Un caso contra tres hermanas adolescentes que mataron a su padre después de años de palizas y abuso sexual ha provocado protestas y ha puesto en el centro del debate el terrible historial de violencia doméstica en Rusia.
Krestina, Angelina y Maria Khachaturyan han estado detenidas o bajo arresto domiciliario desde julio de 2018, cuando apuñalaron al padre Mikhail hasta la muerte. Las hermanas, que tenían 17, 18 y 19 años en el momento del asesinato, se enfrentan a entre ocho y 20 años de prisión «por conspiración para asesinar en grupo». Se espera que el juicio comience a mediados de agosto.
Pero los abogados y activistas dicen que las adolescentes fueron forzadas a actuar para salvar sus propias vidas, señalando las pobres protecciones legales para las víctimas de abuso en un país donde los castigos por violencia doméstica se han reducido en los últimos años.
Las defensoras de los derechos de las mujeres insisten en que las hermanas deben recibir rehabilitación psicológica en lugar de una sentencia de prisión y exigen que el padre sea juzgado póstumamente.
Las hermanas Khachaturyan fueron golpeadas «prácticamente todos los días» por su padre, que también abusaba sexualmente de ellas, explicó el abogado Alexey Liptser a la agencia AFP. «En una oportunidad hasta les disparó con una pistola de aire comprimido», añadió.
Un vecino y un pariente de las jóvenes habían denunciado la violencia a la policía, pero sus acusaciones no se tomaron en serio. Según Liptser, Mikhail Khachaturyan tenía «buenas relaciones» con la gente de las fuerzas de seguridad.
De hecho, revela el abogado, en 2016, Krestina intentó suicidarse pero sus hermanas la salvaron.
Pero el año pasado, un violento episodio las empujó a decir basta. El padre las separó y las fue llevando una a una asu habitación. Allí las roció con gas pimienta y casa ahoga a una de ellas. Según Liptser, las dos mayores «decidieron que si no actuaban, una de ellas moriría».Esperaron hasta que se durmiera y lo apuñalaron docenas de veces.
Los defensores de los derechos de las mujeres dicen que el sistema legal de Rusia deja a las mujeres sin ninguna protección estatal por el abuso en el hogar. En 2017, por ejemplo, el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó un decreto que suaviza el castigo de la violencia intrafamiliar, haciendo que el primer delito se castiga solo con una multa.
En Rusia, la violencia doméstica rara vez se discute públicamente y los defensores de los derechos humanos dicen que la policía a menudo hace caso omiso de las denuncias. «En cambio, las mujeres que cometen violencia mientras se protegen de un abusador se enfrentan a fuertes penas de cárcel», se quejan las activistas.
Vivir en el infierno
Más de 160.000 personas han firmado una petición en línea para liberar a las hermanas y los activistas han realizado pequeñas protestas fuera de la Corte donde se han llevado a cabo las audiencias previas al juicio. «Las niñas vivían en el infierno», dijo Anna Rivina, que dirige un centro que ofrece asistencia jurídica gratuita a las víctimas de la violencia doméstica.
«Salvaron sus vidas de esa manera porque sabían que no habría ayuda de nadie, ni de la policía, ni de los vecinos, ni de los maestros», dijo. «El abuso doméstico contra las mujeres no es reconocido por el Estado, no hay un mecanismo legal para proteger a estas personas.»
Para Alyona Popova, una de las principales activistas rusas por los derechos de las mujeres, una sentencia condenatoria para las hermanas tendría consecuencias «catastróficas» para otras víctimas de violencia doméstica. «Habrá más víctimas mortales», dijo, y añadió que el juicio demostrará «si el Estado apoya a los abusadores o a las víctimas».