Varios sectores sociales han advertido que no cumplirán la norma.
«Por fin, después de 13 años de que una mayoría lo votase en el parlamento, se convierte en realidad», ha saludado el populista Geert Wilders en las redes sociales la entrada en vigor de la prohibición del burka en Holanda. El uso de todo tipo de prendas que oculten la cara en espacios públicos, desde un pasamontañas al velo integral islamista, comienza a ser ilegal desde hoy aunque un nada desdeñable numero de sectores sociales advierte que no cumplirán la norma. «Llevo burka y no os estoy atacando», decía ayer la pancarta de una madre que se manifestaba con la prenda puesta en la puerta de un centro educativo de Amsterdam. Aunque estaba previsto que la norma, cuyo proceso legislativo terminó en junio de 2018, entrase en vigor a principios de este mes de julio, las escuelas pidieron un aplazamiento para que su aplicación no complicase el final del curso escolar y aplazar así las tensiones con las mujeres pertenecientes a las comunidades educativas y que utilizan burka o niqab. «No quiero que mi hija vea a diario, como si fuera normal, que una mujer deba cubrirse el rostro porque en su cuerpo haya algo pecaminoso», rebatía otra madre antes las cámaras de televisión holandesa, mientras la dirección del centro reconocía que no está todavía claro cómo actuar en caso de que la norma no sea cumplida.
La nueva normativa pena el incumplimiento con multas de entre 150 y 400 euros. El uso de prendas que cubran el rostro queda solamente permitido cuando se trate de una necesidad, para la protección del cuerpo por cuestiones de salud, seguridad, deporte o trabajo. Pero la Policía, tras consultas con el Gobierno de La Haya, ya ha indicado en un comunicado que los agentes «no perseguirán un tranvía en movimiento porque una persona esté infringiendo la ley cubriéndose la cara» y ha alegado que carece de efectivos suficientes como para ocuparse de este asunto, especialmente en barrios donde la población es mayoritariamente musulmana y donde hay claras intenciones de insumisión. Un portavoz del Ministerio holandés del Ministerio de Interior ha asegurado, pro su parte, que seguirán estudiando junto con las autoridades competentes la forma de implementar y hacer cumplir la ley.
Los conductores de autobuses o trenes tienen la obligación de no permitir la entrada a una persona que lleva el rostro oculto, pero por otra parte no están autorizados a expulsar o discriminar pasajeros, por lo que las empresas de transporte les han ordenado informar a los pasajeros de la prohibición pero evitar cualquier tipo de choque con ellos. reseña ABC