El emperador Naruhito de Japón, que accedió al trono el pasado 1 de mayo, manifestó por primera vez este jueves su «profundos remordimientos» en tanto que soberano ante los excesos de su país durante la Segunda Guerra Mundial
«Reflexionando sobre nuestro propio pasado y sintiendo profundos remordimientos, deseo sinceramente que nunca se repiten los estragos de la guerra», dijo Naruhito en una ceremonia en Tokio en conmemoración del final del conflicto mundial con la capitulación de Japón el 15 de agosto de 1945.
También confió «sentir nuevamente una gran tristeza por el gran número de muertos y sus familias».
Con estas palabras, Naruhito se inscribe en la línea de su padre Akihito, quien también había empleado esa expresión de «profundos remordimientos» a partir de 2015 en ocasión del 70 aniversario de la rendición incondicional de Japón.
Esa fue la primera vez que un emperador japonés utilizó esta fórmula.
Antes de la abdicación de Akihito permitida a través de una ley de excepción en abril pasado, Naruhito, de 59 años, ya había dejado entender que continuaría con la voluntad de su padre de reconocer los excesos cometidos por el ejército japonés durante la guerra.
A pesar de que no tiene derecho a referirse a cuestiones políticas, Akihito ha logrado filtrar de manera muy sutil sus opiniones sobre este tema.
En presencia de más de 6.000 invitados, el emperador, vestido con un frac negro, participó en esta ceremonia anual, la primera de la era Reiwa («bella armonía») con su esposa, la emperadora Masako, en falda gris larga y con un pequeño sombrero redondo combinado. AFP