El Tratado de Prohibición de Armas Nucleares, aprobado por las Naciones Unidas en 2017 entró en vigor este viernes tras ser ratificado por 50 países, requisito indispensable para su activación. Sin embargo, todas las potencias atómicas y la OTAN rechazaron unirse a este tratado que nace con una dudosa efectividad, como cuestionó el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga.
Desde que Estados Unidos lanzara la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, la comunidad internacional comenzó por un lado una dura carrera armamentística por parte de las grandes potencias y por otro, una búsqueda del desarme para que esos acontecimientos nunca volvieran a producirse. La entrada en vigor de este tratado es un paso adelante en la consecución de este segundo objetivo, si bien ninguna de las potencias nucleares actuales forma parte del mismo, lo que merma su capacidad de influencia.
Los países firmantes del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares se comprometen, entre otros aspectos, a no desarrollar, adquirir, almacenar, usar o amenazar con usar armas nucleares. Pero la efectividad de este tratado negociado y aprobado en 2017 en el seno de las Naciones Unidas aparece muy mermada desde su entrada en vigor, dado el rechazo al mismo de las potencias nucleares y la OTAN.
On Friday, the Treaty on the Prohibition of Nuclear Weapons enters into force – an important step towards the UN's highest disarmament priority: a world free of nuclear weapons.
Learn about this landmark treaty: https://t.co/673U0CnAWn pic.twitter.com/qANPtrVNeB
— United Nations (@UN) January 22, 2021
El pasado octubre, Honduras fue el quincuagésimo país en unirse al tratado, lo que iniciaba la cuenta de 90 días necesarios para que el texto entrara en vigor. Otra treintena de países firmaron el texto sin ratificarlo. Holanda fue el único país de la OTAN que tomó parte de las negociaciones, pero finalmente no se sumó al acuerdo. La Alianza Atlántica se escuda en que la falta de potencias y de mecanismos de verificación provocarán que no se destruya «una sola arma».
Un triunfo de la sociedad civil
«Un día realmente importante para el derecho internacional, para las Naciones Unidas y para los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki». Con este entusiasmo recibió Beatrice Fihn, directora ejecutiva de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN por sus siglas en inglés), la entrada en vigor del nuevo tratado.
De igual modo se pronunció António Guterres, secretario general de la ONU, quien recordó que «las armas nucleares constituyen una amenaza creciente y el mundo debe adoptar medidas urgentes para eliminarlas y evitar las consecuencias catastróficas de su uso para la humanidad y el medio ambiente».
El organismo que preside Guterres quiso destacar el «papel decisivo de la sociedad civil» para la entrada en vigor de este tratado. No en vano, según la ICAN, varias encuestas señalan que en países como España, Holanda, Dinamarca, Italia o Islandia – todos ellos miembros de la OTAN – cerca del 80% de la población está a favor de este nuevo tratado, aun cuando sus gobiernos no aparecen entre los firmantes.
Desde Japón se cuestiona la efectividad del acuerdo
En materia de armas nucleares, Japón siempre es una voz a tener en cuenta. Sin capacidad armamentística nuclear, el país nipón siempre tendrá la autoridad de quien, hasta el momento, ha sido el único país en sufrir las consecuencias de esta letal potencia destructiva. Por este motivo llama la atención su falta de apoyo al tratado, cuya efectividad fue cuestionada este viernes 22 de enero por el primer ministro nipón, Yoshihide Suga.
Suga reconoció que Japón «tiene la responsabilidad de liderar los esfuerzos de la comunidad para lograr un mundo sin armas nucleares», pero justificó su no adhesión al tratado porque «no tiene el apoyo de los Estados con armas nucleares ni de muchos estados sin esas armas». Sin embargo, consideró que es necesario buscar un camino «realista» para lograr el desarme nuclear en todo el mundo.
Japón no dispone de armamento atómico, sin embargo, se encuentra bajo el paraguas nuclear de Estados Unidos, que le permite tener un sistema de defensa ante un hipotético ataque de Corea del Norte, razón bajo la cual Japón se escuda ante las peticiones de asociaciones de supervivientes de Hiroshima y Nagasaki y otras organizaciones antinucleares para que firme este nuevo acuerdo.
Biden propone a Rusia extender por cinco años su último tratado nuclear conjunto
Al mismo tiempo que entraba en vigor este tratado, el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hacía un llamamiento a Rusia para alargar por un periodo de cinco años el tratado ‘Nuevo Comienzo’ (New Start en inglés) por el que ambas potencias nucleares se comprometieron en 2010 a limitar a 1.550 sus cabezas nucleares y a 700 sus respectivos sistemas balísticos.
«El presidente ha tenido claro desde hace tiempo que el tratado ‘Nuevo Comienzo’ es de interés para la seguridad nacional de Estados Unidos. Y esta prórroga tiene aún más sentido cuando la relación con Rusia es adversa como lo es en este momento», dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, en una sesión informativa.
Desde el Kremlin dieron la bienvenida a este ofrecimiento de Biden, que extendería la validez de este tratado hasta 2026. «Sólo podemos dar la bienvenida a la voluntad política de ampliar el documento», dijo el portavoz del presidente Putin, Dmitry Peskov, en una conferencia telefónica con periodistas. «Pero todo dependerá de los detalles de la propuesta».
«Se han planteado (en otras ocasiones) ciertas condiciones para la prórroga, y algunas de ellas han sido absolutamente inaceptables para nosotros, así que vamos a ver primero qué ofrece Estados Unidos», indicó Peskov. Ciertamente no es un paso hacia el desarme nuclear, pero supone un paso hacia el diálogo entre las dos principales potencias nucleares, que remarcaron sus diferencias al respecto durante el gobierno del expresidente estadounidense Donald Trump.