Es el primer viaje público del presidente sirio al extranjero desde que estalló la guerra
El líder sirio, Bachar el Asad, se reunió anoche en Moscú con el presidente ruso, Vladímir Putin, para analizar la marcha de la lucha contra el terrorismo en Siria, comunicó este miércoles el Kremlin. Rusia comenzó a finales del mes pasado una serie de ataques aéreos en Siria contra objetivos que identifica como del Estado Islámico (ISIS) y otros grupos militares que combate el Gobierno de El Asad.
En una transcripción de los comentarios de los ambos líderes difundida por el Kremlin que cita la BBC, Putin describió a Siria como un país «amigo» y dijo que Rusia estaba dispuesta a contribuir «no sólo a la acción militar … sino también al proceso político» para llevar la paz al país. El presidente ruso comentó que Rusia está ofreciendo «asistencia efectiva» a Siria que ha estado «resistiendo, luchando, casi en solitario, contra el terrorismo internacional durante varios años».
Mientras, El Asad, que expresó su «enorme gratitud» a Rusia «por su ayuda» y por «posicionarse por la unidad de siria y su independencia», aseguró que los rebeldes habrían avanzado en territorio sirio si Moscú no hubiera intervenido. El Asad afirmó que «el terrorismo es el obstáculo para una solución política» en Siria.
«Las conversaciones fueron bastante prolongadas», dijo a la prensa el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, al informar sobre la visita relámpago no anunciada de El Asad a la capital rusa. Es el primer viaje al extranjero del líder sirio desde que comenzó la guerra civil en Siria en 2011, según ha informado la televisión estatal siria.
Putin y El Asad hablaron sobre temas relacionados con las operaciones conjuntas que desarrollan la Fuerza Aérea rusa y las Fuerzas Armadas bajo mando de Damasco para frenar al ISIS y al resto de grupos terroristas y rebeldes que operan en el país. También, precisó el portavoz de la Presidencia rusa, sobre diversos aspectos de sus relaciones bilaterales. Putin se mostró preocupado porque, dijo, hay al menos 4.000 ciudadanos de la antigua Unión Soviética luchando con los grupos rebeldes en Siria.
La reunión entre ambos líderes contó también con la participación de diversos altos cargos del Gobierno ruso. «Las negociaciones fueron suficientemente largas, el tema de la negociación es comprensible», ha señalado Peskov.
Intervención en Irak
Por otra parte, la alianza de partidos que apoya al Gobierno iraquí y varias milicias chiíes han reclamado al primer ministro del país, Haider al Abadi, que solicite a Rusia que inicie una campaña de ataques aéreos contra el ISIS en su territorio.
Al Abadi, su Ejecutivo y las milicias chiíes han expresado su frustración por el ritmo y la intensidad de los ataques contra el ISIS lanzados por la coalición militar liderada por Estados Unidos y han manifestado su intención de pedir apoyo a las autoridades de Moscú para lograr más avances.
Mientras, el jefe de Estado Mayor de Estados Unidos, el general Joseph Dunford, aseguró este martes, en una visita sorpresa a Bagdad, que Estados Unidos quiere garantías del Gobierno de Irak de que no solicitará la intervención de Rusia.
Dos parlamentarios de la alianza que apoya a Al Abadi han explicado a Reuters que el primer ministro está siendo sometido a una «tremenda presión» por parte de la Alianza Nacional para que solicite la intervención de Rusia. Parlamentarios y representantes de dicha alianza han señalado que la semana pasada, en una reunión, se le remitió al primer ministro una petición para que solicitara el apoyo de Rusia, pero que Al Abadi no ha contestado.
Irak ha recibido entrenamiento militar por más de 20.000 millones de dólares desde la caída de Sadam Husein en 2003, pero su ejército no puede hacer frente a la ofensiva del ISIS en el norte y que ya ha hecho enormes avances en el oeste del país.
Rusia, Irán, Siria e Irak han formado un grupo Inteligencia con sede en Bagdad para intentar aumentar los esfuerzos para impedir el avance de Estado Islámico. Esta unidad ya ha compartido datos de Inteligencia para los ataques que se realizan en Irak y en Siria.
El País