María Jesús Moreno Cantó, fue bautizada por la prensa española como la «viuda negra» por actuar como estos arácnidos que luego de aparearse se comen a sus compañeros tras enredarlo en la tela de seda que le construyeron.
En 2017, cuando Maje, una enfermera de 26 años, orquestó un plan para que su amante asesinara a su marido ingeniero, Antonio Navarro, de 35 años, quien terminó muerto de seis puñaladas cuando se disponía a subirse a su Peugeot 208 color blanco para ir a trabajar.
El asesino fue Salvador Rodrigo Lapiedra, de 47 años, quien estuvo esperando a su víctima entre los carros estacionados durante varios minutos, tras llegar a bordo de su motocicleta y entrar al lugar con las llaves que le dio su amante.
Cuando el amante vio pasar a Antonio lo atacó por la espalda, le atravesó el corazón y ambos pulmones, haciendo que colapsara.
Nadie pudo ver a Salvador salir del lugar, pero cuando pudo tomó su celular ara cambiar el estado de WhatsApp y de esta manera le informaba a Maje que el crimen se había ejecutado.
La mujer llama al presunto asesino acuerda verlo en la tarde, mientras que el hombre se deshace de la ropa manchada de sangre y el arma homicida.
Llegadas las 3:00 de la tarde la pareja se encuentra en la casa de la hermana de Maje, quien estaba de vacaciones.
Mientras el amante soñaba con el futuro junto a la viuda, ella se distrae intentando acordar una cita con su nuevo pretendiente, José, a quien le propone sostener relaciones sexuales.
Maje, nació en Alicante el 6 de septiembre de 1990 en una familia católica practicante y estricta, siendo la penúltima de cinco hermanos, una buena estudiante.
Cuando era adolescente le pidió a las religiosas en el colegio donde estudiaba que la llamaran Maje, porque «le gustaba más» que su nombre.
Luego de terminar la secundaria comenzó sus estudios de enfermería en Barcelona, y decidió que no quería volver a su pueblo.
Mientras que su esposo, Antonio, también era oriundo del mismo pueblo de Alicante y había sido compañero de estudios de uno de los hermanos mayores de Maje de quien se hizo amigo y fue la razón por la que conoció a la mujer.
En 2011, Maje quien tenía 21 años se convirtió en la primera novia de Antonio, quien para ese momento tenía 30, y fingió estar enamorada de él, aunque le gustaba que él no había regresado a su pueblo, sino que trabajaba en distintos lugares.
En 2016 se casaron, y después de eso Maje decidió que no deseaba viajar más a su pueblo natal durante los fines de semana y en su lugar se quedaba trabajando en el turno de la noche como enfermera del Hospital Casa de la Salud, en Valencia.
Maje conoció a Salvador en 2015 en el hospital donde trabajaba, antes de casarse con Antonio.
Salvador, quien entonces tenía 46 años, estaba casado con Inmaculada, quien era supervisora del cuarto piso del hospital y con quien tenía una hija de 19 años.
Maje se las ingenió para seducirlo, le daba cartas de amor cuando se cruzaban por los pasillos y en ellas le profesaba estar enamorada de él, hasta que logró convertirlo en su esclavo, pues él comenzó a hacer todo lo que ella le pedía.
Sin embargo, ella realmente no está atraída por él, incluso le confesó a una amiga que Salvador le daba «asco» y que solo le permitía darle sexo oral.
Cuando se casó con Antonio, Maje le propuso a Salvador seguir siendo amigos con derecho.
En 2017 hubo un accidente laboral en la empresa donde trabajaba Antonio, las noticias detallan que había algunos fallecidos, en ese momento Maje comentó: «Qué pena que no haya sido mi marido el que haya estado ahí dentro».
Aquel comentario lo emitió delante de Salvador, quien desde entonces comenzó a imaginar a una Maje viuda que lo llenaban de ilusiones. Entonces surge el plan de hacer que ese panorama se vuelva realidad, y deciden que el crimen se ejecute en el estacionamiento donde Antonio guarda su carro porque no hay cámaras.
Fijaron como fecha del crimen el 16 de agosto de 2017, la noche anterior Maje le informa a su esposo que estará de turno en el hospital, en lugar de esto, ella se había ido con su nuevo amante, un publicista llamado José que está convencido de que Maje es soltera.
Luego del crimen, llega el funeral de Antonio, ese 19 de agosto la mujer se presentó ante una multitud y leyó una carta de amor y de agradecimiento para su marido muerto.
Meses antes de aquel hecho, cuatro hombres se habían convertido en los amantes de Maje: Salvador, José, Tomás y Sergio, solo dos de ellos saben que está casada.
Con Tomás había sostenido una relación de casi un año, a él le había asegurado que era víctima de malos tratos por parte de su marido y en un mensaje de Telegram le escribió: «Quiero que se muera, le deseo un mal. Esto lo va a pagar caro».
Tomás esperaba que ella se separara de su esposo, pero como esto no ocurrió terminó la relación y solo la vio eventualmente para tener sexo con ella incluso después del crimen de Antonio.
José llegó a la vida de Maje en mayo de 2017, él no sabía que ella estaba casada, hasta que mataron a Antonio y ella le reveló que la víctima de aquel suceso era su esposo, luego del crimen siguieron la relación.
Mientras que Sergio, un guardia urbano, conoció a Maje en un boliche cuando ella fingió ser ginecóloga, el mismo día que se conocieron tuvieron sexo tres veces seguidas en espacios públicos.
Mientras la policía investiga la muerte de Antonio deciden interrogar a la esposa, quien se muestra afectada, pero aprovecha cada oportunidad para escribir mensajes a través de su celular, algo que llama la atención de los agentes.
En el caso del crimen de Antonio descartan el robo, las deudas, adicciones o infidelidades, mientras Maje señala a los albañiles que hacían remodelaciones en el departamento de Antonio o incluso a una compañera de trabajo.
La policía intervino teléfonos y las conversaciones de la viuda la dejaron en evidencia, cuando recibía llamadas de familiares se mostraba afligida y cuando lo hacían sus amantes o amigas íntimas se mostraba alegre.
Cuando los policías descubren las múltiples relaciones de la mujer esto se vuelve de interés para ellos, siendo José el principal sospechoso porque Maje planeaba vivir con él y tener una familia, pero más tarde dirigen su atención hacia Salvador.
Luego en uno de los interrogatorios la mujer reveló que Salvador le había contado algo relacionado con un encuentro violento con su marido y asegura no haber contado nada antes porque tenía miedo.
En una conversación Salvador revela que habló con un amigo policía y le informó sobre la investigación del caso y mientras intenta reprochar a Maje por tener a un nuevo novio del que tuvo conocimiento por el agente, ella solo se muestra preocupada por saber si está siendo investigada.
La policía sospecha de Maje y Salvador, pero necesitan pruebas y para obtenerlas acuerdan una trampa con el hermano de Antonio, Vicente, quien llama a Maje y le indica que solo es cuestión de días para que encarcelen al asesino, pues la policía ya tiene suficientes pistas.
De inmediato la mujer llama a Salvador preocupada y él la calma, pero en medio de la conversación reconoce que fue él quien asesinó a Antonio. Esta conversación queda grabada.
El 10 de enero de 2018 Maje y Salvador son detenidos, mientras Maje reniega del hombre, este asume la responsabilidad por el hecho y reconoce estar enamorado de ella.
Salvador revela que había lanzado el arma homicida al pozo séptico de su casa y al revisar el inmueble encuentran un bolso con las cartas de Maje donde ella le confiesa su supuesto amor.
Maje intenta que Salvador se mantenga leal a ella y así ocurre hasta que la hija del hombre interviene y le pide que diga toda la verdad.
El 9 de noviembre de 2018 Salvador cuenta cómo surgió el plan criminal: “Maje me pidió que acabara con la vida de Antonio. (…) Me decía que no tenía que fallar, que tenía que matarlo antes del aniversario de su boda. Me pidió que no lo hiriese, que lo matase. María Jesús preparó todo. Me llamó la noche antes y me dijo que el coche de Salvador estaba en el garaje. Me dijo que tenía que ir a primera hora de la mañana y que ella no podía estar porque tenía guardia en el Hospital Católico de Valencia”.
En el juicio, Maje recibe una sentencia a 22 años de prisión, mientras que a Salvador le imponen 17 años.