El crimen conmovió a Texas hace una década. Un documental de TV reconstruyó la historia en la palabra de sus protagonistas
Corría el año 2007. Charity Lee estaba en su trabajo de mesera en un bar deportivo de Abilene, Texas, cuando un policía llegó a buscarla.
«Su hija fue herida en su casa«, le avisó.
Ella, de 4 años, había quedado en la residencia familiar junto a su hermano Paris, de 13, y la niñera.
Charity recibió la noticia como una mazazo en la cabeza. Presintió lo peor.
Pero la verdad era incluso mucho más cruel de lo que podía imaginar.
«¿Cómo está Paris?», preguntó Charity a los policías, mientras la trasladaban a la comisaría. «Lo tenemos«, fue la seca respuesta del oficial.
Minutos más tarde se enteraría de la historia completa: Paris, un adolescente brillante con un altas notas en su escuela, había convencido a la niñera de que podía marcharse porque su madre estaba en camino. Ya sin su presencia, había ingresado en la habitación de su hermana para golpearla y asfixiarla, antes de terminar de matarla con 17 puñaladas. Luego llamó por teléfono a un amigo, con el que conversó sobre otros temas durante seis minutos, y finalmente llamó a la policía con una mentira: les dijo que su hermana se estaba muriendo y que no reaccionaba a sus maniobras de resucitación.
Ya ante los investigadores, Paris confesó el crimen y dijo haber sufrido «alucinaciones demoníacas». Pero luego se desdijo y contó una verdad aún más cruel. Aseguró que su plan original era también matar a su madre cuando volviera a su casa.
«Pero después se dio cuenta que si me mataba, yo sufriría por 10 o 15 minutos, pero si me dejaba viva (sin Ella), sufriría por el resto de mi vida«, contó Charity al New York Post.
Paris tiene hoy 24 años y continúa cumpliendo su sentencia de 40 años de prisión, el máximo para un asesino juvenil en Texas. Su madre explicó en un documental estrenado por el canal Investigation Discovery cómo hizo para convivir con el dolor de la muerte de su hija y aprender a perdonar a su hijo, al que los psiquiatras que lo visitaron en la cárcel describieron como un sociópata que muestra un comporta miento antisocial y carece de un sentimiento de responsabilidad moral por sus acciones.
Al hablar para el documental de TV, Paris fue categórico: «No estoy enfermo ni sufro ninguna enfermedad mental. Tampoco había ninguna predisposición para lo que ocurrió. Yo elegí mi crimen y me hago completamente responsable«, dijo.
A pesar de esa frialdad, Charity decidió no abandonar a su hijo y lo sigue visitando en la cárcel, donde cree que debe estar. «Lo he perdonado por lo que hizo, pero es un proceso permanente. Si estuviera libre, creo que me daría miedo lo que pudiese hacer«.
Desde entonces, Charity tuvo un tercer hijo y creó una fundación llamada Ella, el recuerdo de su hija y también un acrónimo de Empathy, Love, Lessons, Action (Empatía, Amor, Lecciones y Acción) para ayudar a las familias a lidiar con el sistema judicial. «Me ayudó a dirigir mi furia hacia otro lugar que no sea mi hijo».
(noticiasaldiayalahora.co)