Los principales ministros de Finanzas de los países del G20, reunidos este fin de semana en Japón, coinciden en la urgencia de reformar el impuesto a los gigantes de internet (GAFA), aunque difieren en la forma de hacerlo.
El G20 encargó a la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económicos (OCDE) establecer un sistema global de tasas para las grandes compañías de internet, las llamadas GAFA (acrónimo de Google, Amazon, Facebook y Apple), que suelen ser criticadas por sus prácticas de optimización fiscal.
«¡Tenemos que darnos prisa!», advirtió el ministro francés Bruno Le Maire en una conferencia sobre la fiscalidad internacional, antes del inicio oficial del G20 en Fukuoka, en el suroeste de Japón.
«La realidad es que la digitalización de la economía y las grandes empresas digitales ganan considerables beneficios gracias a la valorización de sus datos», aunque pagan sus impuestos en países con tasas más favorables, explicó el ministro después a la AFP.
Los ciudadanos perciben el sistema actual «como una gran injusticia», estimó por su parte el ministro británico de Finanzas, Philip Hammond.
– «Estímulo» –
La idea es gravar a las multinacionales de internet no en aquellos países en los que tienen oficinas y presencia física, si no en el lugar donde registran sus beneficios.
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, se felicitó de los «avances significativos», tras la adopción la semana pasada por parte de 129 países de una hoja de ruta que abría el camino a un acuerdo «de aquí a 2020».
Sin embargo, hay fuertes divergencias sobre los métodos de aplicación.
Aunque admitió la urgencia del tema, el secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, afirmó que se trata de «cuestiones complicadas», y no se debe «discriminar» el sector tecnológico.
Mnuchin expresó su desacuerdo respecto a la decisión de Francia y Reino Unido de gravar de forma unilateral a los GAFA sobre sus ingresos.
Estas dos iniciativas «preocupan» a Estados Unidos, aseguró, pero París y Londres «tienen el mérito de haberlas propuesto, en el sentido de que han generado una urgencia» y un «estímulo» para abordar el problema.
Entre las tres vías sometidas a la OCDE, la de Washington es la más amplia y ambiciosa, y no se limita a la economía digital. Alcanzaría a todos los grupos que «distribuyen» en otros países, como las empresas de lujo francesas en Estados Unidos, o las firmas estadounidenses en Europa.
Para la oenegé Oxfam, esta reunión es una «oportunidad única para poner término la evasión fiscal de las grandes multinacionales», según un comunicado publicado antes del encuentro de los ministros de Finanzas del G20.
– «Muy, muy importante» –
Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y sus socios es otro de los principales temas del G20, aunque el hecho de que Washington y México consiguieran alcanzar un acuerdo sobre aranceles e inmigración suavizó la situación.
«No podríamos estar más satisfechos con el acuerdo alcanzado. Es muy, muy importante y valoramos el compromiso que México ha hecho para ayudarnos en importantes temas migratorios», dijo Mnuchin en Fukuoka.
El presidente estadounidense, Donald Trump, había amenazado con aplicar a partir del lunes un arancel del 5% a todos los productos mexicanos si México no actuaba para impedir que cientos de miles de indocumentados atravesaran su territorio con miras a cruzar la frontera estadounidense.
«Es bueno, no solo para Estados Unidos y México, también para toda la economía internacional», abundó el gobernador del Bando de Japón, Haruhiko Kuroda.
Respecto a China, Estados Unidos dejó la puerta abierta a la reanudación de las negociaciones, según Mnuchin.
«Estábamos a punto de concluir un acuerdo histórico. Si quieren volver a la mesa y firmar según los términos que estábamos negociando, estaría muy bien. Si no, como dijo el presidente, seguiremos adelante con los derechos de aduana», advirtió.
Trump decidirá después de la cumbre del G20, prevista a finales de junio en Japón, donde se reunirá con su homólogo chino, Xi Jinping, si aplica los aranceles estadounidenses a los productos chinos.
AFP