El crudo relato de una religiosa que fue abusada sexualmente por una monja

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El estremecedor relato de una religiosa que fue abusada sexualmente por una monja en Chile. Consuelo Gómez entró a los 18 años a las Hermanas del Buen Samaritano en la región chilena del Maule, donde denuncia que tuvo que atender a sacerdotes acusados de abuso sexual. En España, ella fue la víctima.

El nuncio, sabiendo todo esto, no ha hecho nada, y por eso ya no creo en él“, aseguró Consuelo, quien supo hace más de 30 años que cuando creciera iba a ser matrona, veterinaria o monja. Al momento de decidir, después de salir del colegio con 18 años, pensó en entrar a las Hermanas del Buen Samaritano, una congregación, publicó el medio chileno Emol.

El lugar se caracteriza por la atención a ancianos y enfermos que viven allí y reciben cuidados de manera gratuita. “Quedé enamorada y entré”, recordó. Era el año 1998 y estuvo en la congregación hasta que la abandonó en 2017. Antes de entrar, ya era catequista, corista y preparadora de confirmación.

“Pero después fueron pasando los años”, rememoró. Además de las tareas misioneras y de cuidado, a las novicias les correspondía hacer labores de aseo y mantención del convento, incluyendo preparar las comidas. Por todo su trabajo, y a pesar de la existencia de una especie de contrato con la congregación, aseguró, nunca recibió ningún pago, ni para gastos personales.

Consuelo contó que lo más complicado fue el control que recibía sobre su conexión con el mundo más allá de las paredes del convento. Las visitas se limitaban a dos o tres horas, una vez al mes, y los llamados tenían que durar menos de diez minutos. “No podíamos hablar con gente de afuera, porque nos decían que eran amistades particulares y que no correspondía. Siempre, todo lo que hacíamos, era con miedo”, cuenta. Cada vez que se conversaba con alguien, tenía que comunicarlo a su superiora.

A veces, cuando trabajaba en turno de noche cuidando a los enfermos, su hermana la visitaba. El resto de las religiosas dormían. En ese proceso, Consuelo recibió un gran golpe: la muerte de su abuelo, lo que la sumió en una depresión.

“Me salieron herpes en todo el aparato digestivo, comenzando con la boca, y jamás me llevaron al médico, sólo me tenían con suero y medicamentos a su parecer”, aseguró. Nadie le informó a sus padres de la situación, pero cuando pudieron enterarse la llevaron personalmente a ver un doctor.

A esa presencia de su familia atribuye lo que vino después, cuando el panorama se le complicó: la congregación la envió a España en el año 2000. “Ahí sí que el trabajo era de verdadera esclava”, acusó. Dijo, por ejemplo, que aquellas novicias a las que no se les asignaban turnos de noche, no tenían derecho a descansar durante la tarde. Tenía que estar, en todo momento, ocupada con una tarea. “De lo contrario eran retos, retos y más retos”. Empezó a tener crisis nerviosas y cayó en la anorexia.

Siempre las revisaban, incluso, la ropa interior que usaban. “Por lo mismo había mucho acoso de los sacerdotes, capellanes y directores espirituales, muchas tocaciones indebidas. Se les iban las manos hacia zonas que no debían. Esto pasaba también en Chile, pero en España lo defendían mucho y aceptaban este comportamiento”, relató.

Comenzó a sentir dolores muy fuertes de cabeza, del cuello y del cuerpo en general. “Nunca me creyeron y me obligaban a levantarme aunque estuviera revolcándome en la cama de dolor, incluso me daban cachetadas como castigo”, afirmó. En esa época, incluso, intentó terminar con su vida.

Yo fui abusada sexualmente por una monja en España, que también era chilena y superior a mí, varias y repetidas veces. Y todos sabían y me hicieron callar. Me hicieron sentir a mí que era culpable de todo. Pero ahora comprendí que esta es una historia que yo viví, que es mía, y que no soy la única“, dijo por primera vez a un medio.