Un estadounidense de 21 años se declaró culpable de matar a una pareja y secuestrar a la hija adolescente de ambos en Wisconsin en octubre pasado, en un caso que conmovió al país.
Tras el asesinato de James y Denise Closs se lanzó una búsqueda por todo el país por la desaparecida su hija Jayme, de 13 años, que pasó tres meses en cautiverio antes de escapar.
En un acuerdo con la fiscalía, Jake Patterson admitió dos cargos de asesinato en primer grado y uno de secuestro, por los que podría ser condenado a cadena perpetua. La sentencia se conocerá el 24 de mayo.
Patterson, a quien los medios locales describieron como un “solitario” con muy pocos amigos, parecía estar llorando cuando admitió su culpabilidad.
En una carta que había enviado en febrero a la televisora KARE de Wisconsin prometió que se declararía culpable para evitar que su víctima tuviera que atravesar un juicio.
“Sabía que cuando me agarraran (que pensé que iba a ser mucho antes) no pelearía nada”, escribió Patterson, según KARE. “La razón por la que lo hice es complicada”, añadió. “Fue mayormente un impulso, no pienso como un asesino serial”.
Patterson había visto a Jayme subirse al autobús escolar mientras él se dirigía a su trabajo. No la conocía, pero localizó su casa en el condado de Barron y pasó dos veces por ahí en dos fallidos intentos de secuestrarla.
El 15 de octubre volvió con la escopeta de su padre. Se había afeitado la cara y el cabeza para no dejar pruebas para los forenses en el lugar y se había puesto un pasamontañas y guantes. Antes de secuestrar a la adolescente, mató a los padres. Según dijo a los investigadores tras su arresto, no quería dejar testigos.
La adolescente contó luego que la amenazaba y la hacía quedarse bajo la cama hasta 12 horas por día sin comida, bebida y sin ir al baño. Un día de enero, cuando su captor había salido, pudo escaparse y pidió ayuda a un vecino que paseaba a un perro. Patterson fue detenido minutos después.