El papa Francisco instó a los cristianos a no vivir de manera «hipócrita» y a «pagar el precio de ser coherentes» con el Evangelio durante el rezo del Angelus de este domingo.
«Está bien decirse cristianos, pero sobre todo hay que practicar el cristianismo que no es otra cosa que testimoniar el Evangelio, amar a Dios y al prójimo», destacó.
De este modo ha arremetido contra los que conjugan la vida cristiana con «la mundanidad» y «la superstición». «Cuántos que se dicen cristianos van a leerse las manos. Eso es superstición, no Dios», dijo.
Para el Papa el Evangelio, que «se ha propagado como un incendio benéfico superando toda división entre los individuos, pueblos y clase social» solo se manifiesta de verdad cuando «cambia el mundo a partir del cambio del corazón de cada uno».
Por ello, dijo que todo cristiano debe abandonar toda forma «de pereza, apatía, indiferencia y cerrazón para acoger el fuego del amor de Dios».
El Sumo Pontífice también indicó que el testimonio del Evangelio mantiene la caridad abierta a todos con una única preferencia por los pobres y excluidos, al tiempo que elogió a los jóvenes voluntarios que dedican el verano a los más desfavorecidos.
«Pienso con admiración a tantas comunidades y grupos de jóvenes que, también durante el verano, se dedican al servicio a los enfermos, pobres y personas con discapacidad», subrayó.
Francisco dejó en claro que para vivir según el espíritu del Evangelio es necesario que «ante a las nuevas necesidades que se perfilan en el mundo» existan «discípulos de Cristo que sepan responder con nuevas iniciativas de caridad». reseña Clarín