Escogía mujeres con edades comprendidas entre los 20 y 40 años de edad que se movían en la vida clandestina.
Agustín Salas del Valle es el nombre del desquiciado asesino que mató y descuartizó a 20 prostitutas en la Ciudad de México a lo largo de 1989 y 1993.
Su mente macabra escogía víctimas que desempeñaban el oficio más antiguo del mundo “la prostitución”, dejando a su paso una estela de sangre y dolor.
Asimismo, el lugar predilecto para ejecutar sus delitos era la zona centro de la Ciudad de México, sus actos eran tan horribles que se le llegó a colocar el apodo de “Jack, el estrangulador mexicano”.
Modus operandi
La noche era su cómplice y la maldad su móvil, escogía mujeres con edades comprendidas entre los 20 y 40 años de la vida clandestina.
Interceptaba a sus víctimas en las calles y las conducía a hoteles de la zona, luego alquilaba una habitación y estando dentro le daba rienda suelta a sus más bajos instintos asesinos.
El hombre solía golpearlas para posteriormente violarlas y asesinarlas por la vía de la estrangulación.
Los objetos que usaba eran improvisados y los encontraba en la habitación como prendas del asesino, de la propia víctima, cordones de las cortinas, cables de los electrodomésticos, etc.
Dejaba abandonados los cuerpos en la habitación semidesnudos pero envueltos en las colchas y las ocultaba bajo la cama. En ocasiones dejó mensajes escritos en espejos y muros de la habitación.
Error del asesino
El 6 de abril de 1993 se encontró en un hotel, el cadáver de una sexoservidora en una escena espeluznante, la mujer fue brutalmente golpeada y apuñalada, violada, y asesinada por estrangulación con una corbata.
Su gran error radicó en estrangularla con su corbata, allí se encontró ADN que lo vinculaban con el asesinato.
Este crimen destacó por lo sangriento que fue y es que el desalmado le extirpo el corazón con una precisión quirúrgica; abandonó el cuerpo sobre la cama con las piernas y brazos extendidos, cubierto con cobijas y dibujó un pentagrama adscrito en un círculo, junto con las siglas “CO” y varios garabatos.
Captura inminente
Testigos dieron una descripción del hombre que entró junto con ella. El 7 de agosto de 1993, se logra la detención de Agustín Salas del Valle, estudiante de contaduría de 29 años de edad.
Jamás confesó, ni se le pudo comprobar su relación con algún otro de los asesinatos, pero el crimen del 6 de abril bastó para condenarlo a 50 años de prisión.