Se trata de la primera mujer en enfrentar la pena de muerte a nivel federal en Estados Unidos desde 1953. Madre de cuatro hijos, le hizo creer a su nuevo marido que estaba otra vez embarazada. Todo era una gran mentira. Conoció a su víctima, de solo 23 años, por un chat de cría de perros de raza. El encuentro virtual fue la puerta al horror.
Estaba por ser madre por primera vez, cursaba un embarazo de ocho meses, y tenía 23 años cuando el horror la sorprendió por la espalda dentro de su propia casa en Skidmore, Missouri, Estados Unidos. Bobbie Jo y su marido, Zeb Stinnett, tenían en su propiedad un criadero de perros de la raza rat terrier (perros guardianes, más bien pequeños, que los norteamericanos usan mucho en las zonas rurales para combatir ratas y otras plagas) para complementar el dinero que les entraba por sus respectivos trabajos. Casualmente sería esta actividad la que conduciría a la cruel y violenta muerte de Bobbie Jo.
La joven madre y la apropiadora asesina
Bobbie Jo Stinnett nació y murió en el mes de diciembre: nació el 4 (en 1981) y murió el 16 (en 2004) con 23 años cumplidos. Inteligente y tímida, tenía un hermano menor al que adoraba, se casó con un amigo de toda la vida en 2003, dos años después de haber terminado la secundaria con honores.
Ella y su marido Zeb (23) trabajaban en la fábrica Kawasaki Motors Manufacturing Co. y, además, criaban en su casa perros rat terrier. Les venían muy bien esos dólares extra, sobre todo ahora que tendrían a su primer hijo.
Por su parte, Lisa Marie Montgomerytenía 36 años cuando se convirtió en la cruel carnicera de Bobbie Jo, y arrastraba un historial de miedo. Había nacido el 27 de febrero de 1968 en una familia caótica. Fue violada por su padrastro durante muchos años, y en la adolescencia buscó refugio en el alcohol. Cuando tenía 14 años su madre descubrió los abusos, pero dicen que la terminó culpando y la llegó a apuntar con un arma amenazándola.
Terminó escapando de su casa a los 18 para casarse con Carl Bowman. Tuvieron cuatro hijos y, en 1990, por consejo médico, decidió ligarse las trompas para no tener más niños. Se separaron brevemente en 1993, pero recompusieron la relación. En 1998 fue él quien decidió separarse definitivamente. Un tiempo después Lisa conoció a otro hombre separado, el electricista Kevin Montgomery, que tenía 3 hijos. Se casaron en el año 2000.
La pareja se mudó a vivir con los 7 hijos (los 3 de él y los 4 de ella) y los padres de Kevin.
Seis días antes del crimen de Bobbie Jo, el primer marido de Lisa había solicitado a la Justicia la custodia de los dos hijos menores de los cuatro que habían tenido juntos. Para entonces, Lisa llevaba ya un tiempo simulando otro embarazo de Kevin.
Encuentro virtual fatal
Bobbie Jo y Lisa Montgomery se conocieron online, en un chat de perros de la raza que ambas criaban titulado Ratter Chatter. Intercambiaron correos electrónicos y durante mucho tiempo compartieron amenas charlas. En ese chat Bobbie Jo anunció feliz que estaba esperando la llegada de su primer hijo para enero de 2005. Otra participante, Lisa Montgomery, de Melvern, Kansas, también anunció que había estado embarazada de mellizos, pero que uno había muerto y que esperaba dar a luz al que había sobrevivido en diciembre. Las conversaciones giraban en torno a sus vidas, que parecían tener muchas cosas en común.
En abril de 2004, Bobbie Jo y Lisa con sus “embarazos” recién comenzados se encontraron en un show de rat terrier en Abilene, Kansas. Hay una foto de ese show canino que las muestra juntas. Zeb Stinnett también está en la imagen en un extremo. Todo era normal hasta entonces.
Siguieron intercambiando mensajes sobre los buenos y malos momentos de los embarazos, ideas de nombres, lo que deberían ir comprando para los bebés. Hacia fines de 2004, Jason Dawson (amigo de Bobbie Jo, criador y participante también del chat de rat terrier) recibió un mail de una mujer llamada Darlene Fischer, a quien no conocía. Darlene le preguntó a Dawson si sabía de alguien que quisiera dar cachorritos en adopción: ella quería comprar uno para sus hijos. Dawson, que sabía que Bobbie Jo tenía varios, le pasó su nombre y su sitio web (www.happyhavenfarms.com). Darlene se puso en contacto por mail con Bobbie Jo y también por Ratter Chatter. Esta vez su usuario en el foro era fischer4kids (fisher4hijos) y dijo a los miembros del grupo que vivía en Fairfax, Missouri, a 25 minutos de auto de la casa de Bobbie Jo.
Lo que ninguno sabía era que esa supuesta interlocutora que se identificaba como Darlene Fischer era, en realidad, Lisa Montgomery, de Kansas. Todo estaba planeado meticulosamente por Lisa.
El mensaje del miércoles 15 de diciembre de 2004, de Darlene a Bobbie Jo, en el chat de los criadores decía: “Me recomendó contactarte Jason Dawson. Como no pude encontrarte por mail ni por teléfono, te escribo por acá. Por favor, contactate conmigo cuanto antes, porque estamos considerando comprarte uno de tus cachorritos, y quisiera hacerte un par de preguntas”.
Bobbie Jo, que era muy cuidadosa y exigente con sus ventas, porque adoraba a sus perros, le respondió más tarde ese mismo día: “Darlene, te mandé por mail la dirección, así podemos encontrarnos. Espero que este mail te llegue. Un placer chatear contigo por Messenger, y espero seguir haciéndolo mañana. Gracias. ¡Hablemos pronto, Darlene! Que tengas una linda tarde. Bobbie.”
La cita era para el día siguiente, jueves 16 de diciembre de 2004, a las 14.30.
El jueves 16 de diciembre
Ese jueves era un día corriente. Zeb Stinnett salió para trabajar, como lo hacía siempre, y dejó a Bobbie Jo en casa con los perros, esperando la llegada de una tal Darlene Fischer, que quería ver los cachorros.
A eso de las 14:15 Bobbie Jo llamó a su madre, Becky Harper, por teléfono. Estaba contándole que esperaba a esta mujer interesada en sus perros cuando golpearon la puerta. Eran las 14:30. Cortaron la comunicación. Sería la última vez que madre e hija hablarían. Bobbie Jo abrió la puerta y dejó pasar a quien creía ser Darlene Fisher.
No se sabe si Bobbie llegó a reconocer a Montgomery, a quian había visto una vez en su vida, pero no hubo mucho tiempo, porque apenas le dio la espalda, Lisa se lanzó sobre ella. Le enroscó en el cuello una cuerda rosada que había llevado y comenzó a apretar con fuerza y sin pausa, hasta que Bobbie Jo dejó de luchar y cayó pesadamente al piso.
En la lucha, la víctima llegó a arrancarle con sus manos mechones de pelo a su atacante. Con Bobbie Jo desmayada, Lisa la dio vuelta y con un cuchillo de cocina comenzó a abrir su abdomen. Una vez que el tajo hecho fue lo suficientemente grande, extrajo al bebé (que resultó ser una niña) y cortó cuidadosamente el cordón umbilical. Luego envolvió a la recién nacida en una manta y, con ella en brazos, corrió hasta su Toyota Corolla rojo, y se marchó. Tenía que conducir unos 200 kilómetros.
La doctora Mary Chase (jefa médica y perito forense del condado de St. Louis, quien ha conducido unas diez mil autopsias, muchas de ella producto de homicidios) tuvo una visión mucho más descarnada de lo que habría ocurrido. En el juicio contra Lisa Montgomery sostuvo que Bobbie Jo luchó y se defendió mucho más de lo que se creía. Dijo que con el primer intento de ahorcamiento Bobbie Jo cayó desmayada. Fue entonces que Lisa tomó el cuchillo y practicó la primera incisión en su abdomen, pero mientras estaba haciéndolo, la víctima recobró la conciencia y, desesperada, intentó pararse para pelear por su vida. Lisa volvió a recurrir a la soga que tenía Bobbie Jo en el cuello y la apretó hasta que la asfixió. Prueba de esto, dice la doctora Chase, es la sangre en las plantas y los dedos de los pies que tenía la víctima: eso indicaría que intentó pararse luego del primer tajo, cuando ya sangraba.
Mostró al jurado las fotos de los pies y también del cuello, donde se veían las dos marcas de ahorcamiento. Además, la víctima tenía cortaduras defensivas en sus manos y un buen golpe en el puente de la nariz. Había sido una brutal carnicería.
El cuerpo sin hijo
Como su hija no pasó a buscarla por el trabajo, como habían quedado, Becky Harper, caminó hasta la casa de Bobbie Jo. A las 15:30 abrió la puerta y comenzó a llamarla. La encontró en el cuarto del fondo, donde estaban las perreras para los cachorritos. Bobbie Jo se encontraba en el suelo, en el medio de un charco de sangre. Beckie inmediatamente llamó al 911 y, en medio de llantos y gritos histéricos, intentó explicar: » (…) hay sangre por todos lados (…) ella estaba embarazada… es como si su estómago hubiese explotado”. También pudo balbucear que no había señales del bebé.
Los paramédicos llegaron inmediatamente, pero no la pudieron revivir. Bobbie Jo fue declarada muerta a las 16:27, al llegar al hospital San Francis, de Maryville. En las manos de la víctima había varios mechones de pelo rubio.
Becky explicó, a los primeros policías que la entrevistaron, que había hablado con su hija una hora antes de encontrarla y que ella le había dicho que esperaba una visita de una mujer de Fairfax y que justo mientras estaban hablando habían golpeado a la puerta. Su hija había cortado el teléfono para ir a recibir a su asesina.
Búsqueda contrarreloj
La policía comenzó rápidamente la investigación. Temían que el bebé estuviera en gravísimo peligro y con un alto distrés después de un parto tan violento. Debían encontrarlo.
No había signos de que la entrada hubiese sido forzada.
La policía quería disparar el Alerta AMBER para niños desaparecidos y en peligro inminente, pero como no tenían descripción del bebé y eso no estaba descripto en los protocolos, al principio la alerta les fue negada. Por suerte, el contacto con el congresista Sam Graves pudo destrabar le disyuntiva y, finalmente, procedieron a dar el alerta. En cuestión de segundos la noticia se difundió por toda la nación.
Fue una criadora de la raza de perros rat terrier de Carolina del Norte, llamada Dyanne Siktar, la que vio las noticias y ató cabos. Reconoció la foto de la joven embarazada de Missouri asesinada. La consideraba casi una amiga luego de tantas conversaciones en el Ratter Chatter. Siktar entró al chat y encontró que todos estaban muy conmovidos. Mirando los posts de los últimos días, pensando qué podría haber pasado, descubrió un par de mensajes de ida y vuelta entre Bobbie Jo y una tal Darlene Fischer el día anterior al crimen.En ellos, Bobbie Jo y Fisher se intercambiaban los mails y las direcciones de sus casas. El hallazgo le dio desconfianza, y llamó al FBI para contarles lo que había descubierto. Fue la investigadora perfecta. Los agentes quisieron rastrear a Darlene Fischer, pero no existía nadie en la zona con ese nombre. Los analistas forenses informáticos del FBI buscaron el IP de donde provenían los mails que había recibido en su computadora la joven asesinada.
Los dichos de la madre de Bobbie Jo sumados a la declaración de un testigo que decía haber visto un auto rojo viejo y sucio en la entrada de la propiedad de los Stinnett a las 14:30 y los chats que los detectives encontraron en la red condujeron a una mujer de 36 años: Lisa Marie Montgomery, en la calle South Adams Road, en Melvern, Kansas.
La historia que contó Lisa
El 17 de diciembre, en el café Whistle Stop, de Melvern, Lisa y Kevin Montgomery presentaron a sus amigos a la nueva integrante de su familia: Abigail.
Lisa les contó a todos, esa mañana, su aventura maternal: mientras estaba en un shopping de Topeka, el día anterior, se le había desencadenado el trabajo de parto. Había sido llevada a un centro de salud donde había nacido la bebé. Lisa siguió relatando que desde allí mismo había llamado a su marido a las 17:15 contándole la novedad, y le había pedido que las fuera a buscar.
Kevin (que trabajaba en Acme Sign Inc.) tomó a dos de sus hijos adolescentes y los subió a su camioneta para ir a recoger a su mujer y a su pequeña hija recién nacida. En un parking de Topeka recogieron a madre e hija y volvieron en dos autos. El Toyota Corolla rojo de Lisa lo condujo uno de los dos adolescentes. Los amigos, asombrados, creyeron la historia, y declararon que la bebé era pequeña, pero que se veía muy saludable.
Nadie podía sospechar tan truculenta historia detrás de la pequeña Abigail.
Detención y confesión
Los detectives Fritz y Strong, el viernes 17 de diciembre, fueron enviados hasta la casa de campo de los Montgomery, en Melvern. La esperanza era encontrar al bebé robado con vida.
Sorprendieron al matrimonio Montgomery sentado en el sofá. En la pantalla del televisor se veía grande: “Alerta Amber”, estaban pasando la noticia del crimen y del recién nacido desaparecido.
Lisa tenía a la bebé en brazos, su cabecita perfectamente redonda fue lo primero que llamó la atención de los agentes. Era una beba claramente producto de una cesárea. No lloraba, y parecía estar en perfecto estado. Los agentes se identificaron, e hicieron lo mismo con los dueños de casa. Luego empezaron a preguntar por la recién nacida.
Lisa, sin pestañear, contó la misma historia que les había relatado a sus amigos, en el café, hacía unas horas. Pero los policías chequearon en el centro de salud. Allí les dijeron que el jueves no había nacido ningún bebé. La pareja fue llevada hasta la oficina de los grupos antinarcóticos para ser interrogada. Los dos veteranos oficiales se sentaron a entrevistar a Lisa. Poco a poco, ella empezó a confesar.
El agente Fritz recordó en una entrevista: “Puse mi silla pegada a la de ella, nuestras rodillas se tocaban. Me corrí un poco y ella puso su mano en mi mano y yo puse mi otra mano encima y le dije: ‘Necesitamos aclarar esto. Necesitamos llegar al fondo y que cuentes todo’”. Y Lisa habló. Fue entonces que escucharon la historia más terrible de sus vidas. Lisa Montgomery admitió lo que había hecho. Cuando se lo informaron a su marido, él entró en shock. Realmente había creído que su mujer estaba embarazada y que Abigail era su hija.
Lisa fue arrestada. Kevin nunca fue acusado de nada, le creyeron que no estaba al tanto de los hechos. Kevin expresó sincera compasión por los Stinnett: “Esto debe ser mucho más duro para ellos que para mí. Estoy seguro de que conseguirán apoyo emocional de su iglesia y de su comunidad”.
Una vez confesado el crimen, las autoridades llevaron inmediatamente a la bebé al hospital de Topeka. Allí la esperaba su desolado padre, Zeb Stinnett. Los estudios de ADN de la recién nacida confirmaron rápidamente que era la hija de Bobbie Jo y Zeb.
Luego de una corta estadía en el hospital, Zeb fue autorizado a llevársela a su casa. A pesar del nacimiento traumático, la beba estaba en perfectas condiciones. Era milagroso.
Bobbie Jo fue enterrada en el Hillcrest Cemetery, en Skidmore, en un día helado. Más de 400 personas fueron a despedirla reunidos por el espanto. El que ofició la ceremonia fue el mismo pastor que, un año antes, había casado a Zeb y Bobbie Jo: el reverendo Herald Hamon, de la Iglesia Cristiana de la ciudad.
En busca de motivos para entender el espanto, el empleador de Lisa Montgomery dijo que no había nada para remarcar de su ex empleada. “Nada que pudiera hacer pensar que era capaz de hacer algo así”, declaró a la policía Kirk Williams, el dueño de la franquicia del restaurante de comidas rápidas Wendy’s. Lisa no iba a trabajar desde mediados de noviembre, relató. Él creía que ello era debido a que tenía un embarazo muy avanzado.
Pero durante el juicio a Lisa Montgomery se hizo evidente que ella llevaba años mintiendo a todos. Entre los testigos en su contra estuvieron sus dos maridos, la ex de uno de ellos y el amigo de Bobbie Jo, Jason Dawson, quien fue el que conectó a Darlene (Lisa) con Bobbie Jo.
Carl Bowman, su primer esposo, estaba en medio de una batalla judicial con la acusada por la custodia de sus hijos. Él testificó que su ex mujer no podría haber estado embarazada como decía porque, en 1990, se había ligado las trompas después del nacimiento de su último hijo, que nació sietemesino. La intervención se la había recomendado el obstetra luego de ese parto tan prematuro. Aun así, después del procedimiento, Lisa inventó cinco embarazos más, dos mientras todavía estaba casada con Carl Bowman. Después de separados, siguió con las fábulas.
Bowman, que pedía en la Justicia la tenencia de sus hijos menores, la había amenazado con revelar sus mentiras respecto de los embarazos. Lamentablemente, eso podría haberla empujado a dar el paso final que ya venía elucubrando desde hacía mucho tiempo.
El día anterior al crimen, Lisa llamó a Bowman. Le dijo que esta vez le iba a probar que era cierto, que ella no mentía, que tendría un bebé y que “él estaba equivocado”.
Bowman aseveró a la prensa, apenas Lisa fue arrestada: “Ella nunca estuvo embarazada. Y no perdió ningún bebé, todo es una gran mentira”.
Por su parte, Kevin Montgomery declaró que su mujer había asegurado estar embarazada en tres ocasionesmientras estuvieron casados. Él le creyó las tres veces. Las dos primeras veces Lisa le dijo que algo andaba mal con el bebé que se gestaba y que terminaron en abortos. La tercera vez fue la que culminó con él yéndola a buscar a Topeka cuando ella le anunció el repentino nacimiento de su hija. Kevin aseguró haber creído genuinamente en todo lo que ella decía. Si bien reconoció que un familiar de Lisa le había dicho que ella se había ligado las trompas, él reconoció no saber qué significaba eso exactamente.
La ex mujer de Kevin, Lori Colwell, también fue una testigo del caso. Ella estaba convencida de que Lisa engañaba a su ex diciéndole que estaba embarazada. Admitió, además, que Kevin no poseía suficientes recursos sociales para manejar a Lisa y que era fácilmente manipulable.
En las audiencias preliminares, un neurocientífico muy reconocido presentado por la defensa, Vilayanur Ramachandran, testificó que Lisa había sufrido numerosos golpes en la cabeza por parte de sus padres y de sus maridos. Esos abusos físicos podrían haber dañado su cerebro en aquella región que controla las agresiones. Sus abogados defensores primero intentaron culpar del hecho al hermano de Lisa Montgomery, pero él tenía una coartada fehaciente. Así que luego fueron por otra causa: ella padecía pseudociesis (embarazo psicológico), una condición mental que puede llevar a una mujer a presentar síntomas de embarazo y creer falsamente que está gestando un bebé. Los médicos de la defensa dijeron también que Lisa sufría depresión, desorden de la personalidad y síndrome postraumático. Un cóctel de patologías que apuntaban a alejarla de la pena de muerte.
Pero ni el fiscal ni los expertos de la acusación estuvieron de acuerdo con estos diagnósticos. El prestigioso psiquiatra forense Park Dietz (el mismo que trabajó en los casos de los asesinos Jeffrey Dahmer y Ted Kaczynski Unabomber, así como en el de Susan Smith, una mujer que ahogó a sus dos hijos para conservar un amante) consideró que los argumentos para salvarla eran indignantes.
El fiscal Mate Whitworth aseguró que Lisa Montgomery planeó el asesinato con premeditación y sostuvo que los terribles abusos que había sufrido no eran causa suficiente para explicar la detallada planificación de su crimen. Habían encontrado sus búsquedas en Internet sobre cómo practicar una cesárea. De hecho, el sheriff Ben Espey, que había llegado primero a la escena del crimen, atestiguó crudamente: “Bobbie Jo tenía heridas dentadas en su bajo abdomen. Noté que su estómago había sido brutalmente abierto”.
Lisa Montgomery fue juzgada por un delito federal (porque ocurrió en dos estados diferentes): secuestro terminado en muerte.
El 22 de octubre del 2007, el jurado la encontró culpable de asesinato y, el 26 de octubre, recomendó para ella la pena capital. El 4 de abril del 2008, el juez Gary A. Fenner, la sentenció oficialmente a muerte. El 19 de marzo de 2012, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos negó una petición de clemencia que hizo Montgomery.
Lisa Montgomery, con 52 años, fue ejecutada este miércoles en Texas. El número carcelario que la identificaba era el 11072-031.
El milagro de obtener una Victoria
El macabro caso tuvo amplia repercusión en los medios y fue relatado en dos libros: Baby Be Mine (Este bebé será mío), de Diane Fanning, y Murder in the Heartland (Asesinato en la tierra del corazón), de M. William Phelps. La historia de Lisa llegó también al famoso programa de televisión de Larry King, donde contaron que Bobbie Jo Stinnett era la tercera persona de la familia en ser asesinada: una prima había perdido la vida en manos de un novio, y otra había desaparecido para luego ser hallada muerta. También fue recreado para la pantalla en Deadly Women (Mujeres que matan), en el episodio “Obsesión fatal” y, además, se narró en el quinto capítulo del documental Nadie vio nada, en agosto de 2019.
Bobbie Jo no tuvo la oportunidad de conocer ni de amar a su hija. Pero su marido Zeb decidió ponerle a la bebé un nombre que evoca el milagro ocurrido aún experimentando la más horrenda de las pesadillas. Porque en el medio de una muerte atroz, se dio la maravilla de la vida. Por eso, él decidió llamarla Victoria Jo Stinnett. Una victoria conquistada por sobre las lágrimas, y que hoy ya tiene 16 años.
La ejecución
Cuando se levantó la cortina de la sala de ejecuciones este jueves, Montgomery pareció momentáneamente desconcertada al ver a los periodistas que la observaban desde detrás de un grueso vidrio. Cuando comenzó el proceso de ejecución, una mujer que estaba de pie junto a ella, se inclinó, le sacó la mascarilla y le preguntó si quería decir unas últimas palabras. “No”, contestó Montgomery en voz baja.
Movió los dedos nerviosa durante varios segundos, pero no mostró más signos de angustia, y cerró rápidamente los ojos.
reseñado por INFOBAE