«En el norte, la gente no tiene nada que comer», hambruna en Gaza

La hambruna se está convirtiendo en una verdadera amenaza para los habitantes de Gaza, agotados por cinco meses de guerra. Al menos 20 personas han muerto por desnutrición y deshidratación, según informó el miércoles 6 de marzo, el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás.

Representantes de la Organización Mundial de la Salud, OMS, visitaron en los últimos días hospitales del norte del enclave por primera vez desde que estalló el conflicto en octubre de 2023. Los trabajadores encontraron «graves niveles de desnutrición, niños muriendo de hambre, grave escasez de combustible, alimentos y suministros médicos, y edificios de hospitales destruidos», confirmó el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

La Organización de Naciones Unidas define la hambruna como «una situación en la que una proporción sustancial de la población de un país o región no puede acceder a una alimentación adecuada, lo que provoca una malnutrición aguda generalizada y la pérdida de vidas por inanición y enfermedad».

El organismo advierte que una hambruna es «casi inevitable» para los 2,2 millones de habitantes de Gaza.

Según un informe publicado en febrero por el Grupo Mundial de Nutrición, una red de ONG dirigida por UNICEF, el 90% de los niños y niñas de 6 a 23 meses de edad, así como las mujeres embarazadas y lactantes, se enfrentan a una grave pobreza alimentaria en todo el territorio.

Las organizaciones de ayuda sobre el terreno culpan a Israel por impedir que los camiones necesarios de alimentos entren en el enclave.

El presidente Joe Biden ordenó el jueves al ejército de Estados Unidos abrir un puerto de ayuda temporal frente a la costa de Gaza. El viernes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que este fin de semana podría abrirse un corredor de ayuda marítima entre Chipre y Gaza.

France 24 habló con Jean-Raphaël Poitou, director regional de Acción contra el Hambre en Oriente Medio, quien aseguró que los palestinos del norte de Gaza «no tienen nada que comer».

El funcionario afirmó que si la ayuda sigue siendo tan limitada como lo es ahora, el número de muertes relacionadas con la pobreza alimentaria en el enclave «podría aumentar drásticamente» en las próximas semanas.

¿Estamos hablando de una hambruna constante en Gaza o de un riesgo de hambruna?

Jean-Raphaël Poitou: Estamos empezando a ver gente, especialmente niños, morir de desnutrición. Así que sí, estamos hablando de hambruna o, al menos, un riesgo extremadamente avanzado de hambruna. Para determinar si se está produciendo hambruna, la ONU se basa en los criterios dados por la Clasificación Integrada de la Fase de Seguridad Alimentaria, CIP. La CIP es un sistema estandarizado desarrollado por la FAO y otras organizaciones internacionales para clasificar y comunicar el nivel de hambruna o seguridad alimentaria en un contexto dado.

Un informe publicado en diciembre ya advertía de riesgos extremadamente avanzados en varias zonas de Gaza. En una escala de cinco niveles de inseguridad alimentaria, alcanzamos el nivel tres o nivel de crisis. Dado que todavía falta ayuda, es normal que tres meses después, la clasificación haya subido a los niveles cuatro o cinco, de emergencia y hambruna, respectivamente, que representa el umbral máximo de alerta.

Los niños son particularmente vulnerables porque sus sistemas inmunológicos aún no están completamente desarrollados, por lo que sus cuerpos no pueden defenderse de la manera que lo hacen los cuerpos de los adultos.

También se deben tener en cuenta todos los elementos que aceleran la desnutrición grave, como la falta de agua potable, las precarias condiciones sanitarias, los problemas respiratorios y un acceso a la atención médica totalmente destruido.

La malnutrición tiene efectos a largo plazo en los niños, especialmente en sus cerebros. Es por eso que los niños menores de cinco años tienen prioridad, ya que sus cerebros aún no están completamente desarrollados.

El norte de Gaza, una de las zonas más afectadas por malnutrición. ¿Qué les queda por comer?

Jean-Raphaël Poitou: No les queda nada para comer. Cuando hablamos con colegas sobre el terreno dicen que los habitantes de Gaza comen cualquier cosa, incluso hierba u hojas. Decenas de misiones de la ONU han intentado ingresar al norte del enclave pero, según las últimas cifras, el ejército israelí solo ha aceptado el 20 por ciento de las 77 solicitudes.

Los alimentos son inasequibles en Rafah, en el sur de Gaza. La ayuda no es suficiente y poco ha mejorado en ese sentido. Los ataques contra los convoyes de ayuda muestran que la gente está totalmente desesperada por encontrar los alimentos que necesitan para sobrevivir.

Complica nuestro trabajo en el campo. No podemos poner en riesgo a nuestros equipos, por lo que tenemos que trabajar a una escala mucho menor con las comunidades que conocemos bien. Nuestras distribuciones de ayuda generalmente incluyen garbanzos, aceite o harina, ya que el pan es un alimento básico. También solíamos distribuir verduras cuando los cultivos todavía estaban disponibles en los campos.

Cuando se piensa en las hambrunas, a menudo se evocan las terribles imágenes de niños demacrados en Somalia a principios de los noventa.

¿Es algo que podríamos ver en Gaza?

Jean-Raphaël Poitou: Es cierto que no es común ver ese tipo de imágenes en un contexto de Oriente Medio, pero eso es lo que está sucediendo en Gaza en estos momentos. Y es probable que veamos más y más de ellos.

No podemos prestar ayuda a gran escala y no podemos organizar distribuciones sin un alto el fuego. Sin embargo, tenemos soluciones y protocolos para tratar casos extremos de desnutrición como los alimentos a base de maní, que son muy ricos en calorías. Permiten a los niños recuperarse y detener el proceso de malnutrición.

Sin embargo, necesitamos acceso a estas poblaciones. Si no hacemos nada, mientras tanto, la gente morirá de hambre y el número de víctimas comenzará a aumentar.

El fin de semana pasado, los Estados Unidos lanzaron alimentos y otras ayudas humanitarias a Gaza desde el aire. ¿Se trata de una solución sostenible para compensar la falta de camiones que entren en el enclave?

Jean-Raphaël Poitou: Desde nuestro punto de vista, este no es el método a utilizar. Sabemos por experiencia que pequeños grupos pueden secuestrar paracaídas y que el método fomenta la criminalidad. Además, los más vulnerables no pueden acceder a esa ayuda, solo los más fuertes pueden recogerla. Por eso no fomentamos en absoluto esta práctica. Realmente necesitamos trabajar a nivel diplomático para abrir diferentes vías de acceso a la ayuda y garantizar su correcta distribución. France 24