Una hija vivió con el cuerpo de su madre tres años después de que ésta muriera tras haberla «embalsamado» con sal de carretera.
La policía tardó una semana en encontrar el cuerpo de Gaynor Jones, de 83 años, debido a la cantidad de basura que había en la casa. Los huesos humanos fueron cubiertos de arena en medio de pilas de basura que contenían excremento humano y orina en la desastrosa casa de Valerie, de 57 años, en Aberaeron, al oeste de Gales.
Mientras que Valerie fue encontrada colapsada sufriendo de deshidratación dentro de la propiedad.
A través de una investigación se dedujo que la sra Gaynor no había sido vista con vida durante tres años, y Valerie no había dado la alarma por la muerte de su madre, sino que había optado por comprar cuatro bolsas de arena salada.
También se determinó que tanto la madre como la hija estaban obsesionadas con el acaparamiento y que por esta razón la casa estaba llena de desorden.
Gaynor se mudó a la casa de campo con su hija en 2012 después de la muerte de su esposo, pero se describió como «inhabitable» porque no tenía agua corriente ni electricidad.
Una agente de la policía dijo que cuando Valerie se despertó en el hospital, dijo que no podía recordar la muerte de su madre, y dio la impresión a los visitantes de que aún estaba viva.
Más tarde dijo que su madre había muerto cuando se le cayó una estantería, sin embargo no se pudo encontrar ninguna en la casa.
A la policía se le dijo que Valerie estaba siendo atendida en un centro de salud mental y que no era de interés público acusarla de ningún delito.
Se informó a la audiencia que no se pudo determinar la causa de la muerte y Gaynor solo pudo ser identificada por su ADN.
El forense Peter Brunton dijo que no había ninguna sugerencia de que ella estuviera involucrada en la muerte, pero podría haber sido acusada de prevenir el entierro legal de un cuerpo.