España rindió homenaje a las más de 850 víctimas mortales de ETA y prometió seguir investigando los crímenes de la organización separatista vasca, que tras cuatro décadas de violencia escenificó este viernes en Francia su final, en un acto con mediadores internacionales.
Al día siguiente de su disolución formal, se sucedieron los homenajes al reguero de víctimas que ETA dejó en su lucha armada por la independencia del País Vasco y de Navarra, un combate que ahora pide proseguir por la vía política.
En esa línea, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, recordó «sin distingos» a las víctimas de la banda y advirtió que los crímenes de ETA «se seguirán investigando, sus delitos se seguirán juzgando y las condenas se seguirán cumpliendo».
«No hubo ni habrá impunidad», apostilló.
«ETA no ha sido capaz de expresar una palabra de rectificación dirigida a todas las víctimas», lamentó el presidente regional vasco, Íñigo Urkullu, refiriéndose a los políticos, policías, guardias civiles, jueces, periodistas y simples ciudadanos que la organización mató.
El dirigente se arrimó así al relato de las asociaciones de víctimas, quienes criticaron en términos enérgicos que ETA no les pidiera perdón en el comunicado final de este jueves.
Pese a sus críticas, Urkullu consideró no obstante que la disolución es «un hecho histórico netamente positivo» y permite ahora una «convivencia normalizada».
La disolución quedó escenificada horas antes en un acto en la localidad francesa de Cambo-les-Bains, al que no acudieron los gobiernos de Francia y España ni asociaciones de víctimas.
El acto tuvo lugar en la Villa Arnaga, un palacete de comienzos del siglo XX construido por el autor de «Cyrano de Bergerac», Edmond Rostand. La conferencia comenzó con un minuto de silencio por «todas las víctimas del conflicto», durante el cual todos los invitados -medio centenar entre mediadores, representantes políticos, institucionales y sociales- se pusieron de pie.
«Hoy es un día de celebración», declaró uno de los miembros del Grupo Internacional de Contacto, el sudafricano Brian Currin, al inaugurar el encuentro.
El acto formal concluyó con la «Declaración de Arnaga», en la que los participantes subrayaron la importancia de la reconciliación y de solucionar las cuestiones pendientes.
«Por encima de todo, lo que tenemos por delante es un proceso de reconciliación […] Es algo que requiere mucho tiempo. Heridas profundas perduran, familias y comunidades permanecen divididas. Debe haber más esfuerzos para reconocer y asistir a todas las víctimas», reza el texto, leído ante unos 300 periodistas en euskera, francés, inglés y español.
Aunque a pie de calle, algunos simpatizantes de ETA no parecen compartir este sentimiento.
En ciertos pueblos del País Vasco, como el de Oyarzun, aparecieron desde el jueves pintadas de agradecimiento a la extinta organización. «Gracias ETA»; «Gracias ETA y hasta la victoria», rezaban los grafitis, visibles en un parking público y en las paredes de la plaza central.
«Aún están por resolver asuntos importantes, como el de los presos y las personas que se encuentran huidas», añadió en Cambo les Bains el político mexicano Cuauhtémoc Cárdenas, encargado de poner voz a la versión en español.
– Cuestiones pendientes –
Y es que la disolución deja varias cuestiones pendientes. Una de ellas es el futuro de los casi 300 presos etarras desperdigados por cárceles españolas y francesas.
El entorno de los detenidos pide desde hace años que se les acerque al País Vasco, una reivindicación en la que tienen el apoyo del ejecutivo regional. Pero el gobierno central español dijo este viernes que «no va a modificar su política penitenciaria».
Otra cuestión pendiente son los 358 asesinatos sin resolver, que según las asociaciones de víctimas y el gobierno de Madrid, ETA debe ayudar a esclarecer.
En un artículo publicado el viernes en el diario vasco El Correo, la portavoz del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), María Jiménez, lamentó que la declaración del jueves no hiciera «referencia a los elementos que podrían haberlo convertido en histórico: las víctimas, la colaboración con la justicia y la autocrítica».
«Que ETA se disuelva no anula el derecho de sus víctimas a reclamar verdad, justicia y reparación», declaró por su parte Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España.
– La UE celebra la disolución –
Creada en 1959 durante la dictadura de Francisco Franco, acusado de reprimir la cultura vasca, ETA tiene un historial de atentados con bomba y asesinatos que dejó 853 muertos, según el gobierno español, además de secuestros y extorsiones, a los que recurrió para financiarse.
Al mismo tiempo, al menos 62 personas del entorno de la banda murieron a manos de grupos parapoliciales o de ultraderecha, según el informe Foronda de la Universidad del País Vasco.
El anuncio del jueves fue «celebrado» igualmente por la Comisión Europea, que reiteró que en la Unión Europea «no hay lugar para el terrorismo».