Diego Santoy Riveroll acaparó los noticieros en 2006, cuando decidió asesinar a dos niños en venganza porque la hermana de los menores terminó su relación.
Mejor conocido como «El Asesino de Cumbres», Santoy enloqueció cuando Erika Peña Coss decidió que ya no quería ser su novia. Fue así que en la madrugada del 2 de marzo de 2006 acudió al domicilio de la joven. Cubierto con un pasamontañas y guantes de látex, trepó por las paredes del inmueble hasta que logró ingresar a la residencia.
Una vez dentro, se escabulló hasta la habitación de Erika para intentar convencerla de que no lo abandonará; pero ante la negativa de la joven, Santoy asesinó a su hermana de 3 años, María Fernanda Peña Coss, y a Erick Azur, de 7 años de edad. Antes de huir, intentó degollar a su ex pareja y secuestró a la empleada doméstica; luego robo un coche y se fue del estado.
Cuatro días después, Diego y su hermano fueron detenidos en Oaxaca, mientras viajaban en un autobús con dirección a Guatemala. Ambos fueron trasladados a Monterrey, Nuevo León, donde ocurrió el asesinato.
Cuando finalmente Erika fue dada de alta del hospital tras recuperarse de las múltiples heridas, confesó que su ex pareja había asesinado a sus hermanos como represalia contra ella.
La historia dio un giro inesperado cuando el caso de Diego fue tomado por Raquenel Villanueva (famosa abogada que defendió a miembros de la delincuencia organizada) y el joven de 21 años de edad inculpó a su ex novia de la muerte de sus hermanitos.
Ante el juez primero de lo penal con sede en el reclusorio de Cadereyta, Santoy declaró que Erika Azur mató a sus hermanos porque los odiaba. En esa versión, él sólo le ayudó a matarlos. Supuestamente, la chica le había presionado para cometer el delito aludiendo a una falta de amor hacia ella.
Tras involucrar a la hermana mayor de la familia, Santoy volvió a modificar su testimonio y agregó que había mantenido relaciones sexuales con la madre de su ex pareja; en esa versión, Erika había matado a sus hermanos en un ataque de ira.
Aunque los señalamientos hacia ella fueron insistentes, los abogados de la defensa no presentaron pruebas contundentes en su contra. Fue así que recibió una condena de 137 años y seis meses por los delitos de homicidio calificado contra los menores, privación ilegal de la libertad, robo de vehículo y tentativa de homicidio. Además de le exigió pagar una indemnización de 300,000 pesos.
Aunque han pasado 13 años de aquella tragedia, la sociedad aún se estremece al recordarla. Y es que cada detalle de la historia es perturbador; él era un estudiante de 21 años de edad con una vida tranquila y acomodada en Monterrey; ella era hija de una conductora de televisión.
Cuando se cometió el crimen, la comunidad regiomontana y el país entero se volcó al caso. Televisa, TV Azteca y Multimedios siguieron de cerca el caso y exhibieron las declaraciones de los implicados, con lo cual todo el país supo a detalle la vida privada del agresor y sus víctimas.
Al saber cada detalle, el Caso Cumbres generó gran polémica; por un lado habían quienes exigían la pena máxima para Santoy; pero otros creían que su novia lo había manipulado y no podían responsabilizarlo. Fue tan mediático que un grupo de mujeres creó un club de admiradoras y eventualmente Santoy se acabó casado con la presidenta del club y tuvieron un hijo.
El crimen efectuado en la calle Monte Casino número 2909 de la colonia Cumbres se hizo tan famoso que hasta una película se hizo; «Cumbres», del director mexicano Gabriel Nuncio.
A sus 34 años de edad, Santoy sigue preso en Cadereyta, donde imparte clases de computación a los internos. Su buen comportamiento le permitió una reducción de la sentencia, con la que sólo deberá pasar 71 años de prisión.
Por su parte, Erika decidió rehacer su vida. Se casó y vive en Guanajuato, fuera del ojo público. Su madre también desapareció como figura televisiva y toda la familia abandonó la ciudad de Monterrey.
Aunque ha pasado más de una década, las personas relacionan al «Asesino de Cumbres» con una historia de amor que terminó en tragedia.