Días después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresara su intención de comprar Groenlandia a Dinamarca, idea que Copenhague tachó de absurda, Washington ha anunciado que planea abrir un consulado en la isla por primera vez en más de seis décadas, informa AP.
El Departamento del Estado ha enviado una carta al Congreso de EE.UU. sobre el restablecimiento del consulado en la ciudad de Nuuk como parte de un plan más amplio para aumentar la presencia del país en el Ártico. EE.UU. «tiene interés estratégico en mejorar las relaciones políticas, económicas y comerciales en toda la región de Ártico», reza el texto de la carta.
Un consulado estadounidense en la isla será «un componente crítico de nuestros esfuerzos para aumentar la presencia de los Estados Unidos en el Ártico y serviría como una plataforma eficaz para promover los intereses de EE.UU. en Groenlandia», explica el texto.
Asimismo, el Departamento de Estado ha comunicado que ya ha asignado a un funcionario que trabaja en la Embajada de EE.UU. en Copenhague para que encabece el consulado. También se planea contratar a personal local en Groenlandia para el otoño. Se prevé que siete personas trabajen en consulado en 2020.
EE.UU. abrió un consulado en Groenlandia en 1940 después de la ocupación nazi de Dinamarca y lo cerró en 1953.
Tras conocer la propuesta de Trump de comprar Groenlandia —que pertenece a Dinamarca pero disfruta de amplios derechos de autonomía—, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, tachó la idea de «absurda» y recalcó que la isla «no está en venta».
En respuesta, el mandatario norteamericano pospuso su reunión con la primera ministra, prevista para septiembre, además de calificar de «grosera» y «poco amable» la forma en que Frederiksen rechazó públicamente su propuesta.
Sin embargo, dos días después de criticar a la primera ministra danesa, Trump le dedicó este viernes palabras elogiosas. Durante una rueda de prensa ofrecida en la Casa Blanca antes de partir a la cumbre del G7 en Francia, el mandatario dijo que tuvo una «gran conversación» con la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, que describió como una «mujer maravillosa».