Estados Unidos está cada vez más cerca de un cierre de Gobierno para el que no parece haber solución a la vista: los republicanos afines al expresidente Donald Trump (2017-2021) están en plena rebelión y se resisten a aceptar una solución a corto plazo que financie a las agencias federales más allá del 30 de septiembre, cuando se acaban los fondos disponibles.
Si la Administración pública se queda sin fondos, la mayoría de las agencias gubernamentales, museos y parques nacionales cerrarán sus puertas, mientras que cientos de miles de empleados federales se quedarán temporalmente sin trabajo y sin sueldo, lo que podría acabar teniendo un impacto en la economía.
La situación actualmente se encuentra en un punto muerto y la Casa Blanca ya ha pedido a las agencias federales que hagan los preparativos necesarios para echar el cierre.
Todas las miradas se centran en el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, quien ha intentado persuadir al ala más radical de su partido para aprobar una resolución que financie el Gobierno a corto plazo y evite que se quede sin fondos a partir del 30 de septiembre, cuando comienza el nuevo año fiscal.
Sin embargo, los republicanos afines a Trump unidos bajo el paraguas del «Freedom Caucus» (El Caucus de la Libertad) se han opuesto.
Su objetivo es deshacer un acuerdo al que llegaron en junio el presidente, Joe Biden, y McCarthy, mediante el cual el Congreso suspendió el límite de endeudamiento de Estados Unidos a cambio de que la Casa Blanca aceptara límites específicos en el gasto gubernamental.
Al «Freedom Caucus» no le gustó ese pacto y quieren más recortes. En concreto, buscan establecer un límite de gasto público de 1,47 billones de dólares para el año fiscal 2024, lo que supone 120.000 millones de dólares más en recortes de lo acordado.
A pesar de su resistencia inicial, McCarthy ha tenido que dar su brazo a torcer y el martes la Cámara Baja, donde los republicanos tienen una estrecha mayoría, comenzará a debatir una docena de proyectos de ley destinados a financiar el Gobierno y que incluyen recortes a varios programas.
Uno de los temas más delicados es el relacionado con la ayuda a Ucrania. El propio Trump, que parte como favorito para hacerse con la nominación republicana para las elecciones de 2024, ha pedido a sus correligionarios que dejen de enviar ayuda militar a Ucrania.
Biden, sin embargo, ha solicitado al Congreso que apruebe 24.000 millones de dólares adicionales de asistencia militar y este mismo fin de semana insistió en la necesidad de que los conservadores «empiecen a hacer el trabajo para el que fueron elegidos».
Un cierre del Gobierno también podría resultar en la interrupción de programas de entrenamiento para las fuerzas ucranianas, como el que actualmente se lleva a cabo en Alemania, donde se está capacitando a unos 200 ucranianos en la operación y mantenimiento de tanques estadounidenses Abrams.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, visitó Washington la semana pasada para persuadir a los republicanos afines a Trump sobre la importancia de continuar apoyando a Ucrania, pero no está claro si logró cambiar opiniones en esa parte de la bancada.
Pese al interés de algunos republicanos de debatir la ayuda a Ucrania, el tiempo apremia.
Normalmente se tarda semanas, incluso meses, en debatir proyectos de ley como los que empezará a considerar la Cámara Baja el martes y, una vez que son aprobados, deben pasar a ser evaluados por el Senado.
La esperanza de McCarthy es que, a medida que se acerque la fecha límite del 30 de septiembre, los republicanos más radicales se den cuenta de que el plazo se acaba y que deben ceder para aprobar una resolución que evite un cierre de la Administración pública.
Con ese objetivo, McCarthy ya está preparando una resolución que prorrogue la financiación del Gobierno 45 días más hasta noviembre, aunque esa propuesta enfrentará casi con seguridad oposición de los elementos más radicales del partido como el representante Matt Gaetz, de Florida.
Desde 1976, cuando se aprobaron nuevas leyes presupuestarias, la Administración se ha quedado sin fondos en unas 20 ocasiones, aunque la mayoría de veces ha sido solo durante un día.
El cierre más largo, de 35 días, ocurrió durante la Presidencia de Trump debido a unos desacuerdos entre demócratas y republicanos sobre los fondos para el muro que quería alzar en la frontera con México.
Esta vez, sin embargo, la batalla no se libra entre las dos formaciones, sino dentro del propio Partido Republicano, en particular entre aquellos que respaldan a Trump y los que abogan por ideas más moderadas. EFE