Casi dos meses después de las elecciones legislativas anticipadas en Francia, en las que ninguna fuerza política logró la mayoría absoluta, el país sigue sin un rumbo claro y sin un nuevo primer ministro. En los últimos días, el presidente, Emmanuel Macron, ha sostenido conversaciones con los líderes de las distintas fuerzas políticas, pero sin un acuerdo aún, Macron parece estar en una encrucijada: mientras la izquierda presiona por un primer ministro de su coalición, la ultraderecha amenaza con bloquear un gobierno de esa ideología y otros, como los socialistas descartan nuevas conversaciones con el mandatario. ¿Logrará Macron desbloquear el nombramiento de un nuevo gobierno? El tiempo apremia, el próximo 1 de octubre vence el límite para que un nuevo primer ministro presente al Legislativo un proyecto de ley de presupuesto para 2025.
Se profundiza el estancamiento político en Francia. El presidente Emmanuel Macron volvió a descartar, el lunes 28 de agosto, que no nombrará a Lucie Castets, candidata de la izquierda, como primera ministra. El mandatario justificó su decisión en la necesidad de mantener la «estabilidad institucional» y convocó una nueva ronda de consultas con diversos partidos.
Pero la principal coalición de izquierda, Nuevo Frente Popular (NFP), que insiste en que el nuevo premier del país debe provenir de esa formación, dado que ocuparon el primer lugar en las elecciones legislativas, acusó a Macron de socavar la democracia al rechazar a Castets.
Sin embargo, Macron mantiene su rechazo al remarcar que ninguna fuerza política obtuvo la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional. En paralelo, enfrenta presiones desde distintos frentes.
Jean-Luc Mélenchon, líder del partido Francia Insumisa, considerado de extrema izquierda y que forma parte del NFP, criticó a Macron en la red social X, afirmando que «el presidente acaba de crear una situación excepcionalmente grave».
Las tensiones se profundizan. Tras el nuevo rechazo, Mélenchon reiteró que su partido planea presentar una moción para destituir a Macron, argumentando la gravedad de la situación política actual en el país.
Además, Francia Insumisa, cuyos líderes no fueron invitados al palacio presidencial del Elíseo, convocó a protestas masivas contra el jefe de Estado.
“¿Cómo es posible que hayamos llegado a tal punto de negación de la democracia?”, se preguntó la líder de los Verdes, Marine Tondelier, en una entrevista con la emisora local ‘France Info’. “Nos están robando estas elecciones”, acusó.
«Los socialistas no serán los auxiliares del macronismo»: Faure
El primer secretario del Partido Socialista francés (PS), Olivier Faure, rechazó la posibilidad de entablar negociaciones individuales con el presidente para seleccionar un primer ministro. Un nuevo obstáculo para Macron, en su intento por lograr un consenso que, a la vez, desecha las especulaciones sobre una posible fractura en la izquierda.
«Nos negamos a participar en consultas, cuyo único objetivo es fracturar el NFP (Nuevo Frente Popular). El presidente pretende construir una mayoría a partir de los grupos derrotados en las elecciones legislativas», señaló Faure al diario ‘Libération’.
El político intentó poner fin a las especulaciones sobre la posibilidad de que su partido se reúna con el presidente Emmanuel Macron de manera independiente, sin la participación de los otros grupos que forman la coalición de izquierda. Esa alianza incluye a los ecologistas, los comunistas y Francia Insumisa.
«Los socialistas no serán los auxiliares del macronismo», subrayó Faure.
El debate surgió después de que algunas figuras dentro del PS, como la alcaldesa de Vaulx-en-Velin, Hélène Geoffroy, sugirieran que el partido podría volver a dialogar con Macron en el Elíseo.
«Cualquier primer ministro, sean cuales sean sus antecedentes o convicciones, será rehén tanto del jefe del Estado como de los grupos de derechas que le apoyan»
A esto se sumó la constante mención del ex primer ministro socialista, Bernard Cazeneuve, como un posible candidato de Macron para formar una amplia coalición que incluyera a la izquierda moderada, el centro y la derecha. Esta propuesta generó preocupación dentro del NFP, ya que podría provocar una división en la coalición que ha sido clave para la izquierda en Francia.
«No se trata de la persona. Se puede tener respeto por un antiguo primer ministro y antiguo compañero de viaje, pero esa no es la cuestión. La cuestión es ¿con qué apoyo y para qué?», reflexionó Faure y agregó que «hoy está claro que cualquier primer ministro, sean cuales sean sus antecedentes o convicciones, será rehén tanto del jefe del Estado como de los grupos de derechas que le apoyan. No tendrá autonomía».
¿Por cuánto tiempo se puede dilatar el nombramiento de un nuevo primer ministro?
En la actual situación política de Francia, no hay ninguna normativa que obligue al presidente a nombrar a un primer ministro proveniente del partido con más escaños, ni tampoco se especifica un plazo para tomar tal decisión.
Sin embargo, el tiempo apremiar para lograr un destancamiento de gobierno, ya que el próximo 1 de octubre vence el límite para que un nuevo primer ministro presente al Legislativo un proyecto de ley de presupuesto para 2025.
Por ahora, Macron mantiene como primer ministro a Gabriel Attal, quien presentó su renuncia un día después de que terminaran los comicios legislativos. El presidente le pidió continuar en sus funciones hasta que sea nombrado su sustituto. Una designación que se puso en pausa en medio de la llamada «tregua Olímpica», cuando París pausó sus discusiones políticas para dar la bienvenida a los recientes Juegos.
Pero esa pausa terminó y la ausencia de un bloque político dominante es un hecho sin precedentes en la historia política reciente del país. La oficina del jefe de Estado indicó la semana pasada que el nombramiento del primer ministro se basará en las consultas con los partidos, que comenzaron el pasado viernes 23 de agosto, con el objetivo de «avanzar hacia la mayoría más amplia y estable posible».
Macron parece estar más enfocado en buscar una coalición que pueda incluir a políticos desde la centroizquierda hasta la derecha tradicional.
Todo mientras la izquierda presiona por el nombramiento de un funcionario de su coalición como primer ministro, al tiempo que la ultraderecha amenaza con bloquear un gobierno que provenga de esa ala política.
Entre los nombres que han surgido en los medios franceses como posibles candidatos a primer ministro se encuentran Bernard Cazeneuve, ex primer ministro y exministro del Interior durante los ataques extremistas en 2015, y Xavier Bertrand, un exministro moderado dentro de la derecha francesa. También se menciona al conservador Michel Barnier, conocido por su papel como principal negociador de la Unión Europea (UE) en las conversaciones posteriores al Brexit.
«Mi responsabilidad es garantizar que el país no quede bloqueado ni se debilite»
El presidente francés sorprendió a la nación al convocar elecciones legislativas para el pasado 30 de junio y el 7 de julio, casi tres años antes de lo previsto.
La decisión se tomó con la esperanza de frenar el ascenso de la ultraderecha en las elecciones al Parlamento Europeo, el pasado junio. Sin embargo, los resultados en las legislativas llevaron a una representación fragmentada en tres grandes bloques: la coalición de izquierda, la centroderecha y la extrema derecha. Ninguno de estos bloques logró alcanzar la mayoría absoluta de 289 escaños necesarios para gobernar.
Después de una primera ronda de consultas con líderes de todos los partidos, Macron decidió no otorgar el cargo de primer ministro a la coalición de izquierda, Nuevo Frente Popular. A pesar de ser la coalición más votada con 193 diputados y proponer a la economista Lucie Castets, de 37 años, como primera ministra, Macron rechazó esta opción mediante un comunicado del Palacio del Elíseo.
Mientras tanto, el Gobierno de Francia sigue en funciones sin un nuevo primer ministro desde el 7 de julio, lo que generó malestar entre los miembros del NFP.
Macron resaltó que su responsabilidad es evitar que el país se quede paralizado o debilitado e insistió en que ahora corresponde a los partidos de izquierda presentar propuestas para trabajar con otras fuerzas políticas.
«Mi responsabilidad es garantizar que el país no quede bloqueado ni se debilite», aseguró el mandatario, pidiendo al resto de partidos a no olvidar «las circunstancias excepcionales» de la segunda vuelta.