Estados Unidos nombró como su máximo representante diplomático en Cuba a Timothy Zúñiga-Brown, quien reemplazará a Mara Tekach, cuya gestión de dos años estuvo marcada por constantes episodios de tensión con el Gobierno de la isla.
“Esta es una transición de rutina, que ocurre regularmente en todos los puestos diplomáticos”, dijo el viernes 31 de julio por la noche, a la AFP, un portavoz del Departamento de Estado en Washington, quien aseguró que el arribo del diplomático ocurrirá “en los próximos días”.
Zúñiga-Brown, con 30 años de carrera, se desempeñaba hasta ahora como coordinador de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado.
“El Sr. Zúñiga-Brown continuará promoviendo los intereses y políticas de los Estados Unidos y apoyando las aspiraciones legítimas del pueblo cubano de prosperidad, libertad y un gobierno democrático que respete sus derechos humanos”, aseguró el portavoz.
Tras la restitución de relaciones plenas en 2015, Cuba envió a un embajador a Washington, mientras que la administración de Barack Obama no logró la aprobación del Congreso de su país para hacer lo mismo, y solo nombró a un encargado de negocios.
Mara Tekach, quien se despidió el viernes vía las redes sociales de la embajada, fue por dos años la encargada de negocios de la administración de Donald Trump en La Habana.
Durante la gestión del republicano, Washington revirtió los avances hacia Cuba logrados por Obama, recrudeció el embargo que aplican contra la isla desde 1962, y retiró a la mayoría de sus diplomáticos, alegando que fueron víctimas de algún tipo de ataque “sónico”.
El Departamento de Estado elogió la labor de Tekach por haber promovido “el respeto por los derechos humanos y la dignidad del pueblo cubano” y amplificado “las demandas de los disidentes, activistas, periodistas independientes y la comunidad religiosa, que defiende sus derechos a vivir, asociarse y adorar libremente”.
El apoyo de Tekach a activistas y opositores que buscan un cambio de gobierno en la isla fue considerado por Cuba como “una clara intromisión provocadora en los asuntos internos”. A través de los medios estatales, la acusaron de “instigar a la violencia y a la perturbación del orden”.