octubre de 2015.

De un total de 4.772 solicitudes registradas por esa vía en el mundo, el consulado de Estambul procesó 2.407, otorgando la nacionalidad a 3.082 personas, incluidos los hijos de los solicitantes, explica a Efe la experta española Nur Khiari, miembro del equipo consular.

Pero desde febrero de 2018, a este número se han añadido otras 337 personas nacidas en Estambul -aunque no todas residentes en la ciudad- que han solicitado la nacionalidad a través de la “Ley 12”, registrándose en la web del Ministerio de Justicia, que finalmente envía al consulado correspondiente la resolución, si es positiva.

Aunque la ley expira hoy, “seguro que llegarán muchas más concesiones” al consulado, subraya Khiari, dado que el proceso tarda aproximadamente un año y se tendrán que tramitar todas las solicitudes registradas antes de la medianoche de hoy, incluso si faltan ciertos documentos.

Aún así, Karen Sarhon cree que “no fue una cosa muy hermosa” poner una fecha final a la ley.

“Al final gana Portugal, porque tiene una ley similar de nacionalización de sefardíes, pero no exige exámenes y la ley tiene vigencia indefinida, que es como debería ser”, opina Sarhon, directora también del grupo de música “Los Pasharos sefaradís”, que mantiene y difunde las tradicionales canciones españolas de la comunidad, reseña EFE