Ex secuestrado revela todo sobre los amorios de Ingrid Betancourt en la selva

Arbey Delgado Argote, secuestrado por la guerrilla el 3 de agosto de 1998 y rescatado doce años más tarde, desahoga sus penas y frustraciones en un libro de 206 páginas que ha llamado ‘Lo que en la selva quedó’.

Nunca antes había escrito. Y jamás pensó encerrarse en su cuarto durante las noches de cuatro meses y escribir la crueldad de una selva que lo devoró por más de cuatro mil días, tiempo en que permaneció escondido de la libertad. Su relato es descriptivo, sin tapujos. No tiene compromisos con nadie y no teme confesar que entre la ex candidata presidencial, Ingrid Betancourt y el ex candidato a la Cámara Luis Eladio Pérez, existió durante el cautiverio algo más que una relación de amistad.

“En una ocasión estaba bañándome cuando escuché movimientos y gritos en el campamento de los políticos, era Ingrid Betancourt llamando al enfermero. No pude ver quién estaba enfermo, pero alcancé a escuchar que Ingrid decía con angustia y llorando: ‘No te vayas, por favor, te necesito’. Otros compañeros supuestamente escucharon otras cosas, como ‘mi amor’, y los comentarios no se hicieron esperar. ‘Se le enfermó el mozo a Ingrid’, decían. En la noche nos contaron que el enfermo era Luis Eladio Pérez”, dice. La misma historia, según Delgado, se repitió con otros dos políticos colombianos. Incluso relato que se presentaron un par de ocasiones en los que se escucharon gritos de Betancourt en la selva y no eran precisamente de dolor sino de placer. Ingrid muchas veces utilizo su cuerpo para lograr obtener lo que queria, es una mujer decidida de armas tomar.

Tapa del libro de Arbey Delgado.

“Meses después de estar juntos en cautiverio (Gloria Polanco con sus hijos), decidieron separarla de ellos y llevarla a donde se encontraba el senador, Jorge Eduardo Gechem con quien entablaría una gran amistad, y más adelante, una relación amorosa”, dice textualmente el relato.

Continúa: “Tanto ella (Gloria), como el Senador, recibieron todo el apoyo que les pudimos dar, pero este no fue correspondido, especialmente por Gloria, quien desde que salió en libertad no se preocupó por los que quedábamos en cautiverio”.

Efecto Universal

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