Las autoridades de Carolina del Norte prometieron llevar el lunes más agua y otros suministros a las zonas afectadas por las inundaciones, después de que el huracán Helene dejara un rastro de destrucción en el sureste de Estados Unidos y mientras la cifra de muertos por la tormenta se acercaba al centenar.
Al menos 91 personas murieron en varios estados. Un condado de Carolina del Norte donde se encuentra la ciudad de montaña de Asheville reportó 30 muertos.
El gobernador, Roy Cooper, predijo que la cifra subiría conforme rescatistas y otros trabajadores de emergencias llegaban a lugares aislados por carreteras bloqueadas, infraestructura dañada e inundaciones generalizadas.
Las autoridades enviaban por aire suministros a la aislada ciudad de Asheville. La gerente del condado Buncombe, Avril Pinder, prometió que el lunes llegarían agua y comida.
“Los escuchamos. Necesitamos alimentos y necesitamos agua”, declaró Pinder en una conferencia telefónica con la prensa el domingo. “Mi personal ha estado presentando todas las solicitudes de apoyo posibles al estado y hemos estado trabajando con todas las organizaciones que se han puesto en contacto. Lo que les prometo es que estamos muy cerca”.
Las autoridades advirtieron que la reconstrucción tras las amplias pérdidas en viviendas y propiedades sería larga y difícil. La tormenta trastocó la vida en todo el sureste del país. También se reportaron decesos en Florida, Georgia, Carolina del Sur y Virginia.
Cooper pidió a los residentes del oeste de Carolina del Norte que eviten los desplazamientos, tanto por su propia seguridad como para mantener los caminos despejados para el paso de vehículos de emergencia. Más de 50 equipos de búsqueda se distribuyeron por toda la región con el fin de localizar a personas varadas.
Un total de 41 personas fueron rescatadas durante un solo operativo al norte de Asheville. Otra misión se concentró en salvar a un solo niño. Las cuadrillas localizaron a las personas a través de llamadas al número de emergencias 911 y por mensajes en redes sociales, indicó el general adjunto de la Guardia Nacional de Carolina del Norte, Todd Hunt.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, describió el impacto de la tormenta como “demoledor” y dijo que visitaría la zona esta semana siempre que eso no complicara la labor de rescates y recuperación.
En una breve conversación con periodistas, dijo que el gobierno proporcionaría a los estados “todo lo que tenemos” para ayudar con su respuesta a la tormenta.
El huracán Helene tocó tierra el jueves por la noche como una tormenta de categoría 4 en la región de Big Bend, en Florida, con vientos de 225 kilómetros por hora (140 millas por hora). Tras debilitarse, el huracán atravesó Georgia y posteriormente llegó a las Carolinas y Tennessee, donde arrojó lluvias torrenciales que desbordaron ríos y arroyos y dejaron las presas al límite.
Se han registrado cientos de rescates acuáticos, incluido uno en el condado de Unicoi, en el este de Tennessee, donde decenas de pacientes y personal médico fueron evacuados en helicóptero de la azotea de un hospital el viernes.
Más de dos millones de clientes seguían sin luz el domingo por la noche. Carolina del Sur tenía la mayor parte de cortes de luz y el gobernador, Henry McMaster, pidió paciencia mientras los equipos lidiaban con los numerosos postes de luz derribados.
“Queremos que la población mantenga la calma. La ayuda va en camino, sólo tomará tiempo”, dijo McMaster a los reporteros reunidos afuera del aeropuerto en el condado de Aiken. AP