En medio del caos provocado por la explosión en el café Comptoir Voltaire, uno de varios objetivos de los ataques del 13 de noviembre en París, un enfermero buscó instintivamente ayudar a los heridos.
Entre ellos, un hombre que yacía sobre unas sillas y mesas tiradas. David, de 46 años y quien pidió ser identificado sólo por su nombre de pila, lo acostó. El hombre no parecía tener heridas grandes, pero lucía inconsciente, así que David comenzó a realizar la reanimación cardiopulmonar (RCP), como se lo habían enseñado.
David, quien inicialmente creyó que el caos se debía a una explosión de gas al interior del café, se dio cuenta de que lo que ocurría era algo mucho peor cuando rasgó la camiseta del hombre.
«Había alambres, uno blanco, uno negro, uno rojo y uno naranja. Cuatro colores diferentes», dijo a Reuters. «Entonces supe que él era un suicida con bomba», agregó.
El hombre al que David intentaba resucitar era Brahim Abdeslam, uno de los involucrados en una serie de letales ataques que dejaron 130 personas muertas en bares, restaurantes, un estadio de fútbol y una sala de conciertos. En ese café sólo murió Abdeslam.
En un video aficionado obtenido por Reuters, se puede ver a dos hombres fuera del café intentando resucitar a otro que está tendido en el piso. Se cree que uno es David, el otro es un desconocido.
«El primer cable que vi fue el rojo. Creo que ese fue el detonador», recordó David. «Había algo en su extremo», agregó.
Justo cuando se dio cuenta de que la persona a la que trataba de salvar había intentado matarlo, llegaron los bomberos, sostuvo David. Entre ellos había uno al que conocía y le contó lo que acababa de ver. «Él me miró y comenzó a gritar que todos evacuaran», relató David.
La policía le dijo a David que la bomba de Abdeslam no había estallado totalmente.
«(Más tarde), yo pensaba en que lo había acostado en el piso, en que estuve haciéndole la RCP. Es un proceso de mucha fuerza. Sólo por hacer eso yo también pude haber muerto», comentó.
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