El dique minero que se rompió el viernes en el sudeste de Brasil tenía 86 metros de altura, una capacidad de contención de 12 millones de metros cúbicos y había sido considerado seguro por dos inspecciones recientes, según datos de Vale, la empresa propietaria.
El Dique I de la mina Córrego de Feijão, situada en el municipio de Brumadinho (Minas Gerais), no recibía nuevo material desde hacía tres años y se hallaba en proceso de desmantelamiento. Había sido construido en 1976 por la empresa Ferteco Mineração, adquirida por Vale en abril de 2001.
Aún se ignoran las causas del accidente, que hasta este sábado ha dejado 9 muertos y unos 300 desaparecidos, con posibilidades “mínimas” de ser encontrados con vida, de acuerdo con las autoridades.
Según el presidente de Vale, Fábio Schvartsman, una auditoría certificó la seguridad de la represa el 10 de enero de este año. Y una empresa alemana, TÜV SÜD, garantizó su estabilidad en septiembre de 2018.
Contactada en Berlín, TÜV SÜD confirmó haber realizado esa inspección, señalando que “según los elementos en su conocimiento hasta el momento, no se constató ningún defecto”.
La mina tenía tres diques de residuos de la producción de mineral de hierro, principalmente sílice, la tierra separada del mineral durante el proceso de extracción.
El volumen de lodo que sepultó las inmediaciones de la mina es bastante inferior a los cerca de 50 millones de metros cúbicos liberados por la ruptura en noviembre de 2015 del dique del Fundao, en el municipio de Mariana, a unos 120 km de Brumadinho.
Esa catástrofe dejó 19 muertos, un balance que según todo indica será muy inferior al que se produjo el viernes. Su impacto ambiental fue, en cambio, devastador, dado que la corriente de residuos llegó hasta el mar a lo largo del Río Doce, surcando dos estados brasileños.
El dique de Fundao pertenecía a Samarco, una empresa controlada por Vale y la anglo-australiana BHP Billiton.
Tragedias mineras comparables a las que golpearon a Brasil el viernes y en 2015 son raras. En septiembre de 2008, en China, un deslizamiento de lodo y rocas de una mina de hierro ilegal cubrió la localidad de Taoshi en la provincia de Shanxi, matando al menos a 262 personas. En febrero de 1994, en Sudáfrica, la falla de una represa en una mina de oro causó 17 muertes.