La derecha colombiana se encamina a las elecciones del 13 de marzo con varias opciones, desde la coalición Equipo por Colombia, a candidatos como el uribista Óscar Iván Zuluaga, que compite con el Centro Democrático. No obstante, a pesar de la hegemonía que ha tenido la derecha durante décadas en el país, este es el año en que cuenta con peores proyecciones para los comicios, con el expresidente Álvaro Uribe ausente.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, Colombia podría estar ante la posibilidad de un Gobierno plenamente de izquierda. Y es que hasta el momento, y después de cinco periodos seguidos de gobernanza de la derecha, nunca lo ha tenido.
La «sobreexposición» del discurso de la seguridad por encima de cualquier otro aspecto social o político ha afectado negativamente a la derecha colombiana, según sostienen algunos expertos. Un desgaste que se acusa por primera vez en veinte años en el país.
«La caída de la derecha se explica fundamentalmente por el desplome del uribismo. Por la desaparición de Álvaro Uribe como fuente de gobernabilidad (….) Y por el fracaso del Gobierno para mantener la vieja bandera de la seguridad; sin crear nuevas banderas. Todo en un contexto de desaparición de las FARC, cuyo combate fue la razón de ser del uribismo», apunta Álvaro Farero, analista político y columnista.
Durante los años más intensos del conflicto armado en el siglo actual -del 2000 al 2002- llegó Álvaro Uribe con una promesa que quedaría en la mente de muchos colombianos: deshacerse de la guerrilla con mano dura y devolver la soberanía al pueblo. No fueron pocos los que compraron ese discurso en un país cada vez más asediado por la violencia.
«Álvaro Uribe representó la mano firme, representó la autoridad en los momentos en los que Andrés Pastrana -su antecesor- dejó debilitado el Estado de Derecho y mostró debilidad frente a un proceso de paz fallido», sostiene Carlos Andrés Arias, docente en comunicación política en la Universidad Externado de Colombia y gerente de la consultora de comunicación pública Estrategia y Poder.
Ahora las encuestas no se muestran favorables a las opciones de derecha, pese a ser meramente proyecciones de lo podría pasar el 13 de marzo -elecciones legislativas- y, más tarde, el 19 de mayo con la primera vuelta presidencial. Desde la coalición Equipo por Colombia, cuyo principal candidato, Federico Gutiérrez, solo cuenta con el 15 % de favorabilidad, hasta otros políticos de derecha como Óscar Iván Zuluaga -la principal apuesta del uribismo-, que solo consigue entre el 12% y el 15% de apoyo.
A pesar de no gozar de buenas proyecciones electorales, la derecha tiene un amplio abanico de opciones, lejos de estar atomizada en torno al uribismo. Y todavía tiene mucho apoyo en gran parte del país, en zonas alejadas de los centros urbanos, aunque no con su tradicional hegemonía. Por el momento, las encuestas dan una delantera inequívoca al Pacto Histórico, coalición de izquierda.
No obstante, expertos como Carlos Andrés Arias aseguran que esto es una «intención de voto histórica» y aún falta por ver qué pasa realmente en las elecciones de este 2022.
La figura y triunfo de Álvaro Uribe
La figura de Uribe y la situación del uribismo desafían las encuestas. Pero a pesar de ser uno de los políticos con más popularidad de la historia del país, tener a su partido en el Ejecutivo y gozar de mayoría en el Senado, el político está perdiendo fuerza.
Sin un representante en cabeza y con su legado machado por entramados como los casos de los llamados ‘falsos positivos’ (miles de ejecuciones extrajudiciales cometidas durante su liderazgo) o el proceso penal archivado en su contra -en el que se le acusó de comprar testigos-, esta es la primera cita en las urnas en la que Uribe no está en el centro del debate desde que abandonó la Presidencia.
«El discurso de la seguridad democrática generó unas políticas públicas que de una u otra forma, de manera desacertada e incluso violatoria de la ley, lograron algún tipo de impacto», sostiene Arias sobre Uribe.
De hecho, Uribe cerró 2021 con su tasa de favorabilidad más baja en un cuarto de siglo. Según Invamer, el exmandatario apenas cuenta con un apoyo del 19% en su encuesta de enero, lejos del 85% del que gozaba en julio de 2008.
Ahora, con lo que los politólogos denominan como una «mutación a un discurso más progresista y proclive a la paz», hay cada vez menos cabida para el Centro Democrático de Uribe. Tanto es así que la formación política no fue invitada a la coalición de la derecha, Equipo por Colombia.
Los partidos que conforman la coalición la anunciaron tres días antes de que se conociera el candidato del Centro Democrático, y en su comunicado, ni lo invitaron, ni lo mencionaron. Un silencio incómodo para sus más allegados pero que algunas figuras del movimiento aseguran no es un alejamiento. Tampoco se descarta una alianza de fuerzas de derecha en la segunda vuelta.
Durante esta campaña, el propio Uribe ha mantenido un perfil bajo, lejos de estar en el centro de los debates y marcar la agenda política. Algo que no significa que esté alejado de la contienda.
Con el uribismo mucho más limitado, algunos expertos opinan que la estrategia del antiguo mandatario consiste en tener una carta en varias posiciones electorales. Fuera de los pactos, figuran Óscar Iván Zuluaga por el Centro Democrático y otras opciones de extrema derecha, como la senadora María Fernanda Cabal (también del Centro Democrático), quien genera división dentro del propio uribismo.
Las consecuencias del Gobierno de Iván Duque
El presidente Iván Duque, delfín político de Uribe, tampoco goza de alta popularidad. A su Gobierno se le acusa de ignorar las mayores problemáticas del país, como fallas estructurales en la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC firmado por el anterior Ejecutivo, o de haber permitido el resurgimiento de grupos armados y el asesinado de cientos de líderes sociales, entre otras.
«El argumento es que cualquier cosa que sea Uribe-Duque-Centro Democrático marca el odio del elector en niveles similares a (el que hay en otros sectores de la sociedad contra el político izquierdista Gustavo) Petro», aseguró Carlos Suárez al medio colombiano ‘Silla Vacía’.
La impopularidad de Duque alcanzó cotas insospechadas con un 72% de rechazo según la última encuesta de Invamer. Y ni cifras positivas en la gestión de la pandemia -con altos índices de vacunación y medidas drásticas contra la propagación del virus- ni la recuperación de la economía han logrado alejarlo de la mala imagen con la que abandona el Ejecutivo. Imagen que, a su vez, deja como legado al uribismo.
«El gran hacedor del declive de la derecha en Colombia no es la izquierda; ni siquiera el descontento social, sino que es producto del desgobierno y de un Ejecutivo que nunca estuvo preparado para asumir el momento histórico de la negociación de la paz», apuntala Carlos Arias sobre el mandato de Duque.
Las encuestas, respecto a Duque, también señalan que, dentro de esa gran impopularidad, quienes peor lo calificaron fueron los colombianos con ingresos altos, que fueron sus principales aliados durante las elecciones de 2018. Con más del 73% de desaprobación entre los ciudadanos de Bogotá de estratos más altos, un índice que acusa que las preferencias del electorado -incluso de una clase alta históricamente favorable al uribismo- han virado.
Una derecha optimista pese a los malos pronósticos
La derecha colombiana sostiene que puede ganar las elecciones de 2022. Y, si bien es cierto que en las elecciones de 2018 tenía mejores proyecciones que ahora, ganó sin tener un respaldo garantizado.
El mismo presidente Duque se ha mostrado confiado al respecto, aunque ya ha lanzado acusaciones sobre posibles «hackers» interfiriendo en los comicios, algo que recuerda a palabras empleadas por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien negó la victoria de su rival, Joe Biden, en las elecciones de 2020.
«Tenemos que ser capaces de proteger nuestra democracia de la influencia o de la injerencia extranjera. De los que pretenden manipular algoritmos o de los que pretenden generar odio y fractura», dijo el presidente colombiano ante el Parlamento Europeo a medidos de febrero.
En el contexto de los comicios, los analistas políticos sostienen que si la derecha pasa debilitada a una primera o segunda vuelta, su rival resultaría beneficiado -ya sea de izquierda o de centro- de cara a la votación final.
«Los candidatos de derecha tienen muchas dificultades porque ese sector acumula el desprestigio de Iván Duque, el desplome del uribismo, y el desprestigio del clientelismo. Son el contendor que prefiere Gustavo Petro en segunda vuelta porque los considera los más fáciles de derrotar. Le bastaría calificarlos como ‘otro Duque’, apunta Forero al respecto.
Todo a las puertas de unas elecciones que definirán quién toma las riendas de Colombia en los próximos cuatro años.
France 24