La canciller interina de Bolivia, Karen Longaric, se reunió este jueves con embajadores de los países miembros de la Unión Europea (UE) en La Paz para dialogar sobre el incidente que derivó en la expulsión de diplomáticos de España y México, medida que ha sido rechazada por el bloque europeo.
Al encuentro, del que por ahora no han trascendido detalles, asistió el jefe adjunto de la delegación de la UE en La Paz, Jörg Schreiber, junto a una decena de diplomáticos europeos.
Tras la reunión, Schreiber dijo muy escuetamente a los medios que fue «un diálogo muy abierto, muy constructivo» y honesto «que ha ayudado mucho a aclarar la situación» e indicó que se mantiene una «relación muy buena con el Gobierno» interino boliviano.
La UE sigue dispuesta a apoyar el desarrollo del proceso electoral de este año en Bolivia, agregó.
Antes de entrar al encuentro, el delegado señaló que acudieron al encuentro para «ratificar nuestra solicitud de bajar la tensión» y, a la vez, reiterar su «compromiso con Bolivia».
La Delegación de la UE en Bolivia rechazó el martes la decisión del Gobierno interino de Bolivia de declarar personas no gratas a la encargada de Negocios de la Embajada de España, Cristina Borreguero, y al cónsul español, Álvaro Fernández.
La UE consideró entonces que «la expulsión de funcionarios diplomáticos es una medida extrema e inamistosa que debe reservarse a situaciones de gravedad».
La decisión boliviana se originó en la visita de los diplomáticos españoles acompañados de individuos «encapuchados» y «presumiblemente armados» a la embajadora de México, María Teresa Mercado, en su residencia en La Paz el pasado 27 de diciembre.
El Gobierno interino de Jeanine Áñez ha justificado la medida, que incluye a Mercado y otros funcionarios, al señalar que los diplomáticos dañaron la soberanía boliviana.
En la residencia mexicana se encuentran asiladas desde noviembre alrededor de una decena de exfuncionarios de la Administración de Evo Morales, varios de ellos acusados por el Gobierno de Áñez por delitos como terrorismo.
El suceso fue interpretado por Bolivia como una intención de evacuar a los exministros de Morales, algo que el Ejecutivo español ha negado en todo momento, al asegurar que se trató de una visita de «cortesía y que los diplomáticos iban acompañados de «personal de seguridad» para su propia protección.
España ha calificado de «gesto hostil» la decisión del Gobierno boliviano y replicó con la expulsión de tres diplomáticos bolivianos que, según la Cancillería del país suramericano, fueron designados durante la gestión de Evo Morales.
Bolivia ha anunciado que enviará a un alto representante diplomático para superar el impase lo más pronto posible.
EFE