El recién fugado capo narco mexicano tenía una red de 288 empresas creadas para lavar el dinero. El Departamento del Tesoro de EEUU identificó a sus testaferros en todo el mundo. Ahora, recomienza la cacería
En la noche del sábado, el narco traficante más importante de México, Joaquín «Chapo» Guzmán, volvió a fugarse de una cárcel de máxima seguridad de su país. En fuga, sus contactos vuelven a estar en la mira.
El diario El Universal de México detalló que desde el 2007, el Departamento del Tesoro de EEUU identificó el imperio financiero y las redes operativas que construyó Guzmán Loera y sus socios en 10 países del continente y España. Son 288 empresas que sirven para lavar el dinero sucio de la droga. Hay de todo: una boutique o aerolíneas, inmobiliarias, mineras, gasolineras y hasta un negocio para la crianza de avestruces. En total, se descubrieron 230 operadores clave, entre los que están familiares de los jefes del narcotráfico, pero también líderes de seis cárteles extranjeros y su gente, que son sus aliados.
El diario difundió que en 2007 se detectó una primera célula de su socio «El Mayo» Zambada, que dejó en claro que también se trata de un negocio familiar, ya que entre los 12 operadores identificados están su esposa Rosario Niebla Cardosa y seis de sus hijos, entre ellos Jesús Vicente Zambada Niebla -ahora sujeto a proceso en Estados Unidos-; esta red opera seis empresas, entre ellas la lechería Santa Mónica, un negocio de arte y hasta una estancia infantil en Sinaloa.
También se descubrieron las presuntas actividades al servicio del cártel de Víctor Emilio Cázares Salazar, con 23 operadores más y 19 negocios -inmobiliarias, comercializadoras y restaurantes- distribuidas en Jalisco, Sinaloa y Tijuana, Baja California. De hecho, los giros comerciales de cada grupo son variados, lo mismo hay arrendadoras, centros comerciales, casas de empeño, un parque acuático y hasta el Autódromo de Culiacán Race Park pertenecía a estas redes.
Red internacional
En 2009, las investigaciones del gobierno estadounidense condujeron a los nexos internacionales, con la red de Agustín Reyes Garza, un presunto lavador con negocios en Jalisco, pero también en Bogotá, Colombia: el Criadero las Cabañas y Agropecuaria la Cruz. Al año siguiente se descubrió al grupo del empresario Alejandro Flores Cacho que manejaba 19 compañías, una de ellas en Colombia y el resto en el Distrito Federal, Morelos, Estado de México y Chihuahua, entre ellas tres empresas aeronáuticas y el Club Deportivo Ojos Negros de Baja California.
El Universal reveló que en Colombia, el socio de el «Chapo» es el cártel de Jorge Milton Cifuentes Villa, con 34 operadores visibles y 54 empresas que articulan una red financiera al servicio del narcotráfico. Entre ellas una empresa internacional de servicios financieros con filiales en el Distrito Federal; Miami y Madrid; Panamá y Bogotá. Además de la Línea Aérea Pueblos Amazónicos, de Bogotá y Líneas Aéreas Lincandisa en Quito. También aparecen fundaciones filantrópicas como Salva la Selva y Bienestar para el Porvenir, la Compañía Metalúrgica Extractiva de Colombia, o Genética del Sur en Uruguay.
En Guatemala los aliados son el cártel que lidera Marllory Dadiana Chacón Rossell, una mujer que controla 28 empresas en ese país, con ramificaciones en Panamá. En Belice, el socio es John Ángel Zabaneh y su cártel, que opera cinco empresas turísticas y de químicos. Mientras que en Honduras, el cártel de José Miguel Chepe Handal Pérez trabaja con la organización mexicana a través de siete compañías como «El Rancho La Herradura» y tiendas de autopartes.
INFOBAE