El Kremlin confía en que «la sabiduría prevalezca» en las relaciones entre ambas instituciones religiosas, pero también pidió que se respeten los «intereses de la Iglesia Ortodoxa Rusa»
El Kremlin anunció este martes que sigue con «atención» y «preocupación» la crisis en las relaciones entre la Iglesia ortodoxa rusa (IOR) y el Patriarcado de Constantinopla, y confía en que «la sabiduría prevalezca» sobre las divergencias entre las dos instituciones.
«Naturalmente, seguimos con mucha atención y gran preocupación el desarrollo de las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa rusa y el Patriarcado Ecuménico», dijo a la prensa el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, al comentar la decisión de la IOR de romper todos los vínculos con Constantinopla por la concesión de autocefalia a la Iglesia ucraniana, indicó Efe.
Peskov subrayó que el Kremlin confía en que «la sabiduría prevalezca» en las relaciones entre ambas instituciones religiosas, pero también pidió que se respeten los «intereses de la Iglesia Ortodoxa Rusa».
Por otra parte, recalcó que el Estado ruso no se entromete en asuntos de la Iglesia, pero «como se trata de una de las principales religiones en Rusia, la relación de la IOR con otras iglesias no le es indiferente».
Mientras, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, se mostró convencido de que la decisión de la Iglesia rusa no hace más que dar la razón a las políticas de Kiev, y advirtió de que la IOR se está aislando ella misma del mundo ortodoxo.
«Han tomado la senda del autoaislamiento y conflicto con todo el mundo ortodoxo», proclamó el dirigente ucraniano durante una reunión con emisarios del Patriarcado de Constantinopla en Kiev.
A la vez, anunció que propondrá al parlamento aprobar el uso de la Iglesia de San Andrés, en el centro de Kiev, por parte del Patriarcado de Constantinopla para la celebración de sus servicios religiosos.
El pasado día 11 el Sínodo de la Iglesia de Constantinopla anuló el «tomos» (decreto) que subordinaba la iglesia ucraniana a la rusa desde 1686 con el propósito de garantizar la autocefalia de la Iglesia de Ucrania.
También levantó el anatema que existía sobre Filaret, el líder de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, que fue excomulgado por Moscú por autoproclamar en su momento una iglesia independiente del Patriarcado ruso.
En respuesta, la Iglesia Ortodoxa Rusa denunció la politización de las decisiones de Constantinopla y rompió todas las relaciones con el Patriarcado Ecuménico.