Estados Unidos ordenó el cierre del consulado chino en Houston, al que acusa de ser el «corazón» de una red de espionaje, decisión que se conoce en medio de crecientes tensiones entre las dos potencias.
La medida fue anunciada el miércoles por Pekín, que la consideró una «provocación» y amenazó con «represalias», presagio de un deterioro aún mayor de las relaciones entre las dos potencias, enfrentadas por la polémica ley sobre la seguridad en Hong Kong, las acusaciones de espionaje o la situación de la minoría uigur en el noroeste de China, entre otras diferencias.
El consulado fue cerrado «para proteger la propiedad intelectual estadounidense y la información privada de los estadounidenses», explicó la administración de Trump sin dar más detalles, reseñó AFP.
«La Convención de Viena dice que los diplomáticos de Estado deben ‘respetar las leyes y reglas del país anfitrión’ y ‘tienen el deber de no interferir en los asuntos internos de ese Estado'», afirmó en un comunicado la portavoz del departamento de Estado, Morgan Ortagus.
La diplomacia estadounidense añadió que, en el pasado, el régimen comunista había llevado a cabo «un espionaje masivo» en Estados Unidos e interfirió en política interior, ejerció presiones sobre responsables económicos y «amenazó a las familias sinoestadounidenses que residen en China».
En viaje a Dinamarca, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, no ahondó en esas justificaciones, pero denunció una vez más el «robo de propiedad intelectual por el Partido Comunista chino» tanto en Estados Unidos como en Europa.
Pompeo mencionó el caso de los piratas informáticos chinos que en la víspera fueron imputados en Estados Unidos por intentar robar datos sobre el desarrollo de vacunas contra la covid-19 y vulnerar los sistemas de cientos de compañías occidentales.
«El presidente Trump ha dicho ‘suficiente'», insistió Pompeo, quien amenazó con nuevas sanciones por cada instancia en la que Pekín no se «comporte» de acuerdo a los deseos de Washington.
Marco Rubio, presidente republicano del comité de Inteligencia del Senado estadounidense, dijo por su parte que el consulado de China en Houston es «el corazón de una vasta red de espías y de operaciones de influencia del Partido Comunista chino en Estados Unidos».
Según el senador, un aliado cercano a Trump, por esa razón el cierre de esa dependencia diplomática debería haberse decidido «hace tiempo».
«Los espías tienen 72 horas para salir, bajo pena de ser arrestados», escribió Rubio en Twitter.
Varios medios de Houston informaron que los bomberos acudieron el martes por la noche al consulado porque habría documentos que se estaban quemando en el edificio.
La policía local confirmó en Twitter que se veía humo pero que los equipos de socorro «no están autorizados a entrar en el recinto del consulado».
«Acción escandalosa e injustificada»
China tiene cinco consulados en Estados Unidos. El de Houston, en Texas, fue el primero abierto en 1979, el año del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.
Tiene 900.000 ciudadanos chinos inscritos en sus registros.
El cierre «es una provocación política (…) que viola gravemente el derecho internacional», denunció un portavoz de la diplomacia china, Wang Wenbin.
«China condena esta decisión escandalosa e injustificada», añadió el portavoz, y amenazó a Washington con «represalias».
Además de una embajada en Pekín, Estados Unidos tiene cinco consulados en China continental y una representación en Hong Kong.
El Global Times, el periódico chino de línea nacionalista, publicó el miércoles un sondeo en Twitter para pedir a los internautas extranjeros que elijan qué consulado estadounidense hay que cerrar en represalia.
Aunque parece no tener relación, la decisión de cerrar el consulado de Houston llega tras la inculpación en Estados Unidos de dos chinos acusados de ataques informáticos contra empresas que trabajan en buscar una vacuna contra el nuevo coronavirus.
El secretario estadounidense de Justicia anunció el martes la inculpación de Li Xiaoyu, de 34 años, y de Dong Jiazhi, de 33, «dos piratas informáticos chinos que trabajaban con el ministro chino de Seguridad de Estado».
Sin embargo no fueron detenidos y en principio están en China.
Pekín rechazó esas acusaciones.
«El gobierno chino es un ferviente defensor de la ciberseguridad y siempre se opuso a los ciberataques», dijo el portavoz de la diplomacia china, Wang Wenbin, que pidió a Estados Unidos «cesar de inmediato sus calumnias y su difamación».
En plena tensión con Washington, China advirtió por otra parte el miércoles a sus estudiantes en Estados Unidos, más de 300.000, del riesgo de «interrogatorios arbitrarios» por parte de la policía estadounidense.AFP