Un total de ocho provincias ecuatorianas iniciaron el viernes bajo estado de excepción con el propósito de frenar el sostenido aumento de los casos de coronavirus que mantienen saturados los hospitales de las ciudades más pobladas de este país, como Quito y Guayaquil.
El decreto, suscrito por el presidente Lenín Moreno, implica restricciones de movilidad y un toque de queda entre el 2 y 9 de abril de las 20.00 horas a las 05.000 de la mañana y rige en las provincias de Pichincha, la más azotada por la pandemia, Guayas, Manabí, Azuay, Loja, Santo Domingo de los Tsáchilas, Esmeraldas y El Oro.
También está prohibido cualquier espectáculo público, concentraciones masivas y exige la suspensión total de las actividades laborales presenciales de los empleados públicos, la actividades de bares, restaurantes y discotecas, además de la venta de bebidas alcohólicas.
La disposición del gobierno se produce cuando el país inició el feriado de Semana Santa, que usualmente era aprovechado para la movilización de miles de personas a la playa o al interior del país, las que ahora tendrán que quedarse recluidas en sus casas debido a la restricción de movilización vehicular.
Las tradicionales procesiones, que congregaban a cientos de miles de personas, las misas y otros actos religiosos fueron suspendidos por segundo año consecutivo debido a la pandemia, y se limitaron al sobrevuelo de la imagen de Jesús del Gran Poder, en Quito, y del Cristo del Consuelo, en Guayaquil, mientras otros actos de fe eran transmitidos por radio y televisión.
Desde el inicio de la pandemia, a finales de febrero del año pasado, Ecuador ha registrado 332.038 contagiados y 16.910 fallecidos por el coronavirus. AP