Un suceso atroz ha teñido de negro el drama cotidiano de la inmigración clandestina a Europa. El hallazgo a última hora del miércoles de los cadáveres de tres mujeres degolladas en la frontera terrestre entre Grecia y Turquía ha causado conmoción y disparado todas las alarmas por el método utilizado para matarlas; algunos medios locales especulan incluso con la posibilidad de que pudieran haber sido víctimas de radicales islámicos. Las mujeres, con edades comprendidas entre los 35 y 15 años, procedían de “Oriente Próximo” o eran de “origen asiático”, según las autoridades, y dos de ellas habían sido también atadas de pies y manos. Bajo uno de los cuerpos se encontró un cuchillo de tipo militar, de los usados habitualmente por cazadores.
Otra de las hipótesis publicadas por medios locales es la posibilidad de que los asesinos pertenezcan a algún grupo paramilitar. Cabe recordar al respecto la actividad de “cazadores de migrantes” en la frontera búlgara, si bien en Grecia un suceso de estas características resulta inédito. Las autoridades excluyen la hipótesis del robo porque las pertenencias personales de las víctimas fueron encontradas junto a ellas.
Sus cuerpos fueron hallados en territorio griego, en una finca agrícola situada a escasos 50 metros del río Evros, que delimita la frontera entre los dos países y en los últimos meses se ha convertido en un paso muy frecuentado por los migrantes y las mafias que trafican con ellos como alternativa a la travesía del Egeo desde Turquía a las islas griegas; de hecho, el número de entradas por la frontera fluvial se ha multiplicado por dos desde 2017, así como el número de muertos, en su mayoría ahogados en el caprichoso y muchas veces agitado caudal del río. Si en 2017 fueron interceptados en la zona más de 5.600 migrantes, en julio de este año la cifra ya superaba los 9.000, según Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados. A toda Grecia han llegado unos 24.000 en lo que va de año, pese al pacto migratorio UE-Turquía que teóricamente selló la frontera marítima del Egeo a partir de marzo de 2016.