El 20 de enero de 2016, el notario Raúl Altón Garza fue encontrado muerto y enterrado en el patio de su casa. Había desaparecido cuatro días antes; fue su esposa, Rosa Nelly Luna Cisneros, quien encontró el cadáver.
La mujer llamó a las autoridades y reveló que el cuerpo de su esposo estaba en el patio. La versión que dio fue que hombres desconocidos entraron a su casa y asesinaron a Raúl, aunque no dio información sobre alguna amenaza.
Una semana después fue vinculada a proceso por ser la principal sospechosa del homicidio y por presuntamente haber ocultado información. Desde ese entonces estuvo recluida en el centro penitenciario de Saltillo bajo prisión preventiva.
Alton Garza era un prestigioso notario de Monclova, trabajó para los gobernadores locales, y según dijeron en algún momento los abogados de la imputada, hasta se dedicaba a realizar toda clase de «favores fuertes» a la clase política. Su vida personal era un tanto más oscura; la investigación de las autoridades señala que Rosa Nelly y él estaban separados por constantes pleitos. Antes de su muerte, la pareja estaba en proceso de reconciliación
Lo último que se supo es que Rosa le había pedido ir a su casa para que viera a su hijo y comieran pizza juntos. Después desapareció.
Una vez abierta la carpeta de investigación se inició el proceso contra Nelly. Durante la comparecencia de los testigos, científicos de la Fiscalía General del Estado revelaron que la víctima fue sedada con benzodiacepinas y que había recibido más de 20 golpes en la cabeza y cuerpo. Luego de la paliza, fue enterrado en el patio de la casa.
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Raúl tenía hematomas en la cabeza, nariz, cuello, brazos, abdomen, pene y muslos. Las contusiones más severas se ubicaron en la cabeza y en la nuca. Por los moretones se determinó que la víctima tenía entre 24 y 48 horas de fallecido en el momento de la necropsia.
Mientras el juicio se llevaba a cabo, personas allegadas al notario declararon ante el juez que era una esposa celosa que amenazaba a las mujeres que llegaban a tener algún vínculo con su esposo.
Una testigo dijo bajo juramento que gracias a una amiga, se había enterado que Nelly la estaba buscando para agredirla físicamente. Presuntamente, le quería dar toques con un aparato de descargas eléctricas. Esto levantó aún más las sospechas en contra de la esposa, pues los policías encontraron un artefacto de ese tipo enterrado en el mismo patio donde hallaron el cadáver de Raúl.
La testigo aseguró que la relación con el notario era estrictamente profesional, pero aún así su esposa sentía celos. Otra testigo, trabajadora de la notaría pública donde la víctima ejercía, aseguró que éste constantemente le contaba sus problemas familiares y que vivía con temor por los celos de su esposa, por eso cuando desapareció pensó inmediatamente en Nelly.
María Antonieta Garza, madre del fallecido, dijo que antes de la muerte de su hijo ya tenía un mal presentimiento, pues en diferentes ocasiones había sido amenazado de muerte por su esposa, quien había demostrado ser una persona violenta.
Todo los indicios llevaron a las autoridades a pensar que se trató de un crimen pasional, sin embargo, la acusada y sus abogados han asegurado en todos estos años que ella es inocente.
La mujer fue sentencia a 35 años de prisión por el homicidio de su marido. Sin embargo, sus abogados apelaron la sentencia esperando probar su inocencia. Sin embargo, este martes un tribunal de Coahuila ratificó la sentencia.