Una nueva ley de suicidio asistido que entró en vigor Nueva Jersey autorizará a los pacientes con enfermedades terminales a poner fin a su vida con fármacos.
El gobernador demócrata Phil Murphy promulgó la ley en abril, lo que convierte al estado en el séptimo de Estados Unidos con una medida similar. En junio, Maine promulgó una ley semejante, para convertirse en el octavo.
La Ley de Ayuda Médica para el Fallecimiento de Enfermos Terminales permite sólo que los pacientes desahuciados y que tienen un diagnóstico de seis meses o menos de vida puedan adquirir medicamentos para ponerle fin.
La ley tiene varias medidas de salvaguarda que incluyen que los pacientes lo soliciten dos o más veces y tener también la posibilidad de revocar la petición.
Entre otras condiciones, dos médicos deben autorizar la petición, el enfermo debe ser un adulto residente de Nueva Jersey y debe expresar voluntariamente su deseo de morir. Al menos una de las dos solicitudes debe estar escrita y firmada por dos testigos.
Por lo menos uno de los testigos no puede ser un familiar, no puede ser heredero del paciente, no puede ser dueño ni empleado del centro médico donde el enfermo esté recibiendo tratamiento y no puede ser el médico tratante.
La ley dicta que los pacientes deben administrarse el fármaco ellos mismos y sus médicos deben ofrecerle otras opciones de tratamiento, incluyendo cuidados paliativos.
Los legisladores trataron durante años, o al menos desde 2012, de sacar adelante el proyecto pero el ex gobernador republicano Chris Christie manifestó preocupación por la medida. Al final, el proyecto fue aprobado con el mínimo necesario tanto en el Senado como en la Asamblea, donde los demócratas son mayoría.
Incluso el gobernador Murphy se mostró un poco renuente a promulgar la ley al decir que aunque su fe católica le impediría a sí mismo poner fin a su propia vida si tuviera una enfermedad terminal, no le negaría la opción a otros.
El esfuerzo atrajo la atención en Nueva Jersey en 2014, cuando una mujer de California se mudó junto con su esposo a Portland, Oregon, para poder aprovechar la ley estatal de suicidio asistido. Brittany Maynard, de 29 años, tenía cáncer de cerebro y estaba desahuciada.
Su esposo, Dan Diaz, estuvo en Trenton apoyando la ley de Nueva Jersey y felicitó a los legisladores cuando se aprobó la medida.
En 1997, Oregon se convirtió en el primer estado en ofrecer esta opción para los enfermos terminales. Hoy hay leyes similares en Maine, California, Colorado, Hawai, Vermont, Washington y el Distrito de Columbia.
Los que se oponen a la ley -entre ellos la Conferencia Católica- les preocupa que los más vulnerables puedan verse afectados y temen que se abuse de ella entre errores, coerción y abuso. Los que apoyan la medida dicen que esto permitirá a los pacientes terminar su vida con dignidad.